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Abuso de ansiolíticos: ¿cuáles son los más comunes y qué riesgos conlleva su consumo?

12/09/2020: NOTICIAS.

Tomar medicamentos sin la prescripción de un profesional de la salud es una práctica más extendida de lo que sería deseable. Por ejemplo, el abuso de los ansiolíticos, uno de los fármacos autosuministrados más frecuentes, puede convertirse en crónico y compulsivo, algo que dificulta su abandono por muy claras que sean ya las consecuencias negativas. Para prevenir los graves peligros asociados a estas acciones, la identificación precoz de las mismas y la intervención temprana suelen resultar esenciales.

Cuáles son las variedades más comunes

Los ansiolíticos y sedantes, como el alprazolam y el diazepam se usan para tratar casos de ansiedad y otros hipnóticos, como el zolpidem, para combatir trastornos asociados con el sueño. Por su parte, un fármaco que se creía en desuso como la levomepromazina, más conocida como Sinogan por una de las marcas que la comercializan, parece haber resurgido durante los últimos años pese a sus efectos secundarios.

1. Diazepam

Marcas comerciales: Aneurol, Ansium, Gobanal, Pacium, Stesolid, Tepazepan, Tropargal Valium. Perteneciente a la familia de las benzodiacepinas, el diazepam también es empleado para controlar la agitación causada por la abstinencia de alcohol o calmar los espasmos musculares ocasionados por determinados trastornos neurológicos como la parálisis cerebral, la paraplejia, la atetosis y el síndrome de hombre rígido. Su éxito se basa en la mitigación de la sobreactividad anormal en el cerebro.

2. Alprazolam

Marcas comerciales: Xanax, Niravam, Trankimazin TafilOtra variedad de benzodiacepina es el alprazolam, recetado en ocasiones para atenuar los ataques de pánico. Actúa de la misma forma, es decir, disminuyendo la excitación inusual del cerebro y, como en el anterior caso, no se debe consumir más de dos semanas, salvo en pacientes con psicopatología grave, cuyo evolución habrá de ser supervisada por un facultativo.

3. Zolpidem

Marcas comerciales: Ambien, Edluar, Intermezzo y Zolpimist. Englobado dentro de los medicamentos sedativo-hipnóticos, el zolpidem se utiliza para tratar el insomnio, ya consista en la dificultad para conciliar el sueño o en la de mantenerlo a lo largo de los periodos recomendados. Lo consigue ralentizando la actividad cerebral, un estado más favorable a la hora de dormir.

4. Levomepromazina

Marcas comerciales: SinoganEl Sinogan es, por su parte, un antipsicótico de efecto sedante, sintetizado hace varias décadas para tratar la esquizofrenia y la psicosis. Hoy en día se considera un medicamento superado, por lo que los psiquiatras prescriben otros de segunda generación con efectos secundarios más suaves y que se toleran mejor. Alternativamente, la levomepromazina se ha venido recetando para combatir casos de insomnio grave, debido a su potente efecto sedante, o en pacientes con trastorno bipolar con el objetivo de controlar los episodios de delirio y agitación que sufren habitualmente.

Ansiolíticos para el sueño
Algunos ansiolíticos se utilizan para tratar los trastornos del sueño | Fuente: Pixabay

Efectos perjudiciales del abuso de ansiolíticos

Excederse en el consumo de estas sustancias puede pasar factura a nuestra salud y provocarnos:

  • Somnolencia
  • Confusión
  • Inestabilidad al caminar
  • Habla incomprensible
  • Incapacidad para concentrarnos
  • Mareos
  • Problemas con la memoria
  • Respiración lenta

Si a estos riesgos les sumamos las altas probabilidades de que nuestra conducta se vea alterada, llevándonos a cometer actos ilícitos o a caer en posturas extremas, los estragos sobre el buen devenir de nuestra vida empiezan a hacerse patentes. Tanto los adolescentes como los adultos que abusan de estos medicamentos, informa la Clínica Mayo, responden generalmente a diversas motivaciones como:

  • Sentirse bien o sencillamente drogarse
  • Relajarse o aliviar tensiones
  • Reducir el apetito o aumentar el estado de alerta
  • Experimentar los efectos mentales que causa el fármaco
  • Mantener una adicción y prevenir la abstinencia
  • Ser aceptados por los pares o socializar
  • Intentar mejorar la concentración y el desempeño académico o laboral

Por mucho que podamos sentirnos avergonzados por haber caído en el abuso de ansiolíticos, los expertos de la conocida institución sanitaria recomiendan que acudamos en busca de ayuda médica. Desde allí se ocuparán de ayudarnos y no de juzgarnos, una misión que será más fácil cuanta mayor sea la anticipación y menor la adicción desarrollada.

Tratamiento del consumo de ansiolíticos
Si se trata con anticipación, es más fácil controlar la adicción a los ansiolíticos | Fuente: Pikist

La adicción, un peligro muy real en la actualidad

La automedicación, afirma el director de Farmacología Clínica de la Universidad de Navarra, José Ramón Azanza, conlleva un problema, que “la persona que lo hace desconoce el riesgo y, además, no sabe interpretarlo pese a que esté en el prospecto”. Explica, por otra parte, que “los ansiolíticos se toman mucho porque una persona no puede afrontar problemas de la vida ya sea porque no tiene tiempo, no sabe cómo hacerlo o ni siquiera se da cuenta de qué le está generando esa ansiedad”.

Lejos de conseguir mejorar la situación, advierte este doctor especializado en medicamentos, muchas veces no logran llegar al origen de lo que provoca la alteración de nuestras emociones ni, por tanto, curarnos. Y lo peor es que, cuando queramos dejar de consumirlos, podemos ser ya presas de un estado de adicción que dificulte su abandono.

Según concluye el doctor Azanza, un uso esporádico ante un desencadenante externo, como puede ser por ejemplo la pérdida de un familiar, no tiene por qué conllevar consecuencias graves. Sin embargo, si el origen del inicio de la automedicación no está tan claro, nos exponemos a que su empleo pueda prolongarse más de lo conveniente.

Fuente: El Mundo

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