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Pistas que revelan tu riesgo de alcoholismo

Las mujeres toleran peor el alcohol y algunas personas son más propensas a un patrón de consumo abusivo.

NOTICIAS: 06.01.2021

El alcohol está muy presente en la sociedad; todo evento que se precie se riega con un buen vino, cerveza o lo que se tercie. Además, la idea de la copita diaria beneficiosa para el corazón sigue muy vigente en la población, a pesar de que médicos y nutricionistas llevan años desmintiendo el mito del consumo saludable de alcohol. Es cierto que la ingestión de cantidades pequeñas y de forma esporádica puede ser segura, pero algunas personas son más vulnerables a sus efectos y lo que se considera una dosis reducida tiende a ser, en muchos casos, un exceso. ¿Dónde está el límite entre el consumo de alcohol relativamente seguro y el que entraña riesgos? Y, lo que es más importante, ¿cómo se puede saber cuándo alguien está poniendo en grave peligro su salud y se dirige al alcoholismo?

Hugo López, médico especialista en Psiquiatría de la Unidad de Conductas Adictivas del Hospital Clínico de Barcelona y vicepresidente segundo de la Sociedad Científica Española de Estudios sobre el Alcohol, el Alcoholismo y otras Toxicomanías (Socidrogalcohol), alude a las encuestas que señalan que en torno al 70-75% de la población ha consumido alguna cantidad de alcohol a lo largo del último año. “Eso quiere decir que hay un 25% que no bebe alcohol para nada”, resalta.

Consumo de alcohol considerado de riesgo

Dentro de ese 75% de personas que sí lo toman en algún momento, se calcula que entre el 10 y el 20%, dependiendo de las encuestas, ponen en riesgo su salud por su patrón de consumo de alcohol.

Ese riesgo empieza a aumentar a partir de las siguientes cantidades:

  • Dos unidades de bebida estándar al día en hombres.

  • Una unidad de bebida estándar al día en mujeres.

Una unidad de bebida estándar son 10 gramos de alcohol, que es la cantidad que contiene, aproximadamente, una copa de vino (de unos 100 mililitros) o una caña de cerveza. “Un hombre que beba más de dos copas de vino o más de dos cervezas al día ya está poniendo en riesgo su salud”, asevera López, quien puntualiza que no tiene por qué existir un alcoholismo o enfermedades derivadas del consumo de alcohol. Lo que sucede es que aumenta el riesgo de padecer diversas dolencias, como patologías cardiovasculares o cáncer, tal y como sucede cuando se incrementa el consumo de azúcar o, con mayor motivo, cuando se fuma. En definitiva, se trata de un tóxico.

Señales de que puedes tener un problema con el alcohol

Dentro de ese 10-20% de bebedores que ponen en riesgo -en mayor o menor medida- su salud, se calcula que un 1-2% tiene un problema con el alcohol, que puede ser leve- moderado (personas que han tenido problemas legales por conducir bajo los efectos del alcohol, con conflictos familiares o que han perdido el trabajo por culpa del alcohol), o grave, que es cuando ya se puede hablar de una adicción o alcoholismo. No se llega a este punto de la noche a la mañana, sino que suele haber una progresión, que además viene marcada por la mayor o menor vulnerabilidad de cada persona. Miguel Ángel Harto, psiquiatra de la Unidad de Desintoxicación y Patología Dual de Vithas Aguas Vivas y de Ivane Salud, en Valencia, expone los principales factores que llevan a que algunas personas sean capaces de mantener un consumo controlado de alcohol, mientras que otras acaban desarrollando una dependencia:

  • Predisposición genética familiar. Si alguien de la familia ha tenido problemas con el alcohol, la probabilidad de tener un consumo problemático aumenta.

  • El sexo. “Sabemos que las mujeres, por su fisiología y mecanismos enzimáticos, toleran y absorben de forma distinta el alcohol, que les hace más efecto”, reseña Harto.

  • La edad de inicio del consumo. No es lo mismo consumir a diario en la adolescencia o la juventud que en personas de más edad.

  • La cantidad y la frecuencia del consumo.

  • Algunas personas introvertidas o con problemas de estrés. “A veces, las personas que no suelen comentar sus problemas o acumulan mucho estrés tienen mecanismos de afrontamiento o de manejo de las situaciones estresantes poco adaptativos”, relata Harto. “Son personas más propensas a buscar vías de escape o formas de calmar el malestar a través del consumo de una sustancia, como el alcohol”.

  •  El paro, los problemas económicos y las situaciones sociales adversas también pueden conferir una mayor vulnerabilidad al abuso del alcohol.

Cuando la cantidad y la frecuencia del consumo aumenta y el alcohol está cada vez más presente en la vida de una persona, es hora de plantearse si existe un problema. Los expertos aportan las pistas que pueden determinar que alguien está aproximándose a la adicción o la dependencia:

Bebedores diarios

López lanza una reflexión que considera importante: “Si bebes alcohol a diario o no todos los días, pero cuando lo haces bebes en cantidades importantes para intoxicarte, pregúntate sobre tu consumo”. Y la pregunta que hay que hacerse es la siguiente: “Plantéate si ese consumo de alcohol es realmente lo que quieres o es una costumbre que puedes eliminar. Si tienes dudas sobre si es saludable o se te está empezando a ir de las manos, lo que yo recomiendo es ir a atención primaria porque los médicos de familia están muy entrenados para ayudar a las personas que tienen problemas con el alcohol”.

Escucha a tus familiares y amigos

El vicepresidente de Socidrogalcohol apunta otra señal de alerta nada desdeñable: cuando los familiares o amigos comentan a una persona que está consumiendo demasiado alcohol. “Si a alguien de tu entorno le preocupa lo que bebes, probablemente no esté exagerando porque, en general, la gente tiende a minimizar lo relacionado con el alcohol”. Al fin y al cabo, el consumo de alcohol no está mal visto socialmente, sino todo lo contrario.

Bebedores empedernidos en fiestas

Beber un poco más de la cuenta en ocasiones especiales está a la orden del día y se considera, incluso, normal. Pero Harto advierte de cuándo puede empezar a considerarse, además de un consumo de riesgo, una señal de alerta de que alguien ya no controla bien lo que bebe: “Son aquellas personas con las que vas de fiesta, empiezan a consumir y ves que necesitan beber cantidades de alcohol cada vez más grandes o con una impulsividad mucho mayor para conseguir intoxicarse o colocarse”.

Bebedores solitarios

Siempre se ha dicho que beber en solitario supone un salto cualitativo en el camino hacia el alcoholismo, y es cierto. La gente que bebe a solas en casa o en un bar tiene muchas más papeletas para desarrollar una dependencia.

Horarios y circunstancias raras

Tampoco constituye un buen signo beber en circunstancias en las que no toca, como a primera hora de la mañana.

Ojo con la tolerancia al alcohol

La tolerancia es otra señal de que el consumo se está desbocando. Es el fenómeno que hace que una persona necesite beber cada vez más para conseguir el mismo efecto. “Al final, el cuerpo se acostumbra y alguien que antes conseguía intoxicarse un poco con una o dos cervezas y se desinhibía, al final precisa mucha más cantidad para lograr llegar a ese punto”.

Síntomas de abstinencia

Con el aumento del consumo de alcohol pueden surgir, en algún momento, síntomas relacionados con la abstinencia. Temblores, náuseas, malestar, cambios bruscos de humor… El consumo problemático también puede manifestarse a través de dificultades sociales, discusiones familiares, problemas laborales o legales. “Ahí estamos ya ante casos bastante más complicados y graves”, recalca Harto.

Perfil de la persona que llega al alcoholismo

¿Cómo se llega al alcoholismo? López señala que, “de forma reduccionista”, se pueden considerar dos perfiles. El primero sería el de “una persona con problemas sociales, de salud mental, antecedentes genéticos y un alcoholismo grave desde un primer momento”. En general, se trata de individuos que comienzan a tener problemas desde muy jóvenes, a los 20 años de edad “o incluso antes”.

El segundo perfil típico sería el de “una persona que durante muchos años de su vida bebe alcohol de forma regular y, al final, llega un momento en que se descontrola y acaba desarrollando una dependencia con 40 o 50 años”. El experto aclara que, en realidad, las situaciones por las que se llega al alcoholismo son muy diversas y puede haber “tantos casos como pacientes”.

Fuente: Cuidate Plus

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