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Supervivientes más allá de las drogas

22 julio, 2020 |  |

Plantas como el opio o el cannabis, hoy incorporadas a la farmacología moderna, han sido, desde hace siglos, la base de los medicamentos que preparaban las mujeres conocidas como ‘metzineres’ (“hechiceras”, en castellano). Con remedios y venenos, las ‘metzineres’ identificaban las propiedades de las plantas, un conocimiento que en la Edad Media las hacía sospechosas de brujería, y a menudo las condenaba a morir quemadas en la hoguera. Herederas de una tradición en el uso de sustancias, las activistas de Metzineres resignifican este término y lo aplican al estigma que continúan sufriendo las mujeres que utilizan drogas, explica Aura Roig, una de las impulsoras de la organización en el barrio del Raval de Barcelona.

Quienes ahora se reivindican como “hechiceras” contemporáneas tienen un rasgo en común: son mujeres y personas de género disidente que utilizan drogas y han sobrevivido a diferentes tipos de violencias. “Hablamos de violencias, no solo en el ámbito de la pareja, sino también violencias institucionales, como el intrusismo en los servicios sociales o de salud, o la criminalización en el sistema judicial, policial o penitenciario”, dice Roig. Según los datos de Metzineres, basados en conversaciones con las 250 mujeres que hoy son parte de la organización, alrededor del 70 por ciento de ellas se considera sin hogar, más del 50 por ciento ha recibido algún diagnóstico de salud mental, y la mitad ha sufrido situaciones de violencia durante su infancia.

“Las múltiples situaciones de vulnerabilidad interactúan de manera particular en cada una de ellas, y nos preguntábamos: ¿quiénes somos nosotras para decir que su problemas son las drogas?”, reflexiona Roig. Por eso, el enfoque de Metzineres busca poner en el centro el trauma que viven, y desde aquí comenzar a trabajar su autoestima y las atenciones que necesiten, sin juzgarlas ni etiquetarlas.

Violencia, supervivencia y resiliencia

Más que de violencia, las mujeres que forman parte de Metzineres hablan de lucha y de supervivencia. “Soy una luchadora que trata de recuperar su vida”, se presenta Karina, una modista migrada desde Polonia que recuerda que empezó a consumir heroína, influida por su expareja, como una forma de lidiar con la ansiedad que le provocaba la posibilidad de perder la custodia de sus hijos. Ahora hace más de un año que se encuentra en tratamiento con metadona, y se recupera de una operación de cervicales que la dejó con problemas de movilidad durante un tiempo. “Continúo intentando ir con la cabeza bien alta. Por mucho que me insulten, procuro ignorarlo aunque me haga daño. Sé quién soy, sé dónde puedo llegar y procuro ser yo, ser esta buena persona y evitar problemas”, enfatiza.

Karina valora el apoyo de Metzineres en cuestiones básicas que ofrece su local en el Raval, como ducharse, lavar la ropa o descansar un rato en un lugar seguro, y también agradece la orientación que recibe para conseguir casa o trabajo. Otras activistas destacan que en la entidad han encontrado reconocimiento entre sus compañeras y un espacio para empoderarse y recuperar la confianza.

“Una de las mejores cosas que me han pasado es la relación que se crea con las mujeres, que es casi como una familia. He encontrado confianza, escucha, apoyo. Hemos aprendido a no juzgarnos a nosotras mismas ni entre nosotras, hemos aprendido de sororidad en un espacio solo para mujeres donde me siento más segura y cómoda”, dice Chiara, de 31 años, que trabaja como coordinadora para la reducción de daños en mujeres que utilizan drogas. Esta tarea consiste, según explica, en proveer a las mujeres de información y materiales para hacer un consumo más seguro de sustancias, con herramientas limpias y no compartidas, para reducir los riesgos de sufrir una sobredosis, contraer enfermedades infecciosas o padecer daños más graves en su salud. Parte de este trabajo se desarrolla en la calle, donde Chiara visita a otras mujeres para ofrecerles información.

Un espacio dentro del barrio

Otras actividades de Metzineres se ofrecen en espacios abiertos del barrio del Raval, como el ágora Juan Andrés Benítez, un solar donde cada viernes las mujeres se afanan en preparar una paella para las vecinas. Mientras algunas acaban de fregar platos y cubiertos, otras empiezan a colocar las sillas en círculo para grabar su programa de radio. “Si las mujeres que utilizan drogas son percibidas como el problema del barrio, es difícil que quieran ser parte de la solución. Si las tratamos como vecinas, este sentimiento de pertenencia cambia muchísimo. Ahora ya no son vistas como aquellas mujeres problemáticas del barrio, sino que son vecinas que aportan y forman parte, que lideran iniciativas”, explica Roig.

Pero cuando empezaron a hablar de trabajar con mujeres que utilizan drogas en el Raval, las vecinas se mostraban recelosas. El foco policial y mediático aún planea sobre el barrio con un concepto insistente: los llamados “narcopisos”, a los cuales Roig prefiere referirse como “pisos de consumo”. “No los llamamos narcopisos, porque ahí no vemos narcos. Lo que vemos son personas que menudean y compran su dosis a través de trabajar en estos pisos. Creemos que los pisos no cumplen las condiciones higiénicas y de seguridad, los abusos y las violaciones son muy frecuentes, y la convivencia vecinal se hace complicada”, explica.

Guerra fracasada

Para Roig y sus compañeras, la respuesta policial frente a los pisos de consumo no ofrece alternativas de espacios seguros y tranquilos para consumir, sino que forma parte de la estrategia internacional de la llamada “guerra contra las drogas”. “Esta estrategia ha fracasado y es, en realidad, una guerra contra las personas que utilizan drogas, que ha servido para justificar el control de fronteras, mercancías y personas. Lo único que ha hecho ha sido dejar las sustancias en manos de personas que solo quieren beneficios económicos”, argumentan. Añaden que las mujeres usuarias de drogas han sido especialmente señaladas y criminalizadas, porque a ojos de las autoridades están rompiendo un doble pacto moral: toman drogas y no cumplen con lo que se espera de ellas como madres o cuidadoras.

Frente a estas visiones estereotipadas de mujeres y sustancias, Metzineres propone una perspectiva feminista interseccional, que tenga en cuenta las diferentes situaciones que enfrentan las mujeres, desde una horizontalidad que ponga en común sus diferentes saberes. La organización huye de la separación entre “técnicas” y “usuarias” de los servicios, ya que todas son activistas contra unas políticas públicas sobre drogas que aún son hijas del punitivismo.

Respuestas a la Covid-19

A escala internacional, Metzineres se ha articulado con organizaciones feministas y de personas que utilizan drogas, y durante las últimas semanas han compartido recomendaciones frente a la emergencia por la Covid-19. También han manifestado su preocupación por los peligros que puede implicar para las mujeres supervivientes de violencias la convivencia con agresores en situaciones de confinamiento, y han advertido de que las personas que fuman sustancias, quienes tienen enfermedades crónicas o tienen el sistema inmune deprimido enfrentan un riesgo más alto de padecer complicaciones graves derivadas del coronavirus.

Remarcan que la emergencia puede agravar la situación de aquellas mujeres diagnosticadas con trastornos de salud mental y las que viven con VIH, hepatitis o enfermedades de transmisión sexual, que pueden ver en peligro el acceso y la continuidad de sus tratamientos. Además, muchas de estas mujeres dependen de trabajos sin garantías laborales, como el trabajo sexual, la venta ambulante o el reciclaje de residuos, y se ven expuestas a la represión policial.

Metzineres pide a las administraciones que replanteen las acciones frente a la Covid-19 teniendo en cuenta las necesidades de las mujeres que usan drogas; garantizando sus derechos a la vivienda, la alimentación y la higiene; ofreciendo protección frente a las violencias machistas y aplicando medidas económicas para las personas que dependen del trabajo informal, entre otras propuestas.

Fuente: Pikaramagazine

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