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Un estudio revela que dos de cada tres jóvenes que apuestan son adictos

Imagen de archivo de una casa de apuestas - ISABEL PERMUY
Se ha detectado un aumento notable de «juegos peligrosos» desde el móvil y el ordenador durante los meses de confinamiento por el Covid-19

Una investigación del Consell Valencià de la Joventut (CVJ) y la Universitat de València (UV) alerta de que dos de cada tres jóvenes que apuestan tienen un problema real de adicción, además de detectar un aumento notable de «juegos peligrosos» como slots y casinos online o apuestas desde el móvil y el ordenador durante los meses de confinamiento por el Covid-19.

El 28% de los chicos menores de edad y el 7% de las chicas juega con frecuencia, es decir, de una a tres veces al mes o más. Para combatir esta lacra, piden que los jóvenes tengan alternativas de ocio reales porque «juegan por diversión» y que «las estructuras de precarización que hay detrás no pasen desapercibidas».

El estudio, presentado este miércoles en Les Corts, aborda las adicciones al juego entre los jóvenes valencianos en el marcode la reciente aprobación de la Ley del Juego de la Comunitat, con la intención de que sirva de apoyo para su desarrollo reglamentario. Parte de dos encuestas a 6.000 y 3.600 jóvenes de 15-17 y 18-30 años, respectivamente, y de entrevistas personales a unos 300 en entornos de juego, teniendo en cuenta que la valenciana es una de las autonomías con mayor oferta de juego.

Una de sus conclusiones más llamativas es que es «preocupante» que el perfil de jugador considerado de adicción de alto riesgo o riesgo extremo esté directamente relacionado con el juego online, un formato donde los jóvenes tienen más presencia. En todo caso, el investigador de la UV Mariano Chóliz ha remarcado que es necesario distinguir entre los videojuegos y los juegos de azar porque la adicción a los segundos es «mucho más grave».

De media, dos de cada tres personas menores de 30 años encuestadas a la salida de casas de juego afirmaban tener problemas de adicción, algo que el estudio achaca a que con el aumento de estas salas se ha disparado el juego patológico. «Las causas están subyacentes en la precarización de la juventud y las situaciones de malestar vital que afrontan por los recursos limitados de acompañamiento psicológico», ha expuesto la responsable de salud del CVJ, Elena Mañas.

En este escenario, su principal reivindicación es trabajar en políticas coordinadas entre las administraciones para acabar con la adicción y sus problemas derivados, con el apoyo de la nueva Ley del Juego que ven muy necesaria pero no todo lo restrictiva que podría ser al no acabar con las tragaperras en los bares.

«Alternativas sanas de ocio»

Como acciones concretas, los responsables del análisis piden que los jóvenes puedan acceder a alternativas de ocio públicas y de calidad que no supongan un riesgo para la salud, sobre todo en las zonas donde no hay tantos espacios para que se diviertan.«»Las casas de azar siempre son una opción», ha lamentado Mañas, para apuntar que «una de las motivaciones por las que se inician es por ganar dinero».

Esto supone, para el Consell de la Joventut, que hay una estructura de precarización juvenil detrás que lo está condicionando, ante lo que exige que «no pase desapercibida y tratar de acabar con ella», teniendo en cuenta que los jóvenes afrontan tasas de temporalidad del 92%, de paro del 28% y de inactividad del 46%: «Si lo que quieren es ganar dinero y emanciparse, buscan estas alternativas, hay que tenerlo en cuenta».

Pero el estudio también recoge que en torno al 25% de los jugadores se inician para «aliviar su malestar», lo que también puede estar relacionado con la cronificación de la pobreza entre los jóvenes y con la inestabilidad mental y la ansiedad que sufren por su futuro incierto.

Perfil mayoritario: chicos y apuestas deportivas

Por géneros, un 46,6% de los menores de edad encuestados reconoció jugar alguna vez frente al porcentaje del 13% entre las chicas, aunque en otros ámbitos como el bingo no se aprecian diferencias. Y por edades, la proporción de jugadores patológicos en edades comprendidas entre 18-30 años es de hasta unas 20 veces superior a la de la población de la juventud.

Los juegos online más frecuentes en el ocio de los menores, según el estudio, son las apuestas deportivas (22%), el póker online (3,7%), el casino online (3,3%) y otras apuestas desde dispositivos móviles (1%). A esto se suma que la inmensa mayoría de los menores que apuestan lo hacen en bares.

Las apuestas deportivas se posicionan así como el juego más frecuente entre los menores, de media entre una y tres veces al mes, con inicio en bares para acabar a salas especializadas, ante la ventaja de jugar en compañía y en un ambiente atractivo.

Entre los que juegan regularmente, tienen más problemas de adicción los usuarios de juegos privados como el bingo (30%), los juegos de casino (28,9%), el póker (28,5%) y tragaperras (26%). Eso sí, la mayor tasa de adicción juvenil entre jugadores regulares está en el juego online, tanto presencial como telemático, hasta un 52,6% en los slots o del 48,7% en el bingo.

Ante estas cifras, el proyecto llama a reforzar las medidas restrictivas a la apertura de estos locales y a no dejar que los mensajes publicitarios aleguen a la responsabilidad individual de los jóvenes. «El mensaje de jugar de manera responsable se ha mostrado ineficaz e insuficiente», ha recalcado la responsable de salud, a lo que el investigador ha agregado que «no tiene sentido que haya publicidad del juego» y ha recordado los anuncios de póker con deportistas conocidos cuando irrumpió el juego online de forma ilegal.

A la espera de ver los efectos del confinamiento porque «es un proceso largo» y ya se han reanudado las competiciones y apuestas deportivas, este estudio recuerda la importancia de poner el foco en la prevención y de que los padres se percaten si sus hijos están pasando por este problema. «Cuando alguien juega pierde dinero, está obsesionado con el juego, todo lo demás pierde interés, puede haber pequeños hurtos y, desde luego, afecta a la estabilidad emocional y a las relaciones», ha aseverado el profesor de Psicología.

Fuente: ABC

 

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