NOTICIAS: 10.06.2022
Los consumos de alcohol, drogas y otras sustancias en la población trabajadora son un tema de relevancia creciente en las estrategias empresariales actuales por las serias repercusiones que tienen tanto para las personas trabajadoras, como para las organizaciones en las que trabajan, afectando al normal desarrollo de la actividad empresarial. Además, generan daños considerables al provocar aumentos de la accidentabilidad, reclamaciones, indemnizaciones, enfermedad y mortalidad, con los consiguientes costes humanos y económicos.
Helena Morales de Labra.
Departamento de Empleo, Diversidad y Protección Social. CEOE.
MADRID. El abordaje de las adicciones a alcohol, drogas y otras sustancias por parte de las empresas con respecto a la población trabajadora es necesario, desde el punto de vista de la prevención de riesgos laborales, y conveniente, desde el de la responsabilidad social empresarial. En cualquier caso, las empresas requieren de una seguridad jurídica suficiente que les permita gestionar adecuadamente estas situaciones en los lugares de trabajo.
El consumo de alcohol y otras drogas presenta una alta prevalencia en nuestra sociedad y, por consiguiente, en la población trabajadora. No existen diferencias significativas entre la población trabajadora y la desempleada, tal y como se muestra en la Encuesta 2019/2020 sobre consumo de sustancias psicoactivas en el ámbito laboral en España[i], por lo que la asociación tradicional entre trabajo y consumo, no sería tan relevante como inicialmente se podría presumir.
Lo anterior no obsta a que el ámbito laboral sea un entorno adecuado para la realización de actuaciones preventivas en esta materia. Los consumos de alcohol, drogas y otras sustancias en la población trabajadora tienen serias repercusiones tanto para las personas trabajadoras, como para las organizaciones en las que trabajan por lo que son un tema de relevancia creciente en las estrategias empresariales actuales.
Ya en 1996, los datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) [ii]mostraban que entre el 15 y el 30% de los accidentes laborales ocurren a trabajadores que se encuentran bajo los efectos del alcohol y otras drogas, lo que muestra una relación causal entre consumo y accidentalidad, que hace necesario que, desde el punto de vista de la prevención de riesgos laborales, las empresas actúen en esta materia.
El impacto del consumo de sustancias adictivas en la seguridad y salud en el trabajo no se limita exclusivamente a las personas adictas, sino que también abarca a terceras personas. En determinados sectores, como, por ejemplo, el transporte o el sanitario, este riesgo se hace aún más visible.
En la actualidad, cualquier abordaje que se pretenda por una empresa en el ámbito laboral por lo que respecta a los consumos de alcohol y drogas se encuentra con un escollo inicial; los conflictos entre los deberes y derechos de las empresas y trabajadores.
Nuestra normativa no da una respuesta efectiva a las incertidumbres que se encuentran las empresas a la hora de gestionar estas situaciones en los lugares de trabajo, situación que debe revertirse con urgencia.
No existe a nivel de la Unión Europea normativa específica legal que trate el problema del consumo de sustancias adictivas en entornos laborales. Tampoco nuestra Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales de 1995, trata concretamente, ni regula los consumos de alcohol y otras drogas en el ámbito laboral. Este problema tan sólo ha sido abordado normativamente desde el punto de vista sectorial, en el transporte ferroviario. ejemplo que debería servir de referencia a otros sectores de actividad de similares características y problemáticas.
Este vacío legal podría ser cubierto por la negociación colectiva, donde sería conveniente abordar los temas relativos a los consumos del alcohol, drogas y otras sustancias y establecer protocolos de actuación e instrumentos para la identificación y control del consumo y la prevención de accidentes de trabajo derivados de los mismos.
Estos protocolos de actuación deberían conjugar actuaciones proactivas de las empresas en la prevención de estas conductas, con medidas reactivas y de apercibimiento que disuadan de este tipo de consumos en el entorno laboral.
Las razones que justifican estas intervenciones en el ámbito laboral superan el ámbito de la seguridad y salud en el trabajo, entrando en el de la responsabilidad social empresarial ya que las adicciones influyen, entre otros, en el rendimiento, la calidad de los procesos, la conflictividad, el clima laboral y el absentismo.
Los costes derivados del consumo de estas sustancias por la población trabajadora superan ampliamente los que puedan derivarse de los programas de prevención. siendo su implantación más beneficiosa para las empresas que la no intervención en esta materia.
Los problemas relacionados con el consumo de alcohol y de drogas pueden originarse por distintos factores de riesgo o concausas entre los que se pueden encontrar: factores personales, familiares o sociales, laborales, o bien por una combinación de varios de estos factores de riesgo.
Dado que los problemas relacionados con el alcohol y las drogas tienen un origen multicausal, todo abordaje que se haga del problema debe enfocarse desde distintos puntos de vista.
Asimismo, un adecuado abordaje debe incluir acciones enfocadas en los distintos momentos del proceso adictivo, incluyendo la prevención, asistencia, tratamiento y rehabilitación.
En primer término, sería conveniente disponer de un análisis de las adicciones en las empresas, para disponer de datos e indicadores de calidad y fiables, sobre los que cimentar la planificación.
En base a esta información, se deberían establecer programas de prevención de estos riesgos, que se enfoquen en la previsión de situaciones propensas al consumo, y en la prestación de asesoramiento y ayuda.
Estas actuaciones deben incluir información a los empleados sobre los efectos nocivos de las drogas mediante actuaciones de comunicación que aumenten la percepción del riesgo del consumo de alcohol y otras drogas.
Por los anteriormente mencionados efectos que estos consumos tienen en el ámbito de la prevención de riesgos laborales, otra vía de abordaje interesante en el ámbito laboral pasaría por mejorar la formación de los profesionales dedicados a la gestión de la seguridad y salud en el trabajo en materia de prevención y actuación frente a las adicciones en el ámbito laboral.
En cualquier caso, sería conveniente que las actuaciones a realizar se desarrollasen en el marco de un programa planificado por expertos en la materia, que fuera realista y adaptado a la empresa, a la plantilla, sector productivo, jornada laboral, etc
Asimismo, en la medida de lo posible, se debería procurar que las actuaciones a realizar contemplen la participación de los trabajadores, a través de sus representantes, para lograr la máxima implicación de la plantilla, en general, y de los trabajadores afectados, en particular.
Es especialmente relevante garantizar la confidencialidad en el tratamiento de la información, promoviendo entre las personas trabajadoras enfermas la solicitud de ayuda profesional, y, en la medida de lo posible, facilitar el acceso a la misma, asegurando la confidencialidad.
Finalmente, sería conveniente impulsar estrategias de colaboración con instituciones de la sociedad civil como colaboración pública-privada. Especialmente, con instituciones especializadas en el tratamiento y rehabilitación de estas adicciones tales como la Asociación Proyecto Hombre que pueden ser de gran ayuda a las empresas en sus estrategias de lucha contra los consumos de estas sustancias y las adicciones en los centros de trabajo.
Bibliografía:
[i] Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones. Encuesta 2019-2020 sobre consumo de sustancias psicoactivas en el ámbito laboral en España. Madrid: Ministerio de Sanidad; 2021. 74p.
[ii] Organización Internacional del Trabajo (1996) Tratamiento de cuestiones relacionadas con el alcohol y las drogas en el lugar de trabajo.
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