NOTICIAS: 01.09.2022
La presidenta de la Fundación Española del Aparato Digestivo insiste en que el único consumo saludable es cero y que «el alcohol se vuelve más tóxico con la edad
GALICIA. El alcohol es la sustancia psicoactiva más consumida y la edad de inicio se sitúa en 14 años, tanto en hombres como en mujeres. Entre el 2010 y el 2017 se estima que en España se produjeron una media de 15.489 muertes atribuibles a su ingesta anual, de las que el 55,7 % fueron prematuras. Su consumo supone un importante factor de riesgo ya no solo para la enfermedad, sino para la mortalidad. Para conocer la cantidad saludable, cómo recuperar el hígado y los efectos de esta bebida en el organismo hablamos con Marta Casado, presidenta de la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD) y hepatóloga en el Hospital Universitario Torrecárdenas (Almería). En la actualidad, está involucrada en varios ensayos clínicos internacionales como investigadora principal, y realiza proyectos de investigación en temas como la hepatitis C y la enfermedad por hígado graso no alcohólico (EHGNA)
—¿De qué forma daña el alcohol la salud digestiva?
—El alcohol es un potente tóxico para nuestro hígado, cuyo uso continuado condiciona un daño hepático progresivo que puede evolucionar a fibrosis hepática. Esa fibrosis hepática puede llevar, a su vez, a una pérdida de función del hígado, así como la muerte o la necesidad de un trasplante. Incluso a la aparición de un cáncer de hígado. El mayor daño del alcohol en nuestro organismo se produce en este órgano, pero además, produce gastritis, que es una inflamación del estómago, y aumenta el riesgo de cáncer de esófago, de estómago y de colon, entre otros.
—Varios documentos del Ministerio de Sanidad muestran que la práctica de binge drinking está cada vez más asentada, especialmente en los jóvenes que consumen combinados. ¿Qué perjuicio tiene esta conducta?
—Este tipo de práctica de consumo de alcohol, también conocida como consumo por atracón, consiste en ingerir la mayor cantidad de alcohol en el menor tiempo posible, cuyo objetivo es conseguir la embriaguez de forma más rápida. Se trata de una conducta que en la actualidad está favorecida por el fenómeno del botellón, muy extendido entre los jóvenes y adolescentes. Esta ingesta tiene consecuencias y problemas. En primer lugar, la elevada ingesta de alcohol en poco tiempo puede causar lesiones gástricas, hepáticas, vasculares y además es un factor de riesgo para el desarrollo de problemas futuros con la bebida. Esto tiene efectos a corto y a largo plazo. Es indudable que el alcohol es una droga, al principio podemos sentir euforia, pero luego poco a poco, nuestro organismo va más despacio y al final puede causar un coma etílico y una parada cardiorrespiratoria. Pero además, este tipo de consumo favorece que se den comportamientos de riesgo como son los relacionados con accidentes de tráfico, abusos sexuales, conductas violentas, la mezcla con otras sustancias o incluso relaciones sexuales de riesgo sin la protección adecuada. A mayores, puede afectar directamente a la salud a largo plazo en cuanto a su desarrollo cerebral o daño hepático.
—Digamos que una persona consume alcohol pero no se le diagnostica alcoholismo, aunque tiene un consumo elevado. ¿Qué cambios se producen a medida que pasan los días en su organismo?
—Es indudable que dejar de consumir alcohol es tremendamente ventajoso tanto para nuestra vida como para nuestra salud. Los beneficios de dejar de consumir cantidades elevadas de alcohol son inmediatos y se traducen en una mayor capacidad de concentración, un mejor rendimiento laboral, una mejoría de las relaciones personales y familiares, así como una desaparición de los síntomas relacionados con problemas digestivos o trastornos del sueño. En concreto, el hígado es un órgano tremendamente agradecido a la abstinencia del consumo de alcohol. En fases tempranas del daño hepático inducido por esta bebida, después de tres meses de abstinencia, el hígado vuelve a la normalidad. Pero incluso en fases más avanzadas de la enfermedad, cuando son irreversibles como sucede con la fibrosis hepática, dejar de beber no solo es el mejor tratamiento, sino que se asocia con un mejor pronóstico, una menor tasa de complicaciones asociadas y una mayor supervivencia.
—Cuando los médicos hablan de consumo de alcohol excesivo, ¿a qué se refieren?
—El consumo de alcohol excesivo no depende del tipo de bebida que se consuma, sino de los gramos de alcohol consumidos y de la frecuencia con la que se haga. Los médicos hablamos de una unidad que se llama unidad de bebida estándar, y equivale a diez gramos de alcohol. Podríamos decir que una cerveza, o un vaso de vino equivale a una unidad de bebida estándar, y un combinado, a dos. Entonces, consideramos excesivo un consumo de más de dos unidades de bebida estándar al día en las mujeres, y cuatro o más en los varones.
—Claro, ¿y existe una cantidad segura de alcohol?
—No, la cantidad más saludable de consumo de alcohol es cero. Cada vez son más los estudios que demuestran que ningún consumo de alcohol es bueno para la salud y muchísimo menos para cualquier paciente que tenga alguna lesión hepática. Como dije, existe una ingesta que los médicos consideramos excesiva, pero una cantidad segura de alcohol no existe.
—¿Existe alguna bebida alcohólica que sea mejor que otra? Me refiero a un combinado, a una cerveza o a una copa de vino.
—No, no hay ningún alcohol que sea mejor que otro. Como he comentado anteriormente lo importante es el número de gramos consumidos. En otras palabras, cada bebida alcohólica tiene una cantidad de gramos de alcohol. Por ejemplo. la cerveza tiene menos que los combinados, pero lo importante es sumar los grados consumidos y eso depende de la cantidad ingerida. Obviamente, cuantos menos grados mejor, pero hay que valorar cuánta cantidad se bebe.
—¿El alcohol afecta también a la microbiota? Un estudio publicado en la revista Behavioural Brain Research demostró su influencia y la reducción de la diversidad de bacterias en el intestino.
—Sí. Hay estudios recientes que pusieron de manifiesto que el alcohol puede alterar la permeabilidad intestinal y además, la composición de nuestra microbiota ocasionando un importante desequilibrio entre las bacterias intestinales. Ello puede condicionar una afectación del cerebro, y de nuestro comportamiento.
—A menudo se dice que el alcohol sienta peor a medida que envejecemos. De hecho, lo que comúnmente se conoce como resaca tiende a durar más con el paso de los años. ¿Por qué sucede esto? Lo pregunto sobre todo para saber si el metabolismo, la función hepática, la hidratación o las enfermedades digestivas van a más con la edad, y por lo tanto, el efecto del alcohol es mayor.
—Hay algo de cierto en todo esto. Es verdad que el alcohol se vuelve más tóxico con la edad, y además los años reducen la tolerancia del organismo al alcohol. Esto está relacionado con que a medida que envejecemos perdemos masa muscular, y tenemos habitualmente menos agua en el cuerpo lo que hace que una persona mayor que bebe la misma cantidad de alcohol que una joven, o la misma cantidad que bebíamos hace años, tenga una concentración más alta de alcohol en sangre. A esto se añade que los adultos mayores también procesan el alcohol de forma más lenta.
—Otro mito. La creencia popular atribuye beneficios digestivos a ciertas bebidas alcohólicas. Dudo de esta afirmación. ¿Tiene algo de verdad?
—La verdad que no. Es cierto que algunos estudios han afirmado que tomar una bebida al día tiene algunos beneficios para la salud, por ejemplo, menos riesgo de enfermedades cardíacas y una vida más larga. Pero esto es muy discutible. Es importante saber que ingerir alcohol de forma ocasional puede no ser perjudicial, pero nunca es terapéutico.
—¿Hay forma de recuperar un hígado dañado por el alcohol después de una ingesta abundante? Pienso en por ejemplo cuidarse un lunes después de un fin de semana de excesos
—La verdad es que no. La forma más fácil y mejor de recuperar un hígado dañado por el alcohol después de una ingesta abundante es con la abstinencia, dejando de beber. Porque con las afectaciones hepáticas leves revierte perfectamente cuando uno deja de beber, y además, en lesiones graves el pronóstico de la enfermedad. Es por ello, que la base del tratamiento de cualquier enfermedad hepática, sea de la gravedad que sea y que esté inducida por su consumo, es dejar de beber.
—Ya por último, ¿es cierto que debemos pasar tres días sin alcohol para que el hígado se recupere?
—Primero debe quedar claro que la cantidad más saludable de alcohol es cero. Pero es cierto que los hepatólogos creemos que esta recomendación es poco realista para la mayoría de la población. En el Congreso Internacional de Hígado, que reunió a los mejores expertos del mundo en la materia hace unos tres meses en Londres, se decidió lanzar un mensaje para cuidar el hígado en las personas que beben. Se dijo que en el grupo de población que no está dispuesto a dejar por completo la bebida alcohólica, al menos se recomienda tres días seguidos a la semana sin probarla. Entendemos que durante esos días el órgano tiene capacidad de recuperarse. Esta advertencia no debe ser algo aislado, sino que tiene que venir acompañada de ejercicio con moderación y con una buena alimentación.
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