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Las cárceles de Lugo, en guardia: «Están entrando drogas de diseño que pueden llevar a la muerte a los presos»

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Miembros de la Asociación Profesional de Funcionarios de Prisiones, este fin de semana, en el congreso celebrado en León. Entre ellos -el segundo desde la derecha-, Toño Rigueira, funcionario de Monterroso. CEDIDA

NOTICIAS: 26.10.2025

André Siso ZapataAndré S. Zapata
LUGO / LA VOZ

 

 

En Monterroso se detectó esta semana la entrada de «spice» camuflado y han tenido casos de intoxicaciones por fentanilo

Las prisiones tienen el deber de impedir que aquellos que estén reclusos en su interior salgan de allí, pero también de que sustancias y objetos peligrosos no accedan bajo ningún concepto. Es por eso que, al igual que le ocurre a la policía con los delincuentes a los que persigue, los funcionarios de prisiones deben formarse continuamente y tratar de estar al día en cuanto a los métodos de introducción de drogas en los centros penitenciarios. Aunque reconocen que siempre van un paso por detrás, su fijación por prevenir estos sucesos y por corregirlos en cuanto son detectados es una de las señas de identidad de los profesionales del sector.

Esta y otras materias se trataron este fin de semana en el congreso que la Asociación Profesional de Funcionarios Penitenciarios, celebrado en León. A él acudió Toño Regueira, representante del colectivo en Lugo y funcionario de prisiones en la cárcel de Monterroso. Tanto él como sus compañeros llevan décadas protegiendo estos edificios y, ahora, alertan de nuevos peligros que se deben afrontar con contundencia.

«Ya están entrando en las prisiones de toda España drogas de diseño que pueden llevar a la muerte a los presos. Esta semana detectamos ‘spice’ en Monterroso, una especie de cannabinoide que fuman y les deja como atontados», cuenta el funcionario, que lleva más de 30 años trabajando en centros de reclusos. «Son cosas que hay que atajar muy rápido. Es imposible detectar la entrada de estas sustancias desde el primer momento, pero en cuanto hay una sospecha, hay que ir a por ello. Las labores de prevención y de seguridad previa son importantísimas», apunta.

Para él, la presencia de estas sustancias es especialmente peligrosa por la facilidad con la que se disimula su entrada a la cárcel y los efectos que puede tener en los internos. «En este caso fue un preso procedente de Málaga el que coló esta droga. Se pegan unas tiras en el papel de una carta que son invisibles al ojo. Solo se pueden detectar con luz ultravioleta. Una vez dentro, las arrancan y las usan como papel de tabaco, para fumar. Si en vez de un centímetro de tira usan dos, les puede dar una sobredosis y morir. En alguna cárcel española ya han tenido problemas graves por esto. Y lo peor es que quienes las consumen no dan positivo en los test, así que son casi indetectables si no prestas mucha atención», dice. La luz de alarma la dieron los funcionarios de Monterroso, que apreciaron a varios internos «como colocados», y eso «es un indicativo claro».

Drones, fentanilo y dinero

El «spice» y otros ácidos están de moda entre los presos de toda España. «En algún centro incluso detectaron que usaban drones para meter la droga. Aquí todavía no ha pasado, pero es cuestión de tiempo», lamenta Regueira.

En su prisión, además, todavía hay presencia de drogas no tan innovadoras. «Pillamos hace poco a internos intentando introducir hachís. También hay consumo de fentanilo o de cannabis. Pero los ácidos pueden cambiarlo todo», avisa.

Regueira, al igual que el resto de funcionarios, sabe que es imposible llegar al consumo cero en las prisiones, pero hacen todo lo posible para reducirlo al máximo. «Cuando entré, el problema era el SIDA. Las prisiones estaban llenas de jeringuillas y una cosa llevaba a la otra. Luego, fue la heroína y los opiáceos, ya más adelante. Ahora nos adentramos en la era de los ácidos, que son muy difíciles de detectar, fáciles de consumir y muy baratos», resume.

El componente económico no es desdeñable, ya que los propios funcionarios corroboran que «la gran mayoría de los presos que introducen droga en la cárcel lo hacen para venderla allí», termina.

Fuente: La voz de Galicia

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