NOTICIAS: 07-12-2020
Barcelona, Las causas del malestar de las mujeres permanecen invisibles por falta de estudio por lo que es necesario avanzar en una ciencia de la diferencia que deje de tomar al hombre como referente. Carme Valls, médica endocrinóloga, da las claves de este camino en el libro Mujeres invisibles para la medicina (Capitan Swing), una reedición actualizada donde también analiza el impacto de las condiciones en las que viven y trabajan las mujeres en una sociedad androcéntrica.
La salud sí tiene sexo
“Falta una ciencia de la diferencia, se parte siempre de estudiar al varón como referente”
El libro arranca de forma directa: “La salud mental agredida”
Cualquier mujer que llega a una consulta diciendo que está cansada o dolorida lo más posible es que le den ansiolíticos o antidepresivos. Se medicaliza a las mujeres atribuyendo estos síntomas a problemas de salud mental antes de haberlos estudiado. Puede que haya algunas con problemas de ansiedad pero esto no quiere decir que sean seis veces más depresivas. Se les receta el doble de ansiolíticos, y cinco veces más antidepresivos que a los hombres.
No se estudian sus síntomas…
La medicina es androcéntrica. La no diferenciación por sexo en la investigación –el masculino se utiliza como referente– ha sido una característica extendida durante años. Si no estudias a las mujeres, no las ves y son invisibles. La mayoría de los hospitales atienden sobre todo patologías masculinas, exceptuando los partos. Se ha partido de la base que estudiar el varón era estudiar a la mujer. Y no es así. Hace falta una ciencia de la diferencia. Se ha visto con la Covid, los 18 estudios más importantes publicados no recogen la diferencia por sexos.
Usted da claves de las causas específicas de algunos problemas de salud de las mujeres, y que se esconden detrás de este cansancio y dolor.
Cuando se tiene una mujer delante hay una serie de cuestiones que se tendrían que mirar sistemáticamente. Las enfermedades y carencias metabólicas más frecuentes en las mujeres, como las anemias, las ferropenias (falta de hierro), las carencias de vitamina D y calcio, las enfermedades autoinmunes y las endocrinopatías, son atribuidas a malestares psicológicos, y no son tratadas correctamente.
En este contexto de necesaria investigación aborda el impacto del medio ambiente en la salud de las mujeres.
La salud medioambiental es muy importante para todos, pero en especial para las mujeres. Las sustancias que pueden imitar el efecto de los estrógenos o alterar la armonía endocrina, como las dioxinas, tienen un efecto más duradero en el cuerpo de las mujeres. Cada vez hay en el aire más disruptores endocrinos (o los comemos y bebemos). A los hombres les afectan también, pero la mayoría de disruptores imitan el efecto de los estrógenos, y al imitarlos hace que el cuerpo de la mujer tenga más. Esto puede generar más cáncer de mama y alteración de la menstruación. Esta alteración de la menstruación la tratamos con anticonceptivos, que también son estrogénicos y la bombardeamos por dentro y por fuera.
En esta ciencia de la diferencia usted apunta hacia la falta de vitamina D en la fibromialgia.
La falta de vitamina D, que se acompaña con un exceso de paratiroides, es uno de los problemas que encuentro en las mujeres a las que se les diagnostica fibromialgia. Pero se les dice que tienen una enfermedad que no saben bien qué es, se les da un sedante y un antidepresivo para tratar esta enfermedad. De base hay una alteración metabólica que se podría corregir de otra manera.
Se entra en un bucle…
Es más fácil dar un sedante, la persona calla durante un tiempo y asume que no tiene tratamiento. Si no estaba deprimida, pues se deprime y no investigamos las causas de este dolor. Hay que tratar desde la base, desde la atención primaria para que puedan diagnosticar bien, lo que es más barato que un mes de sedantes y antidepresivos.
Una de las principales causas de muerte en las mujeres es el alzheimer
Se está investigando si la continua falta de hierro en el sistema nervioso central debido a la menstruación podría ser una de las causas del predominio femenino del alzheimer. También se investiga el efecto del exceso de enfermedades autoinmunes en las mujeres.
El libro analiza con profundidad el peso de los estereotipos de género en la salud, el rol que encorseta a las mujeres en una forma de vida que las lesiona.
Los estereotipos de género que todas hemos sufrido, las dificultades para desarrollar una carrera profesional, el estrés psicosocial, son un factor más de cansancio y ansiedad. No dormir bien, un problema que afecta a muchas mujeres por la tensión que soportan, genera taquicardia, hipertensión, colon irritable. Los estudios de medicina deberían tener en cuenta las condiciones de trabajo de las mujeres.
Aborda la doble jornada de las mujeres, el trabajo inacabable de los cuidados como otro factor de erosión de la salud.
Hay estudios que muestran que en la salud de las mujeres y los hombres pesan más los condicionantes del propio trabajo que las diferencias psicológicas y biológicas. Las tareas que realizan las mujeres son más estresantes, con largas jornadas de trabajo sin fin si solo trabajan en casa, o con doble jornada laboral. A lo que hay que añadir la discriminación laboral, los salarios más bajos, más precarios, la menor autonomía.
La presión por gustar, la contención…
Cuando las mujeres intentan expresar su malestar vital muchas veces la medicina les contesta que si están estresadas es porque no se saben organizar. Como si el papel de cuidadora de todo el mundo fuera un problema suyo personal. Se las educa para no quejarse y para no expresar con rabia sus sentimientos. La sumisión frente a la expresión valiente de los agravios es la primera causa de depresión.
Se adentra también en la etapa de la vida a partir de los 60 años como una oportunidad para el renacimiento personal.
Planteo el renacimiento personal a todas las mujeres que me dicen “estoy acabada”, y les digo que ha llegado el momento de dar vida a los años, de nacer por nosotras mismas. Hay que pasar de ser víctimas a protagonistas de nuestra salud, a no vivir pendientes de la mirada de los otros, a tomar decisiones sobre una misma y a darse placeres. Es necesario sacarse todas las reglas patriarcales que se han introducido en nuestro propio cuerpo a lo largo de los años.
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