NOTICIAS: 17-12-2020
El óxido nitroso, las benzodiazepinas nuevas, el etizolam, el LSD, la ketamina o el GHB son algunas de las sustancias cuyo consumo se ha incrementado y su escaso control pueden suponer un problema de salud pública.
En toda Europa, en 2020 se ha asistido, en diversos grados, a la adopción de medidas restrictivas sin precedentes en tiempos de paz, como el cierre de los servicios no esenciales, los cierres de fronteras, y las limitaciones al derecho de reunión y la libertad de circulación. Esta situación ha ejercido un impacto inmediato en numerosas conductas vinculadas al consumo y la oferta de drogas, además de alterar la provisión de servicios sanitarios y algunas actividades policiales. Posteriormente, la relajación o el levantamiento de algunas de las medidas de salud pública han creado las condiciones para un repunte hacia la situación previa a la COVID-19.
En el último Informe Europeo sobre Drogas, a modo de resumen de algunas de las principales conclusiones del ‘Informe europeo sobre drogas 2020: tendencias y desarrollos’, que se ha llevado a cabo por el Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías (EMCDDA), entre otras cuestiones señala algunos de los retos a los que la Unión Europea deberá hacer frente en materia de drogas. La aparición y consumo sin control de nuevas sustancias pone en alerta a los países europeos.
«Se requiere claramente una mejor comprensión de la disponibilidad de sustancias no controladas y menos comunes, así como de su repercusión en la salud pública. Estas sustancias suelen estar mal controladas, pero existen indicios de que pueden constituir un problema creciente, como así lo indica, por ejemplo, el aumento de las cantidades incautadas de ketamina, GHB (gamma-hidroxibutirato) y LSD (dietilamida del ácido lisérgico)«, recoge el documento.
Además, algunos países han expresado su preocupación por el uso de sustancias como el óxido nitroso (N2O, gas hilarante). Las benzodiazepinas nuevas y no controladas, obtenidas en línea o a través del mercado de drogas ilegales más convencional, constituyen asimismo un motivo de creciente preocupación. Etizolam, por ejemplo, que no es un medicamento autorizado en la mayoría de los países, parece estar disponible habitualmente en los mercados de drogas en algunos países, y se ha relacionado con el aumento de las muertes inducidas por drogas entre las personas que consumen opioides.
ESTIMACIONES DEL CONSUMO DE DROGAS EN LA UNIÓN EUROPEA
Fuente y elaboración: Informe Europeo sobre Drogas. El conjunto completo de datos y la información sobre la metodología se pueden consultar en el boletín estadístico en línea adjunto
Entre las principales conclusiones, está que en 2018, 15 países de la UE notificaron unas 1.900 incautaciones de ketamina, lo que equivale a un total estimado de 328 kilogramos y 12 litros de la droga. En ese mismo año, se declararon 1.500 incautaciones de GHB o GBL (gamma-butirolactona) en 13 países de la UE, con un total de casi 3,3 toneladas y 1 732 litros.
«Las estimaciones nacionales de prevalencia del consumo de ketamina y GHB, cuando las hay, en la población adulta y en la población escolar parecen ser bajas», apunta el informe.
Además, en 2018 se notificaron más de 2.400 incautaciones de LSD, lo que equivale a un total de 1,06 millones de unidades. La mayoría (93 %) se incautaron en España. El número total de incautaciones de LSD ha llegado a ser más del doble que en 2010, pese a que la cantidad incautada ha fluctuado.
Entre los adultos jóvenes (15-34 años), en la mayoría de las encuestas nacionales se refieren estimaciones de prevalencia durante el último año equivalentes o inferiores al 1 % tanto para el LSD como para los hongos alucinógenos en 2018 o en el año más reciente de la encuesta.
Por otro lado, el Sistema de Alarma Temprana de la UE lleva a cabo un seguimiento de 30 nuevas benzodiazepinas, 21 de las cuales se han detectado por primera vez en Europa desde 2015 (gráfico 4). En 2018 se notificaron al Sistema de Alerta Temprana de la UE cerca de 4.700 incautaciones de nuevas benzodiazepinas, con un total de 1,4 millones de comprimidos, 1,3 litros de líquidos y menos de 8 kilogramos de polvo. El etizolam, supervisado por el Sistema de Alerta Temprana de la UE desde 2011 y, más recientemente, el flualprazolam, detectado por primera vez en 2018, se han asociado a intoxicaciones y fallecimientos en algunos países.
A lo largo de estos meses la EMCDDA analizó las necesidades y los riesgos específicos para los consumidores de drogas, con el fin de prevenir las infecciones por coronavirus en este grupo. También ha considerado el modo en que podrían adaptarse los servicios de drogodependencias para mitigar el impacto de la pandemia en sus clientes y su personal. La agencia ha seguido de cerca la evolución de la situación y las respuestas a la misma, actuando como canal para la puesta en común de información.
Asismismo, en una serie de estudios rápidos, ha informado del impacto de la COVID-19 en el consumo de drogas y los problemas asociados, en la búsqueda de ayuda, la prestación de servicios y el funcionamiento del mercado de drogas.
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