NOTICIAS: 19-12-2020
Entre los efectos que producen estas sustancias tóxicas se encuentran el envejecimiento, rojeces, cirrosis, rosácea, eczema, cáncer cutáneo, entre otras graves lesiones.
Esta navidad del 2020 va a ser muy diferente para todos nosotros por varios motivos, pero especialmente, porque no podremos disfrutar de grandes reuniones con familiares o amigos. Sin embargo, es muy probable que ciertas tradiciones típicas de las temporadas festivas se mantengan, como son el consumo de alcohol (tal y como reflejan los datos de ventas de alcohol en España en los últimos meses) y tabaco.
Por ese motivo, queremos recordar qué ocurre en nuestra piel cuando consumimos estas sustancias.
Cómo afecta el alcohol a la piel
Cuando ingerimos un producto con alcohol, una vez digerido, pasa a la circulación para llegar hasta el hígado y ser metabolizado. Sin embargo, tanto el alcohol en sangre como los productos de la degradación que se producen, tienen efectos tóxicos a varios niveles, entre ellos en la piel.
Las lesiones que aparecen en la piel tras el consumo crónico de alcohol se conocen bien: eritema (rojez) facial, aparición de arañas vasculares (pequeñas venitas), déficit de vitaminas, alteraciones en las uñas o ictericia (pigmentación amarilla de la piel).
Algunas se deben únicamente a su consumo mientras que otras aparecen asociadas a las enfermedades que produce el consumo crónico (cirrosis, pancreatitis, aumento de riesgo de cáncer de mama….).
Sin embargo, el consumo puntual de alcohol también tiene efectos en nuestra piel:
– Alteraciones hormonales: en la piel pueden provocar o empeorar el acné o el hirsutismo.
– Brotes de rosácea: en aquellas personas con rosácea, el consumo puntual de alcohol puede provocar brotes y empeorar la rojez basal, incluso acompañándose de episodios súbitos de enrojecimiento de la cara y el escote.
– Aumento de arrugas y flacidez por el potencial oxidante que tiene el alcohol, de forma que acelera el proceso normal de envejecimiento.
– Pérdida de luminosidad y tono cetrino de la piel por la deshidratación.
– Infecciones cutáneas por la alteración del sistema inmune.
– Empeoramiento de la psoriasis y de la dermatitis seborreica.
Consecuencias del tabaco en la piel
La piel está expuesta a los efectos tóxicos del tabaco de dos formas, una directa, por el contacto con el humo ambiental, y otra indirecta, ya que por vía sanguínea llegan las sustancias tóxicas que proceden del humo inhalado.
Las alteraciones más frecuentes a nivel cutáneo son:
– Alteración de la mucosa oral: pueden aparecer manchas u oscurecimiento de la mucosa, lesiones puntiformes (como pequeños bultos) en el paladar, enfermedad periodontal (inflamación de las encías) u oscurecimiento de la lengua.
– Agravamiento de enfermedades de la piel como:
. Psoriasis (aumenta los brotes y la gravedad).
. Eczema.
. Rosácea.
. Acné (especialmente en las mujeres adultas).
. Hidrosadenitis supurativa.
. Lupus.
. Cicatrices (dificulta notablemente el proceso de cicatrización normal).
. Cáncer cutáneo (no solo el cáncer de la mucosa oral sino también algunos tipos de cáncer de piel).
Además, el tabaco afecta de forma notable al proceso normal del envejecimiento, aumentando la sequedad de la piel, produciendo un tono apagado y favoreciendo el desarrollo de arrugas.
El tabaco también adelanta la aparición del cabello canoso, altera el color de los dientes y uñas y disminuye tanto el gusto como el olfato.
En definitiva, es muy probable que tras un consumo puntual no se produzcan problemas a largo plazo, sin embargo, no hay una dosis a partir de la cual comiencen los efectos negativos, porque como hemos explicado podemos ver los efectos en nuestra piel incluso tras consumos moderados. Por eso, para disfrutar de unas fiestas y una piel saludable, cuanto menos, mejor.
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