NOTICIAS: 01.01.2021
La vigorexia es un trastorno psicológico, que es también conocido como dismorfia muscular o complejo de Adonis. Este trastorno se caracteriza por ser una manía enfermiza por tener masa muscular.
La persona que padece vigorexia es aquella que se mira al espejo y ve una imagen equivocada de sí mismo. Es decir se ve débil, delgado sin músculo , por ello son personas que suelen pasar muchas horas en el gimnasio.
La vigorexia también ocasiona que las personas se obsesionen con la dieta, por lo que los obliga a consumir alimentos saludables pero solo dedicados a crecer músculos.
La vigorexia suele dar más a los hombres que a las mujeres y las edades que puede aparecer el trastorno es entre los 18 y 35 años.
Se dice que este trastorno no tiene una causa exacta definida, pero puede ser desencadenado por otros trastornos como personalidad compulsiva. También puede ser el resultado de un trastorno alimentario como anorexia o bulimia. Además puede ser causado también por acoso escolar.
¿CÓMO SABER QUE PADEZCO DE VIGOREXIA?
El síntoma general es tener una imagen errada de sí mismo, sentirse débil y poco formado a nivel muscular, pero también hay otros síntomas.
A continuación los síntomas más básicos sobre la vigorexia:
- Estar preocupado por el cuerpo.
- Análisis constante del peso, estado de musculatura y cantidad de grasa.
- Excesiva dependencia del ejercicio físico.
- Tener una imagen distorsionada sobre tu cuerpo.
- Estar obsesionado con todo lo que se consume (comida, aperitivos, bebidas).
- Evitar comer en la calle o evitar cualquier dulce o postre que ofrezcan.
- Tener disposición de hacer cualquier cosa para potenciar físicamente el cuerpo.
- Tendencia a mirarse demasiado en el espejo.
- Fatiga, sueño y cansancio extremo.
Además, la vigorexia se asocia al abuso del consumo de complejos proteicos y de anabolizantes derivados de la testosterona. Estas sustancias pueden presentar efectos secundarios como impotencia, acné, aumento de glándulas mamarias, caída del cabello, cambios de humor, problemas cardíacos, entre otros.
¿CUÁL ES LA SOLUCIÓN PARA LA VIGOREXIA?
Mayormente en estos casos los especialistas o médicos tratantes ordenarán la realización de un examen psicológico para comprobar si el paciente padece de vigorexia. Y en qué nivel podría estar la enfermedad, pero casi siempre es tratada con un psicólogo, los medicamentos son en casos extremos.
Como lo hemos mencionado anteriormente, es un trastorno y por lo tanto no existe medicamento que pueda atacarlo. Por lo que es recomendable visitar un especialista o hablar con un psicólogo si considera que padece vigorexia.
La persona tratante le hablará de la importancia que es el amor propio, los límites y los riesgos que supone la obsesión con el ejercicio y las dietas.
Primero estudiará cada aspecto del afectado, los problemas físicos o emocionales que pudieron desencadenar el trastorno. Conocer el entorno y si de alguna manera afecta al paciente.
En caso que la vigorexia aparezca vinculado a la relación del paciente con su entorno, se encuentran implicados factores sociales, culturales y educativos, que influyen para que el individuo desarrolle este tipo de trastornos.
¿CUÁNDO ES NECESARIO TOMAR MEDICAMENTOS?
El tratamiento de la vigorexia depende de la gravedad de la afección.
En el caso de síntomas relativamente leves, el médico puede recomendar la derivación para un tipo de terapia de conversación llamada terapia cognitiva conductual (TCC).
Mientras que si el caso es un poco más complejo y severo , el especialista puede recetar antidepresivos, puede ser solo o combinados con terapia cognitiva.
Nunca bajo ninguna condición es aceptable la automedicación.
¿SE PUEDE EVITAR ESTE TRASTORNO?
La vigorexia es un trastorno psicológico que afecta la conducta del individuo, por lo que no existe una cura, sin embargo es posible tener en cuenta algunas recomendaciones para evitar su desarrollo.
La concienciación, terapia y reeducación son claves para evitar la vigorexia.
Ten en cuenta que:
- Cuando exista un programa de ejercicios físicos, siempre debes contar con la supervisión de un entrenador personal.
- Realiza exámenes físicos regulares para determinar el estado de salud, las necesidades de ejercicio y la capacidad de adaptarse a las actividades.
- Adaptar todos los ejercicios físicos a la condición física de la persona, evitando los sobreesfuerzos.
- En caso que aparezca la fatiga , cansancio o dolor muscular es necesario detener la actividad física.
- Recuerda que aceptarse y quererse tal cual es el inicio de una relación saludable contigo mismo.
- Es necesario que la persona evite pensamientos negativos acerca de su estado físico, ya que pueden convertirse en obsesión.
- Buscar actividades que te despejen un poco como leer, escuchar música, salir a trotar o salir a caminar con cualquier amigo. Siempre y cuando te funcione para liberar el pensamiento y ocuparte de otras cosas.
- Contar con un grupo de apoyo si es necesario para hablar sobre las diversas dificultades que puedes presentar o en caso que tengas algún bajón emocional. Todo sea para canalizar las circunstancias.
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