NOTICIAS: 02.02.2021
El consumo de alcohol disminuye la atención al volante y tiene otros muchos efectos sobre la conducción.
El alcohol aparece como uno de los tres factores concurrentes principales en los accidentes de tráfico, junto con las distracciones y la velocidad, en la memoria del año 2019 de la Dirección General de Tráfico (DGT). En concreto, 123.957 conductores estuvieron implicados en accidentes con víctimas en vías interurbanas y urbanas y se tiene constancia de la realización de prueba de alcohol al 38% de ellos. En cuanto a los resultados de las pruebas: el 27% de los conductores fallecidos tuvo resultado positivo en la prueba de alcoholemia, el 15% en el caso de los conductores heridos hospitalizados, el 9% en los conductores heridos no hospitalizados y el 7% en los conductores ilesos.
“El alcohol afecta a nuestra agudeza visual y auditiva. La vista es el sentido más importante porque al mando de un vehículo reaccionamos sobre los estímulos que vemos en la carretera. La ingesta de alcohol, junto con el aumento de velocidad, reduce nuestro campo de visión lateral periférica, produciendo un efecto similar al de estar entrando en un túnel”, explica a CuídatePlus David Revillo Vidales, consultor Área Seguridad Vial Fraternidad-Muprespa.
El experto añade que “otros efectos del alcohol son la disminución de la atención, perturbaciones en el campo perceptivo, cansancio, somnolencia o fatiga muscular. Cuando el alcohol se metaboliza en nuestro cuerpo, evaluamos peor la distancia con el vehículo que nos precede; el tiempo de frenada; la velocidad a la que circulamos; y cómo se aproximan otros vehículos, tanto por la derecha o izquierda como de frente”.
Además, dice Revillo, “muchos conductores tienen una falsa seguridad en sí mismos y adoptan mayor tolerancia al riesgo, tendiendo a realizar una conducción más agresiva y menos responsable”.
No pasa nada hasta que pasa
Algunos conductores utilizan las siguientes excusas para coger su vehículo habiendo bebido alcohol: Es un trayecto corto y lo conozco de memoria; Solo he tomado dos cervezas, voy bien; He dejado de beber hace una o dos horas; ectétera.
Al respecto, Revillo comenta que “el consumo de alcohol se ha convertido en un acto social rutinario en nuestra cultura, especialmente ligado al ocio. No reflexionamos sobre las consecuencias de sufrir un siniestro vial hasta que no nos sucede en primera persona. Creemos que eso les sucede a otros, pero los datos reflejan que muchos conductores e incluso peatones utilizan los vehículos habiendo tomado alcohol y sufren siniestros. El problema en definitiva es ese, que no pasa nada hasta que pasa”.
El consultor de Fraternidad-Muprespa añade que “en los trayectos cortos y habituales bajamos nuestra percepción del riesgo y nos relajamos. Cuando tomamos dos cervezas, dependiendo del individuo, ya podemos estar en tasas de alcohol que afectan de manera importante a la capacidad de conducción. El hecho de haber dejado de beber hace una o dos horas tampoco nos asegura que la tasa de alcohol haya descendido, sino todo lo contrario; es más común alcanzar los picos máximos de la tasa en las dos primeras horas”.
¿Se han reducido las tasas de alcoholemia permitidas para conducir en España?
Revillo confirma que “la tendencia es reducir los niveles de alcohol a una tasa cero, tal cual recomienda el Consejo Europeo de Seguridad en el Transporte (ETSC, según sus siglas inglesas), con unos máximos de 0,2 g/l en sangre. Solo nueve países de Europa cumplen con esta medida: República Checa, Hungría, Rumanía, Eslovaquia, Estonia, Polonia, Suecia, Noruega y Serbia”.
En España, en el año 1992 los límites estaban en 0,8 g/l sangre para conductores generales y 0,5 g/l para conductores profesionales. En el año 1999, entró en vigor el descenso a la tasa que mantenemos actualmente a 0,5 g/l (0,25 mg/l aire espirado) para conductores generales y 0,3g/l (0,15 mg/l aire espirado) para conductores profesionales y noveles. Estas tasas también son de aplicación a ciclistas y usuarios de vehículos de movilidad personal como patinetes eléctricos.
Sanción económica, retirada del carnet, penas de prisión…
Además de los riesgos para la salud, ¿qué problemas legales puede traer consigo ‘coger el coche’ habiendo tomado alcohol? “Legalmente estamos hablando de responsabilidad administrativa y civil, que suponen pérdida de dinero con detracción de puntos en el carnet, y, lo que es más serio, responsabilidad desde el punto de vista penal”, señala Revillo.
- Conducir con una tasa que supere el doble de la permitida conlleva una sanción de 1.000 euros y retirada de 6 puntos del carnet.
- Ser conductor reincidente (haber sido sancionado en el año inmediatamente anterior por dar positivo a alcohol o drogas) también conlleva una sanción de 1.000 euros.
- Conducir con tasas superiores a 0,60 mg/l en aire o 1,2 gr/l en sangre es delito castigado con penas de prisión de tres a seis meses o multa de seis a doce meses o trabajos en beneficio de la comunidad de 31 a 90 días, y privación del derecho a conducir de uno a cuatro años. Igualmente, la negativa a someterse a las pruebas también tiene prisión de seis meses a un año y privación del derecho a conducir de uno a cuatro años.
Alcohol, conducción y jóvenes
“Cuando se habla de alcohol y siniestros viales tendemos a estigmatizar a los jóvenes porque son edades en las que predomina la ingesta de alcohol asociada al ocio del fin de semana”, dice Revillo, añadiendo que “uno de los principales problemas de comportamiento que nos encontramos con los jóvenes es que están en una etapa de la vida en la que la presión social invita a adoptar conductas peligrosas y experimentar cosas nuevas sobre las que no son conscientes de las consecuencias. El exceso de confianza en sus habilidades para conducir en cualquier situación y la falta de experiencia al advertir de los peligros, sí que hacen del joven un perfil con menor percepción del riesgo al volante, sobre todo si además ha consumido alcohol y/ o drogas”.
El experto en seguridad vial subraya que, “afortunadamente, se ha mejorado mucho la percepción del riesgo en estos colectivos mediante campañas de sensibilización y concienciación. Es fundamental la educación vial a cada edad porque no solamente son los jóvenes los que beben al volante”.
Cifras en mujeres
Si van a conducir, ¿las mujeres evitan beber alcohol en mayor medida que los hombres?
“No podemos generalizar. Sabemos que el alcohol no afecta igual a un hombre que a una mujer por una cuestión genética y quizá por aquí las mujeres sean más prudentes que los hombres en no beber alcohol o ingerir menos cantidades cuando se ponen al mando de un vehículo. En foros de seguridad vial se habla sobre la especial sensibilidad que tiene la mujer tanto por la seguridad y salud propia como la del resto de personas, y esto es muy importante para que nuestro comportamiento sea seguro”, expone Revillo.
Atendiendo a datos del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses (INTCF) del 2019, más del 96% de los conductores fallecidos que dieron positivo en alcohol o drogas eran hombres y solo un 4% corresponde a mujeres. Según los datos de la DGT, en España hay 11,56 millones de conductoras y 15,6 millones de conductores.
Mensaje para la concienciación
Según recomienda Revillo, “la mejor tasa es 0,0 g/l, no merece la pena correr el riesgo. Nuestro comportamiento al volante salva vidas, tanto la propia como la del resto de personas con las que compartimos la vía. En los vehículos van personas y esas personas a su vez tienen familias, amigos y compañeros de trabajo”.
Como reflexión final, el consultor de Fraternidad-Muprespa afirma: “Pensamos que controlamos porque nunca hemos tenido una mala experiencia con el alcohol, que no va a pasar nada, que los siniestros les suceden a otros. Pero esto es como la lotería: si juego me puede tocar, cuanto más juego más probabilidad, pues cuanto más alcohol haya ingerido más probabilidad de sufrir un siniestro vial con consecuencias personales y económicas muy importantes. ¿Merece la pena apostar?”.
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