NOTICIAS:17.02.2021
El tabaco es dañino a cualquier edad, pero ¿qué consecuencias tiene sobre la salud de los adolescentes? ¿Cómo se puede prevenir que se inicien en su consumo?
Ocho de cada diez fumadores en España se iniciaron en el hábito antes de los 18 años; esto significa que la adolescencia es un periodo crítico con respecto al tabaco. Según la última edición de la Encuesta sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias en España (Estudes), los adolescentes comienzan a fumar a los 14 años y tan solo medio año después de haberlo probado por primera vez consumen a diario.
Los chicos fuman unos 6,5 cigarrillos de media al día y ellas, 5,5. Un 9,4 % de los adolescentes varones fuma diariamente, frente a un 10,3 de las chicas, tal como se recoge en Estudes. Es, pues, un problema de relativa magnitud, especialmente porque tiene consecuencias sobre su salud y puede ser la puerta de entrada a otros consumos.
Los riesgos para la salud
El tabaquismo es la principal causa de muerte en nuestro país. ¿Cómo afecta a adolescentes que se están formando aún? Para el Dr. Carlos A. Jiménez-Ruiz, presidente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), “un importante riesgo para los jóvenes es que se hacen adictos a la nicotina, que es la droga presente en el humo del cigarrillo, que genera dependencia”.
La dependencia hace muy difícil que los puedan dejar el tabaco cuando quieran, lo que va sumando años al consumo y aumenta la probabilidad de que acaben desarrollando las enfermedades asociadas al tabaco: EPOC, cáncer de pulmón, bronquitis crónica, enfisema, cardiopatía isquémica, infarto de miocardio…“Cuanto más joven se inicie una persona en el consumo de tabaco, antes aparecen estas enfermedades”, advierte el neumólogo. Esto es especialmente importante porque estas patologías suelen debutar tras 10-15 años fumando. “Si un joven se inicia a los 13-14 años de edad, eso quiere decir que esas enfermedades le pueden sobrevenir cuando apenas haya cumplido 30-35 años”, destaca.
Riesgo de adicción en el adolescente
El poder adictivo del tabaco es muy fuerte. “Se ha calculado que después de que el joven ha consumido alrededor de 100 a 50 cigarrillos se hace adicto a la nicotina”, subraya el presidente de la SEPAR.
La adicción, por tanto, puede aparecer a las pocas semanas de comenzar a fumar y es tan intensa como en los adultos. Se sabe que “cuanto más joven se inicia un sujeto en el consumo de tabaco mayores dificultades va a tener de éxito cuando haga un intento para dejar de fumar”, explica.
Cigarrillos electrónicos, pipas de agua… ¿qué peligro tienen?
En los últimos tiempos han tomado mucho protagonismo otras maneras de fumar como el vapeo, las pipas de agua (cachimbas), el tabaco de liar o los dispositivos IQOS, que calientan, pero no queman tabaco. El Dr. Jiménez-Ruiz lo tiene claro: “El riesgo es idéntico al que se padece como consecuencia del consumo de cigarrillos”.
“No es cierto que el uso de cigarrillos electrónicos o de IQOS sirva para disminuir el riesgo. Las enfermedades asociadas al consumo de estas sustancias y la adicción que causan es en todo similar a las producidas por el cigarrillo”, destaca.
En cuanto a las pipas de agua, además de los riesgos anteriores, “también contribuyen a transmitir enfermedades, ya que los utensilios de la pipa de agua se comparten entre las personas que la consumen, lo que es especialmente relevante en un momento de pandemia como el que estamos viviendo”, subraya.
Su opinión con respecto al tabaco de liar no es más benévola, aunque popularmente este tipo de consumo sea considerado “más natural”. Distintos estudios han demostrado que los usuarios de tabaco de liar tienen niveles más altos de nicotina en sangre y niveles más elevados de monóxido de carbono en sus pulmones que los que consumen cigarrillos normales.
Qué hacer si descubres que tu hijo ha empezado a fumar
A pesar del enfado que puede provocar descubrir que tu hijo ha empezado a fumar, hay que intentar abordar el conflicto de la mejor manera posible. Estas son las recomendaciones del experto:
- Transmitir la información adecuada. Por la propia esencia de la adolescencia, ligada al aquí y al ahora y no al futuro, es más efectivo hablar del riesgo de convertirse en adicto a la nicotina que del riesgo de padecer enfermedades, que se pueden ver muy lejanas.
- Comentar los efectos más inmediatos. Sí es positivo comentar efectos que los adolescentes pueden comenzar a notar antes como la pérdida de gusto y olfato, los problemas de mal olor en la ropa y el pelo, la halitosis, las manchas de nicotina en manos y dedos y la pérdida de vigor sexual.
- Hablar con empatía. Hay que intentar ponerse en el lugar del hijo y no culpabilizarlo sino buscar soluciones con él.
- Buscar ayuda experta. La ayuda de un profesional sanitario como el médico, el profesional de enfermería o el neumólogo puede ayudar mucho a dejar el tabaco.
- Ser un buen ejemplo. Los padres no deberían fumar y si lo hacen, deberían dejarlo para servir de ejemplo a sus hijos.
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