NOTICIAS: 29.06.2021
Algunos trastornos como la ansiedad, la depresión o las adicciones comienzan durante la adolescencia. Los expertos alertan del deterioro de la salud mental de los jóvenes por la pandemia. ¿Qué es el síndrome del ‘burn out’?
Cuáles son sus síntomas, sus causas y cómo tratarlo.
Madrid. La adolescencia es una de las etapas más complejas al estar llena de cambios, por lo que los padres tienen que prestar especial atención ante cualquier modificación de conducta o ante episodios de estrés, ansiedad o estados depresivos de sus hijos o hijas. De hecho, diversos estudios advierten que la salud mental en la infancia y adolescencia se ha deteriorado como consecuencia de la crisis sanitaria del coronavirus, por lo que la intervención temprana es primordial.
Por ello, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha recopilado siete claves para ayudar a proteger la salud mental en la adolescencia al comenzar un proceso en el que los niños y niñas comienzan a forzar una identidad propia. En este sentido, recuerdan, la mayor parte de los problemas relacionados con la salud mental se inician en esta etapa, como las adicciones, la ansiedad, la depresión o trastornos de la conducta alimentaria, entre otros.
Conocer cuáles son los cambios en esta etapa
La Organización Mundial de la Salud (OMS) revela que entre el 10% y el 20% de las personas adolescentes a nivel global desarrollan un tipo de trastorno mental que en muchos casos puede continuar hasta la etapa adulta. Pero, ¿cómo hay que cuidar la salud emocional y mental en esta etapa de la vida?
«La mejor protección frente a esos problemas psicoemocionales viene de los hábitos de vida y de las habilidades y estrategias personales que les hayan inculcado, así como del entorno», explican en la OCU. Así, una de las primeras recomendaciones consiste en asumir el cambio y la pérdida. «Durante la adolescencia todo cambia y se producen grandes reestructuraciones responsables de sus cambios comportamentales y relacionales».
Por eso, los padres tienen que informarse a través de fuentes oficiales sobre todos estos cambios que se producen durante la adolescencia para ser capaces de comprender a sus hijos o hijas y afrontar juntos este proceso.
Adoptar juntos hábitos saludables
Por otro lado, las personas adultas son el ejemplo durante la infancia y también en la adolescencia, por lo que los padres deben procurar adoptar las mismas medidas o recomendaciones que trasladan a sus hijos o hijas.
Así, es aconsejable inculcarles unos hábitos de vida saludables y equilibrados mediante la alimentación, la práctica de deporte o la higiene del sueño. «Cuanto antes se inculquen y compartan estos hábitos, más arraigados estarán, con lo que resultará más fácil mantenerlos».
Ofrecerles las herramientas necesarias
«Crecer también es aprender a gestionarse uno mismo, responsabilizarse. Y este es un aprendizaje constante, pero necesario», explican desde la organización. En este sentido, las personas adultas de su entorno pueden ayudarles a conocer cuáles son sus preferencias, sus comportamientos o sus impulsos.
Pero, ¿cómo pueden hacerlo? «Apoyándolos y acompañándolos en los retos, éxitos y fracasos. Dialogando y facilitando la búsqueda de su identidad». Así, deben ser capaces de mostrar a sus hijos o hijas su comportamiento, lo qué hacen y por qué lo hacen.
La clave es la comunicación
La comunicación activa, empática y asertiva es fundamental para establecer una relación entre padres e hijos. Así, hay que tratar de mantener un equilibrio entre el papel como progenitores u orientadores y su propio espacio. Por eso hay que saber identificar cómo quiere comunicarse, adaptarse y establecer espacios para tal fin.
«Siempre sin imponer, sin juzgar, intentando comprender su postura, sin perder de vista la autoridad propia, pero mostrándonos en todo momento disponibles, abiertos y atentos», detallan.
Comprender las señales de alarma
Saber identificar los signos de alarma es esencial para detectar pronto un problema psicológico o emocional. Por tanto, hay que observar si se muestran más irascibles, aislados o si tienen episodios de hostilidad o rabia. «Vigila si se producen cambios de peso importantes, alteraciones en la alimentación o en el sueño» o si «rechaza realizar actividades que le resultaban placenteras».
Otras señales que podrían indicar que ocurre algo en su estado emocional son los problemas en el instituto o que deje de juntarse con sus amigos de siempre. En este sentido, «si las señales se mantienen, se agravan o hay problemas en distintas áreas a la vez, es el momento de consultar con un profesional de la salud».
Asimismo, conviene establecer límites tecnológicos porque las redes sociales pueden suponer un riesgo para su salud mental. Por ello, hay que enseñarles a hacer un uso responsable de la tecnología para evitar que desarrollen conductas inapropiadas.
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