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«A muchas personas no les gusta oír que incluso un consumo muy leve de alcohol es nocivo»

Imagen: Emilia Gómez Pardo

NOTICIAS: 11.03.2025

Emilia Gómez Pardo, asesora científica de la Fundación CRIS contra el cáncer y autora del libro ´Más vida, menos cáncer’

 

Por Francisco Cañizares de Baya

MADRID. En la gestación de una enfermedad tan compleja como el cáncer intervienen muchos factores; algunos se escapan de nuestro control, pero otros vinculados al estilo de vida dependen de cada uno. Emilia Gómez Pardo, autora del libro ‘Más vida, menos cáncer’ y asesora científica de la Fundación CRIS contra el cáncer (Cancer Research & Innovation in Science), destaca el valor de apostar por hábitos oncosaludables, una decisión que empieza por aplicar un principio clásico que ya formuló Hipócrates sobre el objetivo de la medicina: lo primero es no hacer daño. Gómez Pardo, doctora en Bioquímica y Biología Molecular y máster en Nutrición y Salud por la Universidad de Barcelona, invita a cada persona a revisar su estilo de vida y, entre otras cosas, a dejar de lado aquellos productos cuyos efectos tóxicos han quedado demostrados por la ciencia, aunque el consumo de algunos de ellos, como el alcohol, sigan aceptados socialmente.

En cáncer el riesgo cero no existe, pero ¿en qué medida podemos hacer algo para minimizar las probabilidades de sufrirlo?

Podemos hacer mucho más de lo que creemos. El riesgo cero no existe porque hablamos de una enfermedad muy compleja. Es el resultado final de la interacción del estilo de vida, los factores ambientales y la genética; y luego hay también un componente de azar.

¿Qué se entiende por azar en oncología?

Hoy por hoy llamamos azar a mucho desconocimiento. Conforme avanza la ciencia, el peso que le damos es menor, pero siempre va a existir ese riesgo ya que el cáncer se inicia con una mutación en el genoma. Hay veces que esto es azaroso, es un fallo en la reparación del ADN, un proceso del que ahora mismo no tenemos un conocimiento al 100 %, ni controlado, desde luego.

En su libro ‘Más vida, menos cáncer’ habla de un estilo de vida oncosaludable. ¿Qué ingredientes tiene? 

Son básicamente cinco las claves que influyen en el riesgo de desarrollar un cáncer. Lo más importante es evitar algunos comportamientos, y los dos de mayor riesgo son el consumo de tabaco y el de alcohol. Otros dos hábitos de vida aumentan las probabilidades de sufrirlo: seguir una mala alimentación y llevar una vida sedentaria. Y luego está la quinta clave, el sobrepeso, que es la consecuencia directa de estos dos últimos hábitos. El exceso de peso es la puerta de entrada a muchas enfermedades y está directamente relacionado con al menos 12 tipos de cáncer.

¿Qué dice la literatura científica sobre el efecto tóxico conjunto del tabaco y el alcohol?

Sin duda, la combinación de estos dos factores es sinérgica, entre otras cosas porque uno de los efectos nocivos del alcohol es que facilita la circulación de las sustancias que son cancerígenas, en este caso, las procedentes del tabaco. Y además, las personas que son consumidoras de alcohol y de tabaco normalmente llevan también una peor alimentación y hacen menos ejercicio.

¿Todos los tipos de cáncer pueden prevenirse, o solo algunos? 

Algunos. Cuando hablamos de cáncer de forma genérica, lo que dice la ciencia es que el 50 % podría evitarse cuando controlamos los factores que están en nuestras manos controlar. Si concretamos por tipos de cáncer, los hay que están más relacionados con el estilo de vida, y son los más prevalentes en el mundo y en España: el de pulmón, el colorrectal, el de mama y el de próstata.

¿Por qué el exceso de peso y la obesidad tienen una relación directa con el cáncer? 

Sobre todo porque el sobrepeso tiene mucho que decir en la inflamación. La grasa es un tejido que produce moléculas inflamatorias, y la inflamación es un denominador común al cáncer y a muchas otras enfermedades.

¿Qué tipo de alimentos debería tener un menú oncosaludable? 

Lo más importante es eliminar de nuestra vida los productos que la ciencia dice que son nocivos. Eso es lo primero: no nos hagamos daño. Y luego hay que apostar por una alimentación oncosaludable, que es mayoritariamente vegetal y poco procesada. Eso es muy fácil de definir y a veces no tan fácil de hacer. El plato oncosaludable por definición, que tiene su origen en el plato propuesto por la Universidad de Harvard, debería estar ocupado en tres cuartas partes por productos vegetales.

Entre los productos vegetales se incluyen verduras, frutas ¿y qué más?

Hablamos de una amplísima variedad del mundo vegetal, y no solamente verduras, que es lo que le viene a muchas personas a la cabeza. Son frutas, verduras, cereales integrales, frutos secos, semillas, hierbas… El otro cuarto del plato tendría que estar ocupado por proteínas vegetales de alta calidad, por ejemplo, de legumbres, o de proteínas animales. Entre los alimentos que contienen estas últimas, hay que priorizar el pescado frente a la carne y la carne blanca frente a la roja.

dieta mediterránea vegana y salud cardiovascular
Imagen: julief514 / iStock
¿Además tiene un efecto en la salud global por su menor impacto en el entorno?

Si apostáramos por una dieta planetaria (igual que la oncosaludable), que consiste en duplicar el consumo de alimentos vegetales y disminuir a la mitad el consumo de alimentos animales y de azúcar, conseguiríamos que 11 millones de personas no perdieran la vida cada año y, además, obtendríamos un increíble beneficio ambiental. Ahora manejamos el concepto de ‘una sola salud’ que transmite la idea de que lo que es bueno para la salud humana es bueno para todos. Cuando una persona apuesta por una alimentación sana está obteniendo un beneficio y, al mismo tiempo, está disminuyendo el impacto ambiental, lo que a su vez revierte en la salud humana.

Dado el precio de algunos de los alimentos de los que hablaba, como el pescado, ¿le parece factible para una familia de renta media seguir una alimentación oncosaludable?

Comer saludablemente puede ser caro; la fruta es cara y el pescado es muy caro, pero las legumbres son muy baratas y son fuente de proteínas, de otros nutrientes y de fibra. De hecho, las recomendaciones de las instituciones de salud cada vez van más dirigidas a que el consumo de legumbres debe estar mucho más presente en nuestra vida. Todo lo que nos ofrecen es bueno. Sé que es difícil porque venimos de una cultura muy de consumo de animales que entiende que estar bien nutrido pasa por comer animales.

¿Hay una dosis segura o ni siquiera puede tomarse una copa de vino al día? 

Es un asunto conflictivo porque a muchas personas no les gusta oír que incluso el consumo muy leve de alcohol es nocivo. La evidencia científica confirma que no hay un consumo mínimo de alcohol compatible con la salud, y desde luego es muy importante en relación con el cáncer. De todos los nuevos casos de cáncer en el mundo en el 2020, 740.000 estuvieron directamente relacionados con el consumo de alcohol. 

Sin embargo, durante años se difundió que el consumo leve de alcohol era incluso un factor protector para la salud. 

La recomendación de la OMS era un consumo muy leve, de menos de 20 gramos al día para las mujeres y 30 para los hombres, pero ahora sabemos que esta cantidad genera en Europa 23.000 casos de cáncer al año. El 13 % de los cánceres se atribuye a un consumo leve de alcohol. De estos, casi la mitad fueron tumores de mama. El alcohol es hepatotóxico, neurotóxico, cancerígeno, mutagénico, crea adicción. Hay que cambiar la percepción pública sobre el alcohol, pero es muy difícil.

¿Por qué?

Porque la industria es la primera que está muy interesada en minimizar el impacto negativo, pero también los consumidores. No nos gusta oírlo, tenemos muy interiorizado y muy aceptado socialmente el consumo de alcohol, pero tenemos que entender que es el nuevo tabaco.

Otra clave oncosaludable es el estilo de vida activo, pero es una idea que a veces se confunde. ¿Qué se entiende como tal? 

Cuando nos hablan de llevar una vida activa nos imaginamos ir gimnasio o hacer deporte. Estas prácticas por supuestísimo que forman parte de una vida activa, pero cuando hablamos de cáncer hay dos variables que tienen impacto por separado y ambas constituyen un escudo protector contra la enfermedad: la primera es el ejercicio físico y la segunda, evitar el sedentarismo, que son dos cosas diferentes.

¿Quiere decir que hay que subir más escaleras y dejar de lado el ascensor?

Esa es la idea, porque el sedentarismo es la causa de muchas enfermedades. Tú puedes ir al gimnasio una hora al día, pero si el resto de tu jornada es sedentaria, te estás poniendo en riesgo. Hay que hacer ejercicio y además moverse, aprovechar cualquier oportunidad para mover el cuerpo. Eso es una vida activa. Una persona que vaya de la cama al coche, del coche a la oficina, de la oficina de nuevo al coche, y entre medias haga una hora de gimnasio, no tiene una vida activa.

En relación con la actividad física, ¿cuanto más ejercicio, más protección frente al cáncer? 

Sí, cuanto más, mejor. Hay que evitar el sedentarismo, hay que hacer todo tipo de ejercicio, de flexibilidad, cardiovascular y de fuerza. Y para cánceres, como el de colon o el de mama, el ejercicio intenso es un claro factor preventivo.

¿Hay otros factores ambientales que influyen en el cáncer, como la contaminación o la proliferación de químicos?

Con respecto a los químicos, hay que decir que la ciencia tiene unos tiempos muy distintos a los de la industria, y eso hace que se empleen productos cuyos efectos se desconocen y a pesar de que en Europa tenemos un sistema de regulación de los compuestos químicos muy estricto. Por otra parte, está demostrado que la polución es un factor de riesgo para muchas enfermedades y también en el cáncer, entre otras cosas, porque es un inductor de la inflamación.

¿Algunos aprovechan esos tiempos de la ciencia de los que hablaba para poner en riesgo la salud pública?

Un ejemplo de eso es el vapeo. Se nos presenta como una solución que alivia y minimiza los problemas del tabaco y aparece en nuestra vida con un halo saludable o, por lo menos, que entraña menos riesgo que el tabaquismo. ¿Pero qué ha pasado conforme ha avanzado el tiempo desde que apareció el vapeo? La respuesta es que la ciencia ha podido corroborar las consecuencias negativas, pero para eso ha hecho falta tiempo; es una característica del método científico.

¿Una persona de edad media que haya vivido de espaldas a los hábitos que describe está a tiempo de empezar o hay efectos que ya son irreversibles?

Siempre se está a tiempo de empezar. A una persona que no se ha cuidado yo le diría: hoy tienes que empezar a apostar por un estilo de vida saludable, porque no sabes cómo se ha deteriorado tu cuerpo durante los años que no lo has hecho, pero sí lo que va a pasar en el futuro si te cuidas. Además, igual que decimos que el sobrepeso aumenta el riesgo de cáncer, el cuerpo enseguida reacciona positivamente si perdemos unos kilos.

¿Ocurre como cuando el fumador deja el tabaco?

Perder un 10 % del sobrepeso, sin llegar siquiera al peso saludable, ya tiene efectos beneficiosos. Los resultados se notan de inmediato en el momento en que empiezas a apostar por una alimentación saludable. Ocurre exactamente igual que cuando dejas de fumar y de beber. La alimentación y la vida activa podemos utilizarlas como nuestras aliadas para proteger nuestra salud o en nuestra contra, como nuestro principal enemigo.

Fuente: Consumer

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