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Adicciones en cuarentena: el consumo no social del alcohol se destapa

La ciudadanía española lleva más de un mes confinada, lo que supone salir a la calle solo por causas excepcionales, como ir a trabajar o hacer la compra. Este escenario afecta a toda la sociedad, principalmente a colectivos vulnerables como son las personas con adicciones.

Especialmente delicado es el caso del alcoholismo. «Los consumidores habituales y excesivos de bebidas alcohólicas pueden no ser conscientes del problema que representa dicho uso abusivo», explica a SINC Francisco Pascual, presidente de la Sociedad Científica Española de Estudio sobre el Alcohol, Alcoholismo y otras toxicomanías (Socidrogalcohol).

No es casualidad que, si bien los primeros días los artículos de primera necesidad fueran los más demandados; más tarde se observara un gran aumento en la compra de productos habitualmente consumidos en bares y restaurantes, como vino, cerveza y bebidas espirituosas. Por no hablar del crecimiento notable en su reparto a domicilio.

«La nueva situación hará florecer nuestra verdadera relación con el alcohol. No solo por el consumo que se hacía en el exterior, sino también por el que se está realizando en el hogar», cuenta Jesús Godino, presidente de la Asociación de Exalcohólicos de Fuenlabrada (AEF).

La semana pasada, la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió un comunicado desmintiendo que beber alcohol proteja contra la COVID-19. Es más, la institución dejó claro que los reglamentos existentes para reducir los daños causados por esta sustancia, así como la restricción al acceso, deben mantenerse y reforzarse durante el brote: «En el encierro durante la pandemia, el consumo de alcohol puede exacerbar la vulnerabilidad, los comportamientos de riesgo, los problemas de salud mental y la violencia».

«Este periodo debe enseñarnos que el alcohol no sirve para ser sociables, sino que lo necesitamos por su verdadera realidad: un mal hábito que muchas veces se convierte en adicción», añade Godino. Además, muchos consumidores de otras sustancias –ante la dificultad de adquirirlas durante la cuarentena– utilizarán la bebida como sustituto.

En casa con una adicción

«Muchas de las drogodependencias empiezan siendo sociales, pero cuando llega el abuso la mayoría se termina consumiendo en soledad», afirma Raquel Rodríguez, psicóloga experta en adicciones. «Y aunque es difícil imaginarse a un cocainómano metiéndose una ‘raya’ para quedarse en casa, no podemos descartar que estas situaciones se estén dando ahora mismo. Estar encerrado es una circunstancia angustiosa».

Por eso, durante la cuarentena, la brecha se hace más grande entre las personas con un trastorno por consumo de sustancias pero que ya están en tratamiento y las adictas que no han decidido aún someterse a un proceso terapéutico o no son conscientes de su enfermedad.

En el primer caso, muchos profesionales están dando soporte telefónico y facilitando los tratamientos farmacológicos. Además, se les ofrece apoyo psicológico on line para solventar dudas o problemas que puedan surgir. Sin embargo, es todavía más difícil en aquellas personas que aún no están siguiendo ningún tipo de terapia, ya que podrían sufrir síndrome de abstinencia.

«Al quedarse en casa pueden darse cuadros de ansiedad, sudoración, insomnio, agitación, algún ataque epiléptico; todo ello debido al abandono brusco de la sustancia», insiste Pascual. En estos casos, los expertos aconsejan contactar con personal sanitario para hacer un descenso paulatino y abandonar el consumo.

El consumo de alcohol al volante cae 45 por ciento en Brasil con la ley de tolerancia ceroEl El consumo de alcohol al volante cae 45 por ciento en Brasil con la ley de tolerancia cero EFE

Más recaídas en el confinamiento

Las terapias individuales y las de grupo han sido canceladas después del estado de alarma. Si bien los profesionales se han puesto en disponibilidad absoluta para ayudar a superar este mal momento, esto ha dejado en una situación de cierta desprotección a todas las personas que se encontraban en rehabilitación.

«La reclusión en casa puede hacer recordar viejos tiempos y hacer que surja el deseo de consumir: la inactividad, el exceso de tiempo con la familia (o la soledad en otros casos), el frenar de repente y, sobre todo, el miedo y la incertidumbre sobre lo que está pasando», subraya Rodríguez.

Así, los porcentajes de recaída tras dejar el consumo son muy elevados durante el primer mes y hasta los seis meses; luego se ralentizan. «No obstante, la prevención de recaídas es muy necesaria, sobre todo, hasta los dos años», puntualiza. «Por desgracia, si el aislamiento se prolonga mucho en el tiempo habrá numerosas recaídas, porque si el confinamiento ya es duro, estar encerrado y con una adicción es mucho peor», vaticina Godino, presidente de la AEF.

Más optimista es el presidente de Socidrogalcohol: «Este tiempo se puede aprovechar para reorganizar la vida y procurar definir objetivos, valores y apreciar lo importante. Creo que es el momento de avanzar y de aprovechar para abandonar el uso de sustancias o consolidar su renuncia».

Cómo afecta a las familias

Durante el confinamiento, en las personas con adicciones activas se van a producir conflictos generados por la tensión, la ansiedad y los propios efectos de la droga. Y esto influirá también en sus familias. «Además de las consecuencias del consumo, hay que sumarle las que pueden desencadenar para los más cercanos: malestar, miedo y problemas conductuales», aclara Raquel Rodríguez.

Igualmente, es importante controlar su medicación y actuar con acompañamiento y sin confrontaciones. Por eso, Pascual aconseja a los familiares «intentar comprender la situación de aislamiento y los momentos de irritabilidad o ansiedad, que pueden ser más intensos que en otras personas».

Las recomendaciones generales son cuidarse para poder seguir adelante. Estos son algunas de las pautas que han construido Francisco Pascual y Raquel Rodríguez:

Guía de cuidados en casa para personas adictas

– Levantarse a la misma hora.

– Construir una rutina diaria (vestirse, hacer la cama, ducharse).

– No tener alcohol o sustancias tóxicas en la casa.

– No procrastinar, es decir, no posponer actividades.

– Desayunar tranquilamente.

– Pasear por casa o hacer algún ejercicio.

– Leer cosas que le interesen.

– Disfrutar de la compañía que pueda tener.

– Jugar con su mascota.

– Dialogar con su familia, aprovechar para reconectar.

– Proponerse nuevos retos para cuando pase la cuarentena.

– Tomar la medicación a sus horas.

– Estar en contacto con su grupo de ayuda o experto psicólogo.

– Descansar las horas necesarias.

– Hacer manualidades.

– Cocinar y seguir una dieta lo más sana posible.

– Moderar el tiempo de internet y televisión.

– Informarse en fuentes oficiales. No contribuir a la difusión de bulos.

– Y, si se sienten ganas de consumir, tomar algún alimento que disminuya la ansiedad (chocolate, azúcar o frutos secos) y hablar con alguien.

Fuente: El Diario.es

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