NOTICIAS: 08.03.2022
En los años 80 el fenómeno de la heroína arrasó de manera imprevista nuestra sociedad. Por aquel entonces las drogas eran percibidas como el tercer problema que más preocupaba.
PEPA PALACIOS RUBIO
NAVARRA, A ello se le fueron sumando multitud de drogas nuevas que se expandieron como mancha de aceite instaurándose en todos los ángulos de nuestra geografía con efectos devastadores entre nuestra población. A día de hoy, el consumo de alcohol y otras drogas es un tema que ya no ocupa los primeros puestos entre las principales preocupaciones, sin embargo sigue siendo una realidad que azota con fuerza la salud en el sentido amplio. Pero parece que cuando hablamos de estas cuestiones sólo lo relacionamos con juventud y ocio nocturno.
Con el alcohol pasa algo curioso. La percepción de riesgo de la sociedad en general dista mucho de la que tenemos quienes nos ocupamos de adicciones y salud: de ser visto como vehículo y termómetro de grandes celebraciones (a mayor presencia de alcohol mayor es la celebración y viceversa) a ser una de las dos principales demandas de tratamiento (junto con la cocaína) y que afecta gravemente tanto a la salud física como a la mental y con graves consecuencias sociales (conflictos familiares, laborales, judiciales, etcétera). Pero este tema es tan complejo que requiere una reflexión aparte (y lo mismo que ocurre con las adicciones sin sustancia como el juego, las apuestas u otro tipo de adicciones comportamentales).
Es notable el número de apariciones en prensa de noticias de accidentes de tráfico bajo los efectos del alcohol y otras drogas. Lo leemos, fruncimos el ceño y pasamos página. Como si siempre tocase al prójimo. ¿Lo estaremos naturalizando? Parece como si nos hubiéramos ido inmunizando a ese tipo de tragedias.
¿Y qué pasa con los consumos de alcohol y otras drogas en el trabajo? El ámbito laboral es un fiel reflejo de lo que ocurre en nuestra sociedad. Según el informe del Observatorio de Proyecto Hombre, el 70% de las personas que nos solicita tratamiento por adicciones a nivel estatal son personas trabajadoras en activo o en baja laboral. El Observatorio Español de Drogas y Adicciones refleja que el 9,7% de la población laboral presenta un consumo de alcohol de alto riesgo y la Organización Internacional del Trabajo nos pone por delante datos poco tranquilizadores y que pasan muchas veces desapercibidos: el 25% de los accidentes laborales se producen bajo efectos del consumo de alcohol y otras drogas.
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