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Alcoholismo: más que falta de voluntad una enfermedad

13/08/2020
Existe una delgada línea entre disfrutar socialmente del alcohol y convertirse en un alcohólico. La falta de moderación y autocontrol son factores que inciden directamente en esta problemática, que se ha vuelto muy común en la sociedad

 

Manuel Sánchez

El alcoholismo está catalogado a escala mundial como una enfermedad que genera graves problemas en el organismo de quien padece de esta adicción, y que a diferencia de los que muchos creen, no es algo de lo que se puede salir de un día para otro.

Más que fuerza de voluntad

El consumo excesivo de alcohol es un problema de salud pública, de eso no existe la menor duda. Todos los estudios realizados por organismos e instituciones dedicadas a la investigación y búsqueda de soluciones a esta adicción, demuestran que la dependencia al alcohol se deriva de factores genéticos, mentales o problemas sociales, entre otros.

Por eso, en la mayoría de los casos decir que quien cae en el alcoholismo lo hace porque así lo quiere es un error. El alcohólico no tiene control sobre sí mismo y las cantidades de licor que ingiere, y muchos menos, cuando el cuerpo ha desarrollado tolerancia hacia esta sustancia.

Las estadísticas demuestran que los individuos provenientes de familias donde el padre o la mujer tendían a consumir alcohol o abusar de él, son más propensos a seguir esa línea y caer también en el alcoholismo.

Esta adicción trae serios problemas a nivel físico, psicológico y social para quien la padece.

Físico porque genera desequilibrios, mareos, daños severos a órganos indispensables en el cuerpo humano entre otra docena de malestares que ponen en riesgo directo la vida de la persona.

Desde el punto de vista psicológico, porque el alcohólico puede llegar a sufrir alucinaciones, ansiedad, dificultad para el aprendizaje e inclusive epilepsia.

Y sociales porque la ingesta masiva de alcohol repercute en una imagen negativa general y en una mayor posibilidad de empatizar con causas ajenas.

¿Cómo salir de esta adicción?

El primer paso siempre será reconocer que existe un problema y tener la disposición de aceptar la ayuda de personas especializadas para tratar este mal.

Una de las primeras alternativas es acudir a un centro de alcoholismo, donde después de una evaluación que permitirá conocer las razones de la enfermedad del paciente (desde cuando es alcohólico o los alcances negativos que ha tenido la adicción en su cuerpo, por ejemplo), se procederá a definir un plan de acción a seguir, no solo por el paciente, sino por todo su entorno familiar, para solucionar el problema.

Por lo general un centro alcoholismo está dirigido por personas que ya han pasado por este problema y que están dispuestos a ayudar a los demás a superarlo. Más allá de las charlas grupales, en un centro de alcoholismo la atención que se le da al paciente es integral, atacando la situación desde el ámbito psicológico, clínico, social y muchas veces espiritual.

Aunque este tipo de instituciones pueden tratar a un alcohólico en cualquier grado que esté su adicción, se recomienda asistir a uno cuando el paciente se da cuenta a tiempo de que está teniendo un problema, para casos más difíciles, existen los centros de desintoxicación.

Soluciones más drásticas

Cuándo la situación se vuelve más complicada y el caso parece no tener salida, existen medidas un poco más drásticas pero que garantizan resultados positivos.

La principal vía gira en un centro de desintoxicación, espacio diseñado para tratar los casos más difíciles de alcoholismo y lograr reinsertar a este individuo de nuevo a su rutina social.

En este tipo de centro de alcohólicos se realizan con mayor frecuencia los tratamientos de larga duración, donde el adicto es internado durante más de tres meses para recibir un tratamiento especializado e integral y donde también se ofrecen tratamientos sin la necesidad de ser recluido. El paciente tiene la posibilidad de ir y venir del centro de alcohólicos durante el procedimiento.

En la mayoría de los casos y dependiendo del porcentaje de curación del paciente, será necesario aplicar una terapia de apoyo posterior para evitar la recaída. En esta etapa de la intervención la participación de la familia es fundamental para alcanzar los objetivos de curación del alcohólico.

Los resultados de estas terapias muestran que el 87% de las personas que asisten al tratamiento logran salir de esta adicción y su índice de reincidencia es mínimo. Esto se debe a la constante actualización de los métodos de atención al paciente, pero sobre todo por el uso de fármacos especializados que atacan directamente el área del cerebro donde se genera la necesidad del consumo de alcohol que es donde recae la adicción.

Así se manifiesta el alcoholismo

Las señales son claras, pero no es el paciente quien se da cuenta en primera instancia, es la familia quien lo nota y es su deber tomar cartas en el asunto:

Deseo incontrolable por beber, aumento de la tolerancia al alcohol, es decir, la necesidad de tomar más para conseguir un nivel de embriaguez, aislamiento social y familiar, problemas en el trabajo, ansiedad por salir de la jornada para empezar a beber, temblores, sudoración, nauseas y vómitos.

Fuente: El Periódico Extremadura

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