NOTICIAS: 19.01.2022
La técnica utiliza la tecnología de imagen conocida como espectroscopia funcional de infrarrojo cercano (fNIRS) para medir los patrones de activación cerebral que se correlacionan con el deterioro.
Investigadores del Hospital General de Massachusetts (Estados Unidos) han descubierto que un procedimiento no invasivo de obtención de imágenes cerebrales es una forma objetiva y fiable de identificar a las personas cuyo rendimiento se ha visto afectado por el THC, el ingrediente psicoactivo del cannabis.
La técnica utiliza la tecnología de imagen conocida como espectroscopia funcional de infrarrojo cercano (fNIRS) para medir los patrones de activación cerebral que se correlacionan con el deterioro por intoxicación de THC.
Según se publica en la revista ´Neuropsychopharmacology´, el procedimiento podría tener importantes implicaciones para mejorar la seguridad en las carreteras, ya que las pruebas tradicionales de alcoholemia no son fiables a la hora de juzgar el deterioro agudo causado por el cannabis.
El aumento del consumo de esta sustancia en Estados Unidos ha creado la necesidad urgente de un procedimiento de imágenes cerebrales portátil que pueda distinguir entre el deterioro y la intoxicación leve por THC.
«Nuestra investigación representa una nueva dirección para las pruebas de deterioro en este ámbito«, dice el autor principal, Jodi Gilman, investigador en el Centro de Medicina de Adicción del hospital.
«Nuestro objetivo era determinar si el deterioro del cannabis podía detectarse a partir de la actividad del cerebro a nivel individual. Este es un tema crítico porque un enfoque del tipo ´alcoholímetro´ no funcionará para detectar el deterioro del cannabis, lo que hace muy difícil evaluar objetivamente el deterioro del THC durante una inspección de tráfico«, explica Gilman.
En estudios anteriores se ha demostrado que el THC perjudica el rendimiento cognitivo y psicomotor esencial para una conducción segura, un factor que se cree que duplica al menos el riesgo de accidentes de tráfico mortales.
El reto para los científicos, sin embargo, es que la concentración de THC en el cuerpo no se corresponde bien con el deterioro funcional. Una de las razones es que las personas que consumen cannabis con frecuencia pueden tener altos niveles de THC en el cuerpo y no estar impedidas.
Otra es que los metabolitos del THC pueden permanecer en el torrente sanguíneo durante semanas después del último consumo de cannabis, mucho más allá del período de intoxicación. De ahí la necesidad de un método diferente para determinar el deterioro por intoxicación de cannabis.
En el estudio del Hospital General de Massachusetts, 169 consumidores de cannabis se sometieron a imágenes cerebrales fNIRS antes y después de recibir THC oral o un placebo. Los participantes que declararon estar intoxicados después de recibir THC oral mostraron un aumento de la concentración de hemoglobina oxigenada (HbO), un tipo de firma de actividad neuronal de la región de la corteza prefrontal del cerebro, en comparación con los que declararon estar poco o nada intoxicados.
«La identificación del deterioro agudo de la intoxicación por THC a través de imágenes cerebrales portátiles podría ser una herramienta vital en manos de los agentes de policía sobre el terreno«, explica el autor e investigador principal A. Eden Evins, director fundador del Centro de Medicina de la Adicción.
«La precisión de este método fue confirmada por el hecho de que el deterioro determinado por los modelos de aprendizaje automático utilizando solo la información de fNIRS coincidió con el autoinforme y la evaluación clínica del deterioro el 76 por ciento de las veces«, señala Evins.
Aunque el estudio no evaluó específicamente la fNIRS en las evaluaciones de la conducción alterada en carretera, sí citó ventajas considerables para dicha aplicación.
Entre ellas, se encuentra la viabilidad de los dispositivos fNIRS, baratos, ligeros y alimentados por baterías, que permiten almacenar los datos en unidades de registro portátiles o transmitirlos de forma inalámbrica a un ordenador portátil. Además, la tecnología fNIRS podría incorporarse a una cinta para la cabeza o a una gorra y, por lo tanto, requeriría un tiempo de preparación mínimo.
«Las empresas están desarrollando dispositivos de control de la alcoholemia que solo miden la exposición al cannabis, pero no su deterioro«, dice Gilman. «Necesitamos un método que no penalice a los consumidores de marihuana medicinal o a otras personas con cantidades insuficientes de cannabis en su sistema para perjudicar su rendimiento. Aunque requiere más estudios, creemos que las pruebas basadas en el cerebro podrían proporcionar una solución objetiva, práctica y muy necesaria«, concluye.
Comments