NOTICIAS: 03.05.2022
«Los jóvenes ya no van al cine o al teatro, gastan sus ahorros apostando»
MADRID. «Los jóvenes no saben que otras opciones tienen para divertirse y se ven alentados por este tipo de negocios. No van al cine, teatro o museos, se meten en casas de apuestas y gastan todos sus ahorros porque su equipo favorito juega un partido esa noche, es lamentable», comenta Benjamín Ramos, vecino de Tetuán, uno de los barrios con más número de casas de apuestas en sus calles.
En la otra punta de la ciudad, entre el metro Puente de Vallecas y Nueva Numancia, se encuentran múltiples locales de casas de apuestas, en las zonas colindantes varios colegios y centros educativos. Cuando acaba el horario lectivo, jóvenes adolescentes pasean por las calles del barrio cruzándose con este tipo de negocios al ir a sus casas o de camino a coger el trasporte público. Se ven atraídos por los oscuros escaparates con grandes letreros e imágenes que ocultan el interior del establecimiento. La curiosidad de los jóvenes les lleva a querer saber más, entablan conversación con otros consumidores que entran y salen, muchos de ellos acaban por entrar al negocio. Quizá por curiosidad, por conocimiento o por rutina muchos de estos jóvenes invierten su tiempo en estos locales sin saber el riesgo que puede suponer para ellos.
Entre las calles más saturadas de la capital se encuentran Bravo Murillo, perteneciente al distrito de Tetuán, con 16 locales; y varias calles del distrito de Puente de Vallecas, como avenida de la Albufera, con 6 locales. Otras de las calles más afectadas son Alcalá, con 12 locales; General Ricardos, con 9; y Marcelo Usera, que acumula 6 casas de juego.
La Comunidad de Madrid declara que la región cuenta con 700 locales de juego y apuestas autorizados a día de hoy. Según un estudio de la FRAVM, el municipio de Madrid tiene la mayoría, 371 salones de apuestas activos.
Los vecinos y asociaciones vecinales muestran su preocupación en cuanto a la ubicación de estos salones de juego, suelen tener un patrón fijo de localización y una posición estratégica en barrios generalmente de renta media y baja, siendo un blanco fácil a la hora de consumir en este tipo de negocios.
Nada más salir del metro Alvarado, situado bajo la calle Bravo Murillo, no hace falta dar muchos pasos para comenzar a toparse con numerosos salones de apuestas. «Carteles llamativos, locales lujosos y bien ubicados. Tienen un marketing muy estudiado para poder captar clientes, negocios perfectos para saquearte», comenta Carolina Cruz, vecina del barrio.
Las casas de apuestas de la calle Bravo Murillo también están situadas cerca de colegios y centros educativos, «Se queda corto vigilar o controlar los locales de este tipo y más cuando los jóvenes están tan expuestos. Los encuentran cerca de sus casa, colegios e institutos. No podemos pensar que solo con estas medidas vamos a acabar con el juego y el riesgo que supone empezar en estas dinámicas adictivas ¿Qué hacemos con los jóvenes que ya están enganchados?», declara Isabel Acosta, vecina de la zona.
Una enfermedad silenciosa: la ludopatía
La OMS define la ludopatía como un trastorno caracterizado por la alteración reiterada y progresiva del comportamiento del individuo mediante el cual siente la incontrolable necesidad de participar el juegos de apuestas, dominando así su vida en perjuicio de sus valores y obligaciones sociales, laborales, familiares y menospreciando cualquier consecuencia negativa derivada de ello.
Es una enfermedad silenciosa, tardía en ser detectada y que acaba influyendo no solo al adicto sino a todo su círculo cercano. Comienza afectando al propio dinero del individuo que suele conllevar a la solicitud de micro créditos o créditos en los bancos, pero suele ocurrir en perfiles de personas de edad adulta. En los jóvenes en edad educativa o de trabajo, no solo supone pérdida económica, sobre todo de sus familiares, también puede llevar a que abandonen sus estudios. Esta enfermedad puede acabar provocando daños psicológicos como pueden ser: la irritabilidad, ansiedad, dependencia, hiperactividad y depresión. «El problema de la ludopatía y el juego es que siempre ha estado ahí, yo lo recuerdo desde que era niño, pero las nuevas tecnologías han traído consigo más problemas como las casas de apuestas online, todo el mundo puede tener acceso a ellas, incluso los jóvenes con los datos de un adulto sin consentimiento. Tenemos que seguir luchando para evitar que los locales de apuestas invadan las calles», lamenta Benjamín Ramos vecino de Tetuán.
Según un estudio elaborado por científicos del Instituto de Política y Gobernanza (Ipolgob) de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) sobre la percepción social de los juegos de azar, sólo un 8% de los residentes en España (entre 18 y 75 años) declara no haber jugado nunca, cifras alarmantes que hacen ver lo normalizado que están los juego de azar en España y la necesidad de advertir sobre el peligro que conlleva si no se hace con responsabilidad.
Distancia insuficiente con los colegios
Alrededor del 90% de los centros educativos de secundaria e institutos de la capital tiene un local de apuestas a menos de 500 metros de sus puertas, y más de 50 se hallan a menos de 100 metros, según los datos que aporta la Fravm. Desde la Federación Vecinal han recogido alegaciones al proyecto de decreto, consideran que es demasiado permisivo que solo se establezca en el decreto 100 metros de distancia mínima y proponen ampliar ese límite a 250 metros como mínimo para asegurar la protección a los jóvenes y menores que estudian cerca de estos negocios.
Ocio alternativo
«La gente no tiene sitios de ocio que no supongan un consumo constante o por lo menos yo no veo que se publiciten» comenta Benjamín Ramos.
Los ciudadanos, tanto jóvenes como adultos, necesitan encontrar una espacio de descanso de la rutina para divertirse, socializar e identificarse como personas. Uno de los principales problemas de las casas de apuestas viene en su propia definición como salones de juego, un supuesto ocio que en lugar de ser espacio seguro que fomente acciones sanas para los consumidores acaba siendo todo lo contrario.
Actualmente no se dispone de cuantiosas medidas de ocio individualizado sin ánimo de lucro, lo que provoca que las casas de apuestas sean foco de socialización y que los sectores de la población que son más vulnerables, los jóvenes, acaben consumiendo sin ser capaces de analizar los riesgos que supone y a lo que están expuestos si comienzan en tales dinámicas.
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