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España bate su récord de muertes por sobredosis en plena pandemia: casi mil en un año

NOTICIAS: 22.11.2021

Las restricciones y los confinamientos apenas redujeron el tráfico de estupefacientes mientras las intervenciones de alijos revelan unos trasiegos similares a los anteriores a la crisis sanitaria, con una tendencia creciente en la distribución de las sustancias anfetamínicas

EDUARDO BAYONA

ZARAGOZA. El consumo de drogas está haciendo estragos durante la pandemia: España batió su récord histórico de muertes por sobredosis mientras la venta de estupefacientes al por menor, para consumo, movía más de 6.000 millones de euros, apenas un 13% menos que en el año previo a la crisis sanitaria.

Esos datos coinciden en el tiempo con unos registros de incautaciones y detenciones por parte de las fuerzas de seguridad que apuntan a que el trasiego de este tipo de sustancias se mantiene en niveles similares a los previos a la crisis pandémica, con tendencias al alza en lo que se refiere a las llamadas drogas de diseño y los derivados de la anfetamina.

Los datos de la reciente Estadística de Defunciones por Causa de Muerte del INE (Instituto Nacional de Estadística) ponen negro sobre blanco los efectos que el consumo de estupefacientes alcanzó el año pasado en España: 974 muertes en un añoocho cadáveres cada tres días, cerca de una veintena por semana; un ritmo que no se había dado en las cuatro décadas que cubre la estadística, que incluyen los estragos de la heroína en los 80 y los de la cocaína y las drogas de diseño en los 90.

El apartado de «Envenenamiento accidental por psicofármacos y drogas de abuso» revela cómo en el primer año de la pandemia, que culmina una tendencia creciente iniciada en 2010, se registraron entre 80 y 140 muertos más que en el tramo más elevado de la serie, que fue el de 1992 a 1997, coincidente, como las dos anteriores fechas, con una situación de crisis económica cuya salida en ese caso coincidió con una explosión del consumo de estupefacientes vinculado al ocio.

El grueso de las muertes del año pasado, 404 de 974, se concentran en la franja de edad de los 45 a los 54, la de quienes vivieron los noventa como veinteañeros y treintañeros. La incidencia es netamente inferior tanto en los grupos de edad anteriores como en las posteriores.

“No son consumos de ocio, se trata de dependencia”

Ese elevado registro de fallecimientos por ingesta de drogas se encuentra en sintonía con otros datos oficiales sobre el tráfico de drogas, entre los que destaca el volumen de dinero que acabaron facturando los traficantes en un año marcado por las restricciones de la movilidad y por el cierre de los locales de ocio nocturno y la prohibición de las concentraciones festivas y musicales, cuyo vínculo con la ingesta de estupefacientes parece tener en realidad rasgos más casuales que causales a la vista de los datos.

La Clasificación del Gasto en Consumo Final de los Hogares por Finalidad que elabora el INE cifra en 6.075 millones de euros el volumen de dinero que los españoles destinaron el año pasado a comprar sustancias estupefacientes al menudeo, tan solo un 12,8% por debajo del registro del año anterior y un 13,4% inferior al de 2019, el único de la serie en el que se superaron los 7.000 millones de euros.

Esos datos, que apuntan a una media de algo más de 16,5 millones de euros dedicados diariamente a la adquisición de drogas de abuso, revelan un volumen de gasto superior al que, según ese mismo estudio, las familias dedican al mantenimiento y reparación de sus viviendas (4.417 millones de euros), a la compra de electrodomésticos (4.296) o a la adquisición de aparatos electrónicos, audiovisuales e informáticos (4.517).

«El consumo de droga se ha convertido en un asunto de necesidad, no es un consumo de ocio«, explican fuentes policiales, que llaman la atención sobre el hecho de que «ahora los efectos de la dependencia de la droga no se ven en la calle como ocurría con los heroinómanos en los años 70 y 80».

La actividad del narcotráfico se mantiene con la pandemia

Paralelamente, los datos de incautación de estupefacientes y de personas detenidas o investigadas por asuntos de narcotráfico revelan, pese a la

elevada ‘cifra negra’ que caracteriza a las estadísticas sobre esta actividad delictiva (solo se conocen los asuntos con arrestos y/o aprehensiones), una actividad similar, e incluso superior, en algunos apartados, a la previa a la pandemia.

Los datos proceden de las respuestas a sendas preguntas parlamentarias del senador malagueño del PSOE Miguel Ángel Heredia sobre las incautaciones de estupefacientes y sobre las personas que han sido objeto de investigación y/o arresto por su relación con esa actividad.

Los datos apuntan a un intenso trasiego de lo que se conoce como drogas duras a lo largo de todo el año pasado, con la intervención de más de 36 toneladas de cocaína frente a una media de 32 en el lustro anterior y con aumentos en la mayoría de las sustancias ‘de diseño’, como la anfetamina, el ‘speed’ o sulfato de anfetamina y el MDMA (al alza en éxtasis y a la baja en cristal).

Las cifras de detenidos e investigados resultan también llamativas desde el momento en el que los 22.771 del año pasado suponen el segundo mayor registro de los últimos cinco años, apenas medio punto por debajo de los 22.888 (-117) del ejercicio anterior, y que en lo primeros siete meses de este la suma alcanza ya los 13.862, un ritmo que de mantenerse superará con claridad cualquiera anterior.

«Detrás del aumento de las operaciones y los detenidos por tráfico de droga y de la cantidad de droga incautada está el aumento de los efectivos policiales«, señala Heredia, que destaca al mismo tiempo «el descenso de otros tipos de delitos» como los hurtos (-38,3%) en lo que va de año), los asaltos a domicilios (-32%) y el robo de vehículos

«La seguridad ciudadana es una prioridad. Los ciudadanos tienen el derecho a estar seguros y por ello hay que hacer un esfuerzo en aumentar los efectivos», añade, al tiempo que destaca las cifras sobre ese particular: un recorte de 5.866 guardias civiles y 8.584 policías entre finales de 2011 y mediados de 2018, con los gobiernos de Mariano Rajoy, y un aumento de 10.000 efectivos en esas mismas plantillas en los últimos tres años, con los de Pedro Sánchez. «El número de detenciones e investigados por tráfico de drogas ha aumentado un 18,5%» de una etapa a otra, anota.

“Sigue habiendo superproducción en el Caribe”

Las cifras, en cualquier caso, apuntan a la consolidación de España como una de las principales puertas de entrada a Europa para la cocaína procedente de Latinoamérica y como uno de los destinos preferentes de las drogas de diseño y el ‘speed’ que se mueve por Europa desde, principalmente, los puertos de Holanda y Bélgica.

«Sigue habiendo una superproducción de cocaína en el Caribe, se mueven grandes cantidades, tal y como se ve en el tamaño de los alijos que se van importando», explican fuentes policiales.

Esa mayor disponibilidad de sustancia estupefaciente, que también se da en las drogas de diseño, tira al alza de la pureza con la que se trafica con ella en la calle al menudeo, algo que puede estar relacionado con ese aumento de las sobredosis, que no suelen deberse al exceso de adulteración con sustancias de corte como la lidocaína y la cafeína, que llegan a transformar en inocuo el polvo, sino a su escasez. «A los traficantes les interesa vender», señalan.

En el caso de la heroína, cuyas incautaciones sufrieron un descenso el año pasado pese a que su consumo, especialmente fumada, lleva años repuntando, el mercado está pendiente de conocer qué política aplican finalmente los talibanes tras haber recuperado el control de Afganistán, país que concentra el 90% de la producción mundial de esa sustancia.

 

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