NOTICIAS: 29.04.2021
CON UN BIOSENSOR FLUORESCENTE
AAZ-A-154 muestra propiedades potencialmente terapéuticas para problemas de salud mental sin alterar la percepción
Madrid – Las drogas alucinógenas empiezan a verse como un posible tratamiento en ciertos problemas de salud mental. Gracias a un biosensor codificado genéticamente para que emita fluorescencia, un equipo de investigadores liderados por la Universidad de California, en Davis (EE.UU), ha podido detectar un nuevo e interesante compuesto.
El denominado AAZ-A-154 reúne las características de una droga psicodélica, pero sin efectos alucinógenos a la par que muestra propiedades potencialmente terapéuticas. Los resultados ven la luz este miércoles en la revista Cell.
Numerosos grupos de investigación estudian en la actualidad si drogas psicodélicas como las psilocibina (setas alucinógenas) o el LSD (dietilamida de ácido lisérgico) podrían servir para tratar los síntomas trastornos mentales. El Imperial Collegue de Londres ha creado incluso un centro dedicado exclusivamente a este campo de estudio: el Centro de Investigación Psicodélica (Centre for Psychedelic Research).
Sin embargo, un debate se mantiene abierto. ¿Los efectos alucinógenos de estas sustancias son necesarios para obtener beneficios? El equipo de Lin Tian, profesora en el departamento de Bioquímica y Medicina Molecular de la universidad estadounidense, junto con el de David Olson, profesor de química, quisieron estudiar de manera conjunta sustancias que se comportaran como alucinógenos, pero sin la capacidad de alterar los sentidos.
Para ello diseñaron una especie de lámpara biológica que se encendiera ante un compuesto que actuara como una droga psicodélica. El grupo se sirvió para su desarrollo de la estructura del receptor HT2A de serotonina.
Es precisamente en estos receptores cerebrales donde se “enganchan” los alucinógenos clásicos y otras sustancias psicoactivas para ejercer sus efectos. Además, juegan un papel esencial en la mediación de los efectos alucinógenos de los psicodélicos. Lo que hicieron Tian, Olson y sus colegas fue modificar genéticamente los HT2A para que emitieran fluorescencia. Al biosensor resultante lo llamaron psychLight.
Cuando psychLight se une a la serotonina o un compuesto alucinógeno, cambia su conformación, lo que hace que aumente la fluorescencia. Los compuestos no alucinógenos también pueden unirse a psychLight pero dar lugar a un perfil de fluorescencia diferente.
El equipo aplicó el biosensor tanto a muestras de cerebros de ratones como en ratones vivos a los que expusieron a varias sustancias. PsychLight permitió de esta forma identificar a la que denominaron AAZ-A-154.
Se identificó a la molécula como un compuesto psicodélico pero que no generaba alucinaciones ni en dosis más altas. AAZ-A-154 produjo, después de una sola administración, efectos beneficiosos en el comportamiento de los ratones durante más de dos semanas lo que para el equipo es una muestra de su potencial terapéutico.
Limitaciones del estudio
Una de las limitaciones del estudio consiste en que los mecanismos de acción de las moléculas alucinógenas estudiadas aquí no pueden conocerse simplemente con el uso del biosensor.
Según explican los autores, harían falta otros estudios para comparar sustancias alucinógenas con no alucinógenas y así desentrañar mejor cómo interactúan en el cerebro. Sería necesario un perfil farmacológico completo de AAZ-A-154 que incluyera información sobre su mecanismo de acción además de su farmacocinética o toxicidad.
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