NOTICIAS: 03.09.2022
El sector del videojuego, acusado por asociaciones de ser antesala de la adicción al juego de azar
MADRID. Borja es un joven madrileño de 22 años, como cada día, acabada su jornada laboral habrá un lugar en el que le reciban con una sonrisa. Un edén donde no hay ventanas ni relojes, pero en el que cuando uno triunfa se convierte en «el rey del mundo». «¿Quieres algo?», le preguntan al llegar; como siempre, lo que augura suerte es «una botellita de agua». En ese momento el joven ya tendrá en su bolsillo 200 euros que enseguida va a emplear. Mirará a su alrededor y en la primera jugada perderá ya la noción del tiempo. No importa, está en su zona de confort, cómodo, y frente a lo que le ha acompañado desde los 15 años: una ruleta. Empieza a jugar.
La ludopatía en los jóvenes es hoy un problema que preocupa a los expertos. Aunque la última reforma del Gobierno de la Comunidad de Madrid ha conseguido erradicar la presencia de menores en casas de apuestas y salones de juego, la realidad es que los adolescentes madrileños siguen apostando. Elena Díaz Aguilar, psicóloga experta en intervención de adicciones, explica que las medidas han mejorado la situación, pero «habría que haberlas tomado hace ocho o 10 años«, ya que aquellos que jugaban siendo menores lo siguen haciendo hoy en día, ahora, de forma legal. «Empecé cuando tenía 15 años, lo típico que no quieres ir a clase porque no te apetece ir. Así comencé yo, y todo el mundo», relata Borja.
El último informe sobre adicciones comportamentales indica que el 63,6% de los mayores de 15 años ha apostado presencialmente en el año anterior. Aunque esta cifra supera la mitad de la población de dicha franja, los empresarios del juego sentencian que estos números no indican riesgo de adicción. «No hay problema de ludopatía. Además, este es un sector que está muy regulado, no hay ningún tipo de problema y nunca lo ha habido», argumenta Iñaki Angulo, portavoz de la Asociación de Trabajadores del Juego de la Comunidad de Madrid (ATJUCAM).
Por otro lado, la Asociación Madrileña de Empresarios del Recreativo (AMADER), a partir de datos facilitados por la Comunidad de Madrid, indica que en 2018 había 92 personas inscritas en un Programa sobre Trastorno de Juego, es decir, un 0,48% sobre la población en tratamiento del total de adicciones. Ahora bien, «las cifras son de gente que asume que tiene una adicción». Un problema que no todo el mundo admite. «Yo hablaría de un 15 o 20% más», argumenta Díaz Aguilar.
UN PERFIL COMÚN
Las personas somos diferentes, con particularidades propias; sin embargo, compartimos hábitos y rutinas según nuestras inquietudes. No son una excepción aquellos jóvenes interesados en los juegos de azar, que ya desde la preadolescencia adquieren unas costumbres que los abocan a perfiles muy semejantes. Así es su inicio, «yo me levantaba para ir al instituto, iba a la puerta del colegio y no me apetecía entrar. A las ocho de la mañana hacíamos un poco de tiempo, porque las casas de apuestas suelen abrir a las 10«, confiesa por primera vez Borja fuera de su círculo cercano. Al principio, el joven no acude solo. «Suelen ir en grupo, incitados por otros menores de su edad que ya lo han hecho o alguien que les ha hablado de ello«, apunta una de las psicólogas de terapia de la Asociación para la Prevención y Ayuda al Ludópata (APAL), Ángela Ruiz Martínez.
En estas primeras veces en las que el adolescente acude con amigos, por ocio, y apostando pequeñas cantidades, gana. Con todo, el punto de inflexión ocurre cuando ganar se convierte en necesidad. Ya no es ocio, «poco a poco lo van haciendo para reducir el malestar, van empezando a hacerlo ya solos», señala la psicóloga Díaz Aguilar. Y ante ello, la conducta de estos jóvenes cambia. «Hoy voy al salón y pierdo dinero. No voy a quedar con mis amigos, porque se me quitan las ganas de todo. Y con mis padres pues prácticamente lo mismo, no tengo ganas de hablar, me siento decepcionado, hecho una mierda. Me cambia el comportamiento, mucho», admite Borja.
A la frustración le acompaña un cúmulo de emociones que inestabilizan al apostante, «principalmente irritabilidad«, apunta Elena Díaz Aguilar. Además del cambio de conducta, «el fracaso escolar aparece, y empiezan poco a poco a robar a sus padres o a engañarles para conseguir dinero e ir a la casa de apuestas. En definitiva, conductas de manipulación, mentiras», explica la terapeuta de APAL.
El nerviosismo y la impaciencia hacen mella en el perfil de estos adolescentes. «Suelen terminar solos, aislados y con una gran culpa y malestar encima», avisa la psicóloga experta en adicciones. A continuación, el paso suele ser la agresividad. Pero, ¿cuál es la antesala de esta realidad?
LOS VIDEOJUEGOS, CUESTIONADOS
Algunos expertos advierten que el punto de partida de la adicción a los juegos de azar radica en los videojuegos. Por primera vez, en 2022, la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluye en su Clasificación Internacional de Enfermedades la adicción de los videojuegos en su apartado de desórdenes mentales.
«El perfil actual del jugador ludópata es ya totalmente distinto al de hace ocho o diez años; ahora ya son todo chavales jóvenes entre 20-30 años. Representan un perfil que ya ha salido de jugar a los videojuegos, que son la antesala de la ludopatía desgraciadamente; es el entrenamiento de un ludópata pero sin dinero», expone Juan Carlos Gallego, presidente de APAL.
En frente, la Asociación Española de Videojuegos (AEVI) se desmarca totalmente de estas declaraciones, y las califica como un ataque continuado que fomenta el desprestigio a toda una industria. «Rechazamos la asimilación de videojuegos y juego de azar. Se trata de fenómenos muy diferentes. A raíz de este tipo de declaraciones tememos que se pueda estigmatizar a un sector, conformado por un ecosistema con 18 millones de usuarios en España», afirma José María Moreno, presidente de AEVI.
La psicóloga Elena Díaz atiende a diario a menores adictos a juegos de azar, algunos de ellos adeptos también a los videojuegos. «Al final la videoconsola es un juego, la ludopatía es juego de azar con apuestas, en los videojuegos la apuesta no es dinero; la apuesta es vidas, puntos, caramelos. Entonces sí que es verdad que le pueden quitar el miedo a la apuesta, porque como eso no les duele, como no es dinero de bolsillo no les duele, su cerebro se puede estar acostumbrando a ese tipo de chutes de dopamina que es lo que ocurre en el cerebro en la parte del sistema de recompensas con lo de los videojuegos», declara Díaz Aguilar.
No obstante, la experta adjunta en su argumentación que «los videojuegos en sí no son una antesala de la adicción a los juegos de ruleta y apuestas, sino una mala utilización de ellos. No poner límites y pautas al juego en sí». Paralelamente, la psicóloga advierte de la necesidad de establecer un control por parte de los padres sobre el adolescente en relación a las rutinas de juego. «Normalmente son personas a las que no se les ponen pautas de rutinas diarias. Entonces el niño puede jugar cuando y como quiera el tiempo que quiera, con lo cual no hay autocontrol, no aprenden a autocontrolarse», sugiere Elena Díaz.
Actualmente no hay una evidencia científica clara que demuestre relación directa entre videojuego y juego de azar, aunque «los principales estudios al respecto llaman a seguir investigando», reconoce Moreno, presidente de AEVI. Además del terreno investigativo, las expertas en adicciones abogan por una mayor divulgación del riesgo que puede suponer un mal uso de los juegos electrónicos. «Falta información por parte de los profesionales, también a veces de la rama educativa, sanitaria… y que como es algo que el menor lo puede hacer bajo su responsabilidad, en su habitación en el ordenador… los padres lo enfocan más como una manera de ocio y cuando empiezan a detectar estas señales puede ser tarde», argumenta la terapeuta Ángela Ruíz Martínez.
Esta es una posible antesala, intangible. Ahora bien, ¿encuentra un joven, durante su rutina diaria, estímulos cercanos que le inciten a los juegos de azar? Organizaciones sin ánimo de lucro y asociaciones vecinales denuncian que la proximidad de las casas de apuestas y salones de juego a escuelas e institutos es una causa directa.
LA PROXIMIDAD A LOS COLEGIOS
La Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM) elaboró en 2019 un informe sobre distribución territorial y análisis demográfico de locales de juego y apuestas en el municipio. En este documento, elaborado por Vicente Pérez Quintana, sociólogo y responsable de urbanismo y vivienda de la FRAVM, se desgranó minuciosamente la relación entre casas de apuestas y centros escolares en Madrid.
Desde entonces, desde tiempo prepandémico, se ha aprobado una ley de regulación del juego, propuesta por el Ministerio de Consumo, y un decreto que reforma la ley del juego llevada a cabo por el Gobierno de la Comunidad de Madrid. Pese a las mejoras sustanciales, el problema de la cercanía del juego de azar y los colegios sigue sobre la mesa. «Yo creo que aunque el chaval vea la casa de apuestas y no entre, evidentemente si tú pasas por un sitio constantemente, ves lucecitas, futbolistas, atracciones y tal, si no entras en la casa lo que sí es que estás entrando en el mundo del juego. La proximidad de los locales de juego a los colegios me parece un dato muy preocupante, sí.», explica Pérez Quintana.
Y es que el informe elaborado resuelve que, actualmente, en Madrid casi el 90% de los colegios de secundaria o primaria conviven con un local de juego a menos de 500 metros. En contraposición, para los empresarios del juego este dato no es relevante. «Si tú al final tienes un salón de juego, donde tienes un control de acceso donde no puede entrar, es que no puede entrar, me da igual dónde esté el colegio, a 100 metros o 200. Esta oposición es absurda porque si tenemos un control de acceso donde esa persona, que normalmente si va al instituto es menor de 18 años, le pido el DNI y no entra, pues ya está, incitación 0», defiende Iñaki Angulo, portavoz de ATJUCAM. Los usuarios tienen otra opinión. «Eso está hecho aposta totalmente, nada más que hay que verlo. Da igual si ahora no dejan entrar menores, en el instituto, en bachiller ya hay gente con 18 años; entonces, atraes a más clientes. Si lo tienen cerca van a ir, y si lo tienen lejos y no lo ven de 50 personas van 10, pero si está cerca pues igual de 50 van a ir 47, es así», opina Borja.
DEL PARQUE A LAS CASAS DE APUESTAS
La realidad, según especialistas, es que las personas jóvenes «están cambiando la manera de socializar. Lo que antes hacíamos de bajar al parque a estar un banco, ahora quedan en las casas de apuestas porque se está caliente en invierno y fresco en verano, y además suelen invitar a una consumición, así me lo argumentan, es su plan perfecto», comenta Díaz Aguilar. De estos adolescentes, alguno puede ser el próximo Borja; un joven adicto a la ruleta y juego de azar. «Hombre claro, lo recuerdo y ya se me enciende la luz en la cabeza, hasta salivo», contesta cuando le preguntamos qué siente al oir la palabra ruleta. Un joven, que además, no se plantea ningún tipo de rehabilitación. «No me he planteado ir a un sitio así«, comenta al conocer que existen asociaciones que pueden prestar ayuda.
La Comunidad de Madrid ha aprobado en abril de 2022 el Decreto de Planificación del Juego que protege a menores y a otros colectivos vulnerables, documento que obliga a los locales de juego próximos a colegios a reforzar los controles de admisión, y a mantener una distancia mínima de 300 metros entre casas de apuestas y salas. Paralelamente, en el ámbito local, la Asamblea de Madrid1 estudia aumentar las multas por entrada de menores y personas vulnerables de 9.000 a 600.000 euros; la obligatoriedad de pago en metálico; y la presencia de control por persona física en la entrada de los locales. Ninguna de las medidas incluye programas de prevención a jóvenes y adolescentes, aspecto fundamental para los expertos.
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