NOTICIAS: 21.04.2022
Seguramente has oído hablar de la ketamina, una sustancia de uso médico y veterinario que ha entrado a formar parte de la lista de aquellas que, solas o combinadas con otras drogas, tienen efectos muy peligrosos y nocivos para la salud cuando se abusa de ellas.
Para evitar los supuestos en que esto sucede y se usa como cualquier otra droga, es necesario conocer qué es la ketamina y qué riesgos conlleva su consumo. De tal modo, será posible evitar que se incrementen los problemas de adicción de este tipo de sustancias entre la población, sobre todo, la más joven. Hoy te explicamos qué es y te informamos sobre los usos médicos que tiene, así como los peligros de su abuso.
¿Qué es la ketamina?
La ketamina, también denominada clorhidrato de ketamina, es una sustancia utilizada como anestésico para animales, siendo el principal uso veterinario. Sin embargo, combinada con otras sustancias o medicamentos anestésicos, también se utiliza en algunos casos como medicamento inyectable en humanos para la anestesia quirúrgica. Es frecuente su suministración en la anestesia general y la anestesia espinal.
La ketamina es de acción rápida, haciendo efecto en segundos, en los cuales induce al sueño e inhibe la memoria. Puede provocar alucinaciones fugaces y, al despertar de la cirugía, causar confusión, aunque no todo el mundo recuerda haber tenido tales alucinaciones cuando despierta.
Además, esta sustancia está contraindicada en aquellas personas que padecen asma, epilepsia, hipertensión arterial, insuficiencia cardíaca y/o alcoholismo. Por todo ello, la ketamina solo debe ser suministrada por anestesiólogos y especialistas de la salud.
Tratamientos contra la depresión
En los últimos años, se ha estado investigando la utilización de la ketamina como medicamento para tratar la depresión. Todavía sigue en estudio, así como para otros posibles usos médicos. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la Agencia Europea del Medicamento (EMA) sí aprobó a finales del año 2019 el uso de uno de sus derivados: la esketamina, para tratar la depresión severa, el cual se suministra como aerosol nasal.
También hay algunos centros privados en España que ofrecen tratamientos con ketamina para pacientes con depresión. En este caso, se suministra a través de una inyección intravenosa o incluso mediante infusiones de ketamina, las cuales se combinan con terapia. En los centros de salud que se suministra este producto se adquiere como anestésico, tal y como está aprobado, y los médicos lo administran luego de esta manera legalmente. En Estados Unidos este tipo de tratamientos se ofrecen en numerosas clínicas.
No obstante, también hay que ser conscientes de que el uso de las sustancias psicodélicas para tratar la depresión y otras enfermedades todavía genera intensos debates y posturas diametralmente opuestas dentro de la comunidad médica y científica.
Droga de abuso
Pero además de estos usos médicos que solo deben llevar a cabo los especialistas, la ketamina ha venido consumiéndose desde la década de los setenta del siglo XX como una de las drogas psicodélicas. Por aquel entonces se le dio el nombre de Special K.
Como droga, esta sustancia provoca problemas serios y riesgos muy peligrosos para la salud física y mental. Su consumo provoca alucinaciones, ataques de pánico, alteración de la conciencia, efectos disociativos mediante los cuales se percibe que la mente se separa del cuerpo físico, episodios de psicosis, vómitos, diarrea, convulsiones y paradas cardiorespiratorias.
Pero además de ello, los efectos secundarios son completamente imprevisibles, puesto que este medicamento se vende ilegalmente y adulterado, por lo que aparte de tales problemas pueden surgir muchos otros. Hay que tener en cuenta que, cuando los médicos utilizan la ketamina como anestésico, lo hacen de manera supervisada y en unas circunstancias de absoluto control, desde la sustancia que utilizan hasta el modo de su suministración.
Peligros de uso
El consumo continuado de ketamina provoca dependencia psicológica y física. De igual modo, al igual que cuando se abusa de muchas otras sustancias, puede causar daños cerebrales irreversibles y problemas psiquiátricos, como psicosis.
La sobredosis por consumo puede producirse en torno a los 60 miligramos, aunque también con menor cantidad, dependiendo de las características de cada individuo. Además, al provocar ese efecto anestésico, los riesgos mientras no pasan sus efectos se multiplican, puesto que la persona no siente el dolor y no será consciente de sus heridas.
Desgraciadamente, también se ha abusado de esta droga para fines delictivos. Se administra la ketamina a la víctima que desconoce que se le está dando en cualquiera de sus formas o mezclada en la bebida, para poder alterar su conciencia y hacer de ella lo que se desee. Por este motivo se utiliza con frecuencia para delitos como robos y agresiones sexuales.
La ketamina se engloba así dentro de las conocidas como drogas de sumisión química, al igual que la burundanga, las benzodiacepinas y el éxtasis líquido.
En cualquier caso, recuerda que los medicamentos y este tipo de sustancias solo deben ser administrados por los profesionales sanitarios debidamente autorizados para ejercer en nuestro país, sin olvidar darles la información que necesitan sobre nuestro historial clínico y problemas de salud para que puedan decidir acertadamente cuáles nos prescriben o no, minimizando los riesgos.
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