7/8/2020 NOTICIAS
Más de 14.500 personas empezaron a tratar el año pasado su adicción a las drogas, la mayoría por consumo abusivo de alcohol
Más de 14.500 personas empezaron a tratar el año pasado su adicción a las drogas. Aunque el alcohol sigue motivando el grueso de los nuevos tratamientos (42%), el número de personas que acude al sistema de salud para pedir ayuda por su adicción a la cocaína sigue creciendo por cuarto año consecutivo: el 25% de los nuevos pacientes llegan a los servicios de drogodependencias por un consumo abusivo de esta sustancia. Los inicios de tratamiento por heroína, sin embargo, se mantienen estables desde hace 20 años, en torno al 11% del total.
”El alcohol, sin duda, es la primera causa de todo: el 55% de las urgencias hospitalarias vinculadas con las drogas son por alcohol, un tercio de los jóvenes reconoce haberse emborrachado en el último mes… Está en todos los ámbitos, ritos y celebraciones y hay una baja percepción del riesgo”, advierte Joan Colom, subdirector general de Drogodependencias de la Generalitat. El año pasado, 1.630 personas iniciaron un tratamiento por consumo abusivo de alcohol en Cataluña. “El alcohol es la droga que causa más daños a terceros: afecta en accidentabilidad, en violencia, en rendimiento escolar y laboral. Se necesita un cambio social y también legislativo para cambiar esta percepción del alcohol”, valora Colom.
El alcohol siempre ha estado detrás de la mayoría de los nuevos pacientes que llegan a los centros de atención y seguimiento a las drogodependencias (CAS) que hay en Cataluña. Sin embargo, la adicción a la cocaína empieza a ganar terreno en las nuevas terapias: 3.582 personas pidieron ayudar en 2019 para desintoxicarse de esta sustancia. “Este consumo está relacionado con el contexto del ocio. Los consumidores, cuando la toman, piensan que no es una droga convencional. El ejercicio de la cocaína en el cuerpo es diferente de otras drogas: es una sustancia que engancha de forma experimental, luego su consumo se hace habitual y por último se pasa a tomar de forma compulsiva”, concreta el experto de la Generalitat.
En cualquier caso, matiza Colom, los inicios de tratamiento no significan necesariamente que el consumo de esa sustancia entre la población haya aumentado. “El inicio de tratamiento es la punta del iceberg, los casos más graves”; sostiene el epidemiólogo.
Aunque también hay otros factores que apuntan a una presencia mayoritaria de unas u otras drogas en la calle. Por ejemplo, las urgencias hospitalarias: 22.806 episodios (el 1% del total de urgencias atendidas en 2019 en los hospitales catalanes) estaban relacionadas con las drogas. De ellas, el 56% estaban vinculadas al alcohol, la inmensa mayoría por intoxicaciones etílicas; el 12% eran por consumo de cocaína y el 10% por abuso de otros hipnosedantes.
Colom añade, además, que la segunda sustancia más decomisada por la policía es la cocaína. La primera es el cannabis.
Reducción de daños
Por otra parte, los servicios de reducción de daños en Cataluña han atendido en 2019 a 6.729 personas que no quieren o no pueden iniciar un tratamiento de deshabituación. La mayoría son usuarios de cocaína y heroína inyectada.
Por las 14 salas de consumo supervisado que hay en la comunidad, donde los usuarios pueden consumir de forma segura y vigilada, pasaron el año pasado 3.561 usuarios que realizaron cerca de 184.000 consumos. Evitar muertes por sobredosis o infecciones graves por la falta de higiene o seguridad en el consumo son el leitmotiv de estos centros. “El año pasado se registraron 224 sobredosis en estas salas y se remontaron todos los casos. No falleció nadie”, ejemplifica Colom.
8.000 PERSONAS ASISTIDAS CON METADONA
La heroína apenas está detrás del 11% de los nuevos tratamientos por drogodependencias. El año pasado, 1.521 personas entraron al sistema sanitario por adicción a esta sustancia y, de ellas, solo 207 eran nuevos pacientes. El resto ya había intentado desintoxicarse otras veces. Uno de los principales programas para tratar la adicción a la heroína es el tratamiento de reducción de daños con agonistas opioides. Se trata de la administración en entornos sanitarios de metadona u otros similares. En 2019, 8.000 personas recibían este tratamiento.
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