Los departamentos de innovación y desarrollo de las empresas detrás de estos productos emplean a científicos, ingenieros, diseñadores de producto y toxicólogos
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Las nuevas formas de consumir nicotina han ido ganando terreno con el paso de los años. Ya sea mediante dispositivos para calentar tabaco o los vapeadores, los fumadores adultos cuentan en la actualidad con una amalgama de productos a su disposición. Una de las características comunes que comparten estas nuevas iniciativas es una reducción de los componentes más nocivos, además de señalarse como un instrumento para dejar este hábito.
Los expertos médicos siguen recalcando que fumar, en cualquiera de sus variantes, sigue siendo una actividad perjudicial para la salud pero también apuntan a las posibles ventajas que suponen estas nuevas alternativas. El tabaco calentado, al arder a menor temperatura que el convencional, libera en torno a un 90% menos de sustancias tóxicas hacia los pulmones. En última instancia, algunos médicos recomiendan el uso de vapeo a aquellos pacientes que no quieren, o no pueden, dejar de fumar.
De estos nuevos hábitos hablan los datos del último Plan Nacional sobre Drogas, que aseguraban que más de medio millón de españoles habían utilizado un cigarrillo electrónico de manera asidua durante 2018. El mismo estudio asegura que nueve de cada 10 fumadores están convencidos de que esta forma de consumir nicotina es menos dañina que la convencional.
La investigación detrás de los nuevos productos
Las compañías del sector llevan años trabajando en nuevos productos que eliminen los aspectos más perniciosos de los cigarrillos convencionales. Una de esas firmas es British American Tobacco, una compañía multicategoría de productos de nicotina, y que en los últimos años ha puesto en marcha diferentes proyectos para ofrecer diferentes alternativas al fumador adulto tradicional.
La firma cuenta en su departamento de investigación y desarrollo con un equipo formado por más de 1.500 científicos de todo el planeta cuyo objetivo es dar forma a un catálogo de los llamados productos de riesgo reducido potencial. Ejemplo de ello son gloTM —un dispositivo para calentar tabaco— y el catálogo de vapeadores de la compañía.
Para ilustrar las diferencias entre un cigarrillo convencional y un dispositivo para calentar tabaco hay que fijarse en el principal factor diferenciador: la temperatura a la que se consumen. Los cigarrillos de toda la vida lo hacen a unos 900 grados centígrados, temperatura a la que combustionan y emiten una gran cantidad de aerosoles nocivos para la salud. Sin embargo, los dispositivos de tabaco calentado lo hacen a una temperatura de alrededor de unos 240 grados, sin llegar a combustionar, y les permite recortar las emisiones de dichos gases en torno a un 90% en el caso del tabaco calentado.
El calentamiento se produce gracias a un sistema de inducción térmica, que no quema ni produce combustión, y en cuyo desarrollo han participado más de cien expertos de todo el planeta entre científicos, ingenieros, diseñadores de producto, especialistas en tabaco y toxicólogos.
Pero la investigación de British American Tobacco no se ha detenido solo en el ámbito del tabaco calentado, sino que también ha explorado el sector de los vapeadores. La compañía ha invertido en los últimos años 4.000 millones de dólares en investigación, desarrollo y comercialización de nuevos productos de nicotina.
Los estudios realizados hasta la fecha sugieren que el tabaco calentado y el vapeo emiten un 90% o 95% menos de partículas nocivas para los pulmones
Estos dispositivos recargables calientan un líquido que puede llevar nicotina, creando un vapor que se inhala. Al estilo de lo que sucede con los dispositivos para calentar tabaco, al no existir combustión se produce la citada reducción de entre un 90% y un 95% de elementos tóxicos.Tanto los productos como gloTM, como los vapeadores cuentan con un sistema de recargas que permite al usuario cambiar el sabor a su gusto.
Los vapeadores y los dispositivos para calentar tabaco han aterrizado en el mercado en los últimos años con una filosofía similar: mitigar los efectos perjudiciales que tiene el tabaco convencional. Los fabricantes también advierten, eso sí, que ningún producto que contiene nicotina es 100% seguro y fían a la investigación y a la ciencia el descubrimiento de productos que, poco a poco, sean menos perjudiciales para el cuerpo humano.
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