05/10/2020: NOTICIAS.
Investigadores de la Columbia Británica realizaron un estudio sobre servicios de salud donde contaron con la participación de 1.000 personas con el VIH. De esa cifra, 255 eran mujeres y 9 mujeres trans. Con los datos de ellas realizaron un subestudio cuyo objetivo era analizar el impacto de la violencia infligida por la pareja íntima (IPV por sus siglas en inglés) sobre ellas. Tras la realización de una encuesta y un periodo de seguimiento promedio de 9 años, hallaron que aquellas mujeres con el VIH que refirieron haber sufrido IPV severa tenían el doble de probabilidades de morir en comparación con aquellas que no la había experimentado .
La esperanza de vida de las personas con el VIH en tratamiento antirretroviral efectivo es cada vez más similar a la de la población general. Sin embargo, factores socioeconómicos y estructurales pueden condicionar dicha supervivencia. Estudios anteriores han demostrado que recibir cualquier forma de violencia desde una edad temprana aumenta la probabilidad de tener ingresos bajos, presentar pocas oportunidades educativas o un alto consumo de sustancias y de padecer comorbilidades. Otros análisis han indicado que las mujeres que revelan su estado serológico son especialmente vulnerables a la violencia infligida por la pareja íntima.
La encuesta incluida en el presente subestudio fue respondida en el momento de la inscripción y la contestaron 260 mujeres. La edad promedio de las encuestadas era de 41 años. El 49% de ellas eran blancas, mientras que el 45% eran de etnia indígena. El 53% de ellas terminaron la secundaria. Al ser preguntadas su relación con las drogas, el 23% informó estar actualmente haciendo uso de ellas por vía inyectada. Por otro lado, el 55% había estado en la cárcel anteriormente.
El 60% de las mujeres con el VIH que habían referido haber tenido alguna forma de IPV en su vida tenían más probabilidades de haber entrado en prisión, encontrarse actualmente o en el pasado en depresión y/o haber sufrido violencia antes de los 16 años.
En los 9 años de promedio de seguimiento y realización del estudio, cerca del 25% (n=63) de mujeres con el VIH fallecieron. Aunque no se encontraron diferencias significativas entre las mujeres que habían recibido IPV y las que no, sí se halló una tendencia a que las mujeres que habían experimentado IPV severa tenían más probabilidades de haber muerto por enfermedades crónicas o comorbilidades asociadas a ellas. Por otro lado, aquellas mujeres con el VIH que habían sufrido cualquier forma de IPV presentaban más probabilidades de haber muerto por el alcohol o las drogas. Además, la probabilidad de morir de este grupo era entre tres y cinco veces mayor que la de una mujer sin el VIH promedio.
En sus conclusiones, los investigadores indicaron que muchas mujeres del entorno donde se realizó el estudio no pueden acceder a servicios de apoyo para aquellas personas que sufren IPV. Recomiendan una atención universal donde se reconozcan las experiencias traumáticas y se de apoyo a las distintas realidades, entre las que se encontraría la infección por el VIH. Un ejemplo conciso sería desarrollar estrategias que ayuden a las mujeres con el VIH a revelar de manera segura su condición cuando lo deseen y así detectar o evitar casos de violencia.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda una atención completa e integrada en los servicios de salud donde se vele por los derechos sexuales y reproductivos de aquellas personas con VIH. Estas intervenciones deben mostrar un apoyo adecuado en las mujeres con el VIH que han experimentado IPV, evitando cualquier desequilibrio de poder que pueda establecerse entre la relación profesional-paciente.
Para poder desarrollar estas estrategias, el equipo manifestó la necesidad de realizar muchos más estudios e investigaciones y así poder crear programas efectivos que puedan prevenir y dar una respuesta a la violencia que sufren o están en riesgo de sufrir las mujeres con el VIH a lo largo de su vida.
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