NOTICIAS: 07.02.2022
En pandemia, la foto de las adicciones es fija, a excepción del aumento del consumo de alcohol e hipnosedantes entre mujeres con responsabilidades laborales y familiares, aunque los especialistas se declaran especialmente preocupados por la banalización del cannabis
Además del uso compulsivo de internet, la encuesta Estudes 2021 del Plan Nacional Sobre Drogas (PNSD) revela que los jóvenes de entre 14 y 18 años consumen mayoritariamente alcohol (70%), tabaco (30%) y cannabis (22%), la droga ilegal más común en este grupo de población.
Aunque hubo un descenso generalizado del consumo de alcohol, sobre todo entre los jóvenes, Víctor José Villanueva, director del máster en prevención de drogodependencias de la Universidad Internacional de Valencia y coordinador de un estudio realizado durante el confinamiento, matiza el dato y advierte de que aumentó 10 puntos en mujeres que ya tenían una pauta de riesgo.
La pandemia ha hecho aumentar, del 1,9% al 3,1%, el uso de hipnosedantes sin receta, sobre todo entre las mujeres (4%), según el estudio OEDA Covid
Lo hizo notablemente en el tramo de edad entre 35 y 55 años, con un empleo a tiempo completo e hijos y/o personas mayores a su cargo. “Compaginar ocho horas laborales en una situación de confinamiento con el cuidado de los hijos, que sigue recayendo en las mujeres, se acaba convirtiendo en un estresor que aumenta el consumo. Hay un factor de género claramente”, detalla el investigador.
DERIVADOS DE LA MORFINA
La pandemia también ha hecho aumentar significativamente, del 1,9% al 3,1%, el uso de hipnosedantes –tranquilizantes o somníferos tipo Lexatín u Orfidal– sin receta, una vez más sobre todo entre las mujeres (4%), según el estudio OEDA Covid 2020 realizado por el Ministerio de Sanidad y el PNSD para evaluar el impacto de la crisis sanitaria sobre las adicciones.
Por lo que respecta a los analgésicos opioides, es decir medicamentos derivados de la morfina para calmar el dolor, como el tramadol o el fentanilo, no se perciben cambios en el tipo de consumo. Además, a pesar de que la prescripción de opioides se ha duplicado en España en una década, según el Observatorio del Uso de Medicamentos, los expertos no detectan a día de hoy un problema de salud pública como el vivido en Estados Unidos.
“No existe un problema de salud pública relacionado con el consumo de opiáceos sintéticos ni hay un aumento del consumo de heroína, eso no quiere decir que no llegue más adelante», afirma Juan Jesús Hernández, responsable de Salud de Cruz Roja.
“Allí había prácticas de ‘marketing’ de la industria farmacéutica que fomentaban de forma poco ética la prescripción de opiáceos. No creemos que eso esté pasando en España, con un sistema muy sólido de control de farmacia como la receta electrónica. Además, las comunidades autónomas vigilan si un profesional prescribe más de la cuenta o si un paciente tiene a la vez varios medicamentos que se parecen demasiado”, explica el delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Joan Ramón Villalbí.
Juan Jesús Hernández, responsable de Salud de Cruz Roja, admite que los profesionales temían ver una epidemia de consumo de opiáceos pero que la realidad aleja ese miedo. “Eso no quiere decir que no llegue más adelante, pero, a día de hoy, no existe un problema de salud pública relacionado con el consumo de opiáceos sintéticos, ni hay un aumento del consumo de heroína”, subraya.
Lo que sí han detectado en Projecte Home Catalunya es un aumento en el número de llamadas para solicitar ayuda –2.300 personas en 2020 frente a 1.900 en 2019– y que la situación de drogodependencia de quienes llegan al Projecte se ha agravado durante estos dos años, bien porque consumen más, tienen más patologías psiquiátricas asociadas o padecen un mayor nivel de pobreza.
“En situaciones sociales muy complicadas repuntan comportamientos más extremos. Lo que percibimos es la gravedad de quienes ya consumían, y a quienes el contexto les lleva a aumentar el consumo o a delinquir, porque muchos han perdido el trabajo o lo tienen más precario”, detalla el director de Projecte, Oriol Esculies.
HEROÍNA Y CANNABIS
Cruz Roja cree, en todo caso, que se puede hablar de una situación prepandemia en lo que respecta a número de fallecimientos por intoxicación. “Teóricamente hay un mayor riesgo de sobredosis cuando se vuelve a consumir la misma cantidad tras un proceso involuntario de desintoxicación por un menor acceso a la sustancia, pero nosotros no lo hemos visto”, indica Hernández.
“La foto global en España es de una cierta estabilidad. Si miramos con décadas de perspectiva, vemos que ha mejorado mucho el problema de la heroína y ha habido un lento descenso del alcohol. El mayor foco de preocupación sigue siendo el cannabis, porque su consumo se ha banalizado”, resume Villalbí, que menciona Afganistán como otro motivo de inquietud.
El país asiático es el mayor productor mundial de opio –y por tanto de heroína– y está empezando a cultivar efedra, planta endémica de la que se extrae la efedrina, un potente estimulante del que se obtiene metanfetamina, una droga muy destructiva por su capacidad adictiva. “De momento parece que está yendo solo al mercado asiático, pero la misma ruta que trae heroína podría traer metanfetamina y eso hay que seguirlo con mucho cuidado”, sostiene Villalbí.
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