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Las unidades de juego patológico: “Estamos desbordados”

Marta Sancho, coordinadora de la unidad de conductas adictivas del Hospital de Sant Pau. CÈLIA ATSET

NOTICIAS: 09.01.2022

Reclaman recursos ante el incremento de las adicciones comportamentales

 

Carina Bellver

BARCELONA. A pesar de que Catalunya es la única comunidad que tiene unidades de atención especializadas en juego patológico en la red asistencial pública, estas mismas unidades consideran que no son suficientes para atender el volumen de casos y advierten de que trabajan al límite. “La unidad hace honor a su nombre: está formada solo por una persona”, ironiza Sara Soria, coordinadora de la unidad de Mataró. Y no es la única que sufre esta situación. De las 11 unidades de juego patológico distribuidas por el territorio, solo dos -el Hospital de Bellvitge y AIS- están formadas por una docena de profesionales y atienden a pacientes de toda Catalunya. El resto cuentan solo con una psicóloga clínica y se dividen territorialmente la atención. Además, hay dos -Sant Joan de Déu y el Hospital Clínic- que solo atienden a menores.

“La realidad es que estamos desbordados y no damos abasto”, confiesa Marta Sancho, coordinadora de la unidad del Hospital de Sant Pau, con un mes de lista de espera para admitir a pacientes nuevos en Barcelona. En el caso de Reus, este tiempo de espera es del doble. “Estamos desbordados, pero no hay previsión de recibir más recursos”, advierte Eva Esteban, coordinadora de la unidad del Institut Pere Mata.

Incremento del 26,6%

Lo cierto es que del 2013 al 2019, el año en el que se logró un récord de nuevos pacientes -hasta 1.115-, las 9 unidades de adultos han visto crecer un 26,6% el número de primeras visitas por enfermedades comportamentales, de las cuales la gran mayoría son por juego patológico, con porcentajes que oscilan actualmente de un 66% en el caso de la unidad de Manresa a un 74% a la de Sant Pau o un 80% a la de Bellvitge, el dispositivo que ha recibido más pacientes por ludopatía en los últimos 7 años, con un total de 2.230 casos nuevos. La siguen el centro de Terrassa, con 936 primeros tratamientos, y el de Sant Pau, con 813, según datos conseguidos a través de una petición de información pública al departamento de Salud. Por el contrario, la pandemia y el confinamiento domiciliario por coronavirus frenaron la atención durante el 2020, año en el que las primeras visitas cayeron hasta la cifra más baja desde el 2013, con 802 nueces pacientes.

La inversión pública crece menos

Esta presión asistencial no se ha visto compensada del mismo modo a nivel presupuestario. Del 2013 al 2019, mientras los casos nuevos han aumentado cerca de un 27%, la inversión pública lo ha hecho un 12%. Del 2013 al 2020, la unidad que más presupuesto ha recibido por parte de la conselleria de Salud es AIS, seguida de Bellvitge y de la unidad del Maresme. Las tres reciben más del doble que el resto de dispositivos. Es más, AIS -cuarta en el ranking de atención de casos nuevos- ha visto incrementado el presupuesto un 35% en 8 años, mientras que en el resto de centros ha sido un 13,6%. Estas diferencias presupuestarias generan cierto malestar. “Salud tendría que hacer un ejercicio de transparencia sobre qué destina a cada unidad, porque no se corresponde la demanda creciente de la enfermedad con la poca dotación de recursos”, asegura Núria Aragay, de Terrassa, la unidad que está en cuarto lugar en el ranking de inversión por parte de Salud pero que es la segunda que ha atendido a más pacientes nuevos en 7 años.

“Analizaremos las cargas de trabajo y ojalá se pueda incrementar el presupuesto con el nuevo modelo de adicciones comportamentales que estamos implementando”, explica Joan Colom, subdirector general de Drogodependencias del departamento de Salud. Un nuevo modelo que prevé derivar solo los casos más graves a las unidades de juego, a los 61 centros de atención y seguimiento de las drogodependencias (CAS) y, en el caso de los menores, a los CSMIJ (Centros de Salud Mental Infantil y Juvenil), mientras que la atención primaria se quedará los casos de baja complejidad.

Otra novedad es la recogida sistematizada de los datos de los nuevos pacientes para elaborar un indicador que permita radiografiar la enfermedad ante la inexistencia de un registro hasta ahora centralizado. Un primer estudio piloto provisional sobre este nuevo indicador, con 252 casos nuevos de juego patológico atendidos de marzo a octubre de 2020, evidencia que la mayoría de primeros tratamientos son todavía por una adicción al juego presencial.

El tratamiento de juego patológico no solo queda supeditado a la red de atención pública. Hay también clínicas privadas y entidades, como Jugadores Anónimos, Fuera de Juego o Proyecto Hombre, con una larga experiencia en la atención a la ludopatía. Ahora bien, según una petición de acceso a la información pública, ni el departamento de Salud ni el de Derechos Sociales disponen de “ninguna línea de subvención específica” para entidades privadas dedicadas al tratamiento de la enfermedad.

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