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Los menores acceden a la pornografía entre los 9 y los 11 años de media Los menores acceden a la pornografía entre los 9 y los 11 años de media Adolescentes y porno: Criterios para detectar una conducta sexual compulsiva

Los menores acceden a la pornografía entre los 9 y los 11 años de media

NOTICIAS:10.05.2021

El psicólogo especializado en adicción a la pornografía Alejandro Villena ha analizado en la Universidad Villanueva este problema social, una realidad a la que acceden los jóvenes a partir de entre 9 y 11 años

 

Madrid. «La pornografía se ha vuelto el educador de la sexualidad de muchos adolescentes». Esta afirmación está sustentada por numerosos estudios y datos: los menores acceden a la pornografía entre los 9 y los 11 años de media, entre el 80% y 90% de los jóvenes han visto alguna vez porno y esto ha generado una sociedad hipersexualizada. Entre un 3% y un 8% de las personas desarrollan problemas derivados de esta adicción. Lo ha recordado el psicólogo Alejandro Villena en la jornada ¿Cómo abordar la adicción a la pornografía?, organizada por la Universidad Villanueva dentro del ciclo Jornadas de Educación y Psicología 2021. Un 86,9% de los hombres y un 54,8% de las mujeres consumen estos contenidos Pese a ello, como explicó la directora del Grado en Psicología de la Universidad Villanueva Teresa Artola en la introducción de la Jornada, «se trata de un tema de gran impacto en la sociedad, pero un poco tabú, del que apenas se habla».

Conducta Sexual Compulsiva

Villena es psicólogo general sanitario y colabora como asesor con la Asociación Dale Una Vuelta, que ofrece asistencia a todo tipo de personas con problemas de Conducta Sexual Compulsiva (CSC) o Uso Problemático de la Pornografía, dos de los términos clínicos usados para la adicción a la pornografía, pese a que comparte muchas características con otras adicciones como las del alcohol, las drogas o el juego. Algunos datos ayudan a situarla en el mismo terreno, como que el 87% de la masturbación compulsiva esté asociada al uso de pornografía. Los criterios para detectar a una persona con adicción lo dejan claro: falta de control, esfuerzos repetitivos e infructuosos para dejarlo, pérdida de la obtención del placer y desatención de las obligaciones del día a día.

Industria y violencia sexual

Uno de los problemas más graves es la imagen desvirtuada y violenta del sexo que genera la pornografía en los jóvenes. «A mayor uso de pornografía, mayor nivel de agresión sexual luego en la vida real», aseguró Villena. La industria del porno es un gigante millonario que genera ya más ingresos que las grandes cadenas de televisión internacionales: por cada película de Hollywood estrenada, hay 27 pornográficas. Y la mayoría incluyen escenas de violencia sexual. Este entorno se extiende a los videojuegos: el 88% incluye actualmente algún tipo de violencia verbal o física. «No es que la pornografía te vaya a volver un agresor sexual, pero banaliza y normaliza la violencia», explicó Villena, que aseguró que la propia percepción de las mujeres sobre la violencia sexual se ve alterada: «Una mujer que ve pornografía tiene menos probabilidades de denunciar una violación real».

El psicólogo repasó las consecuencias, como las afectivas: «La pornografía al final no es vivir la sexualidad, es observar la sexualidad. Es una forma de voyeurismo», recalcó. También recordó que el 77% de las familias nunca han hablado de sexualidad con sus hijos. «La educación sexual sigue siendo un tabú», afirmó. «La educación sexual es una carrera de fondo. Hablar de sexualidad no promueve comportamientos sexuales».

Señales de alarma

Villena repasó las señales de alarma, especialmente en el caso de los jóvenes: incomunicación, uso excesivo de nuevas tecnologías, búsqueda de lugares de soledad… Además, recordó, hay factores estudiados que predisponen al consumo adictivo de pornografía, empezando por la educación sexual recibida, sin olvidar crisis, traumas o abusos, diferentes estilos de apego y baja autoestima.

Villena ofreció consejos para prevenir de forma temprana este problema: tener libros en casa que los jóvenes puedan coger y leer, ver juntos películas y comentar situaciones y relaciones de sus personajes, utilizar la música y sus canciones para abordar la sexualidad, Aprovechar baños de hermanos o hermanas, o la estancia en playas, piscinas o vestuarios para hablar de sexualidad y del cuerpo. Y por supuesto, ser modelo para ellos.

Nuevas tecnologías y sexting

También conviene entrar en redes sociales con los hijos: tres de cada diez adolescentes practican el sexting. Los expertos proponen establecer «contratos de tecnología» con los hijos (delimitar cuándo y cómo pueden usar sus dispositivos o internet). Es recomendable el uso de filtros para los más pequeños. De hecho, Villena llamó la atención sobre la falta de una legislación similar a la del juego que impida el acceso de menores a las webs pornográficas mediante la petición de un DNI.

Fuente: Abc

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