NOTICIAS: 24-03-2021
El Gobierno asegura que la represión no ha funcionado
Tratar el consumo de drogas más como una cuestión de salud pública que como un problema de seguridad. Esa es la filosofía detrás de la reforma legal que prepara el Gobierno noruego y por la cual se despenalizará el uso y posesión limitada de hasta una decena de drogas, entre ellas las más comunes como el cannabis, la cocaína y la heroína.
El ejecutivo noruego, una coalición de centro-derecha, presentó un proyecto de ley titulado ‘Del castigo a la ayuda’ con el que quiere cambiar la forma de luchar contra el consumo de drogas: más diálogo y menos sanción. Más psicología y menos represión. En lugar de multas y condenas de prisión, convocatorias obligatorias para sentarse a hablar con un consejero especialista en adicciones.
Noruega calcula que en los últimos años han muerto 267 personas (de media anual) por sobredosis de drogas cuando el país tiene 5,4 millones de habitantes. Es una de las tasas de muerte por sobredosis más altas de Europa. Y según el Gobierno, “es la prueba de que todo lo que hemos hecho no funciona”.
De aprobarse –y todo da a entender que sí porque una mayoría parlamentaria se muestra a favor aunque la negociación puede dar lugar a enmiendas- Noruega tendría una de las legislaciones sobre consumo y posesión de drogas más laxas del planeta. El Ejecutivo reconoce que es “la reforma socialmente más radical desde hace décadas”.
La reforma impone límites a la posesión de drogas para evitar que se fomente el tráfico. Así, una persona no podrá tener más de 2 gramos de heroína, cocaína o anfetaminas, más de una dosis de LSD ni más de 0,5 gramos de MDMA (el principio activo del éxtasis) ni más de 20 gramos de cannabis. Se puede tener hasta tres de esas sustancias a la vez.
Guri Melby, ministra de Conocimiento e Integración, jefa del partido liberal Venstre y responsable de la reforma aseguró en sede parlamentaria que “ser detenido y condenado (por posesión o consumo de drogas) normalmente empeora el problema y no ofrece ninguna solución”.
Melby estima que las sanciones no son eficaces: “en los países que tienen las penas más duras el consumo de drogas de los jóvenes no es más bajo. Además, sabemos que esas legislaciones son injustas socialmente porque los jóvenes de ambientes desfavorecidos corren más riesgo de ser detenidos por la Policía que los demás jóvenes”.
No se trata de legalizar la posesión de drogas sino de despenalizarla. Por lo tanto, la Policía puede seguir buscando droga y puede decomisarla, lo que no puede es detener y enviar ante un juez a quien tenga una cantidad que no supere lo permitido. En caso de tratarse de menores de edad, los policías deberán ponerse en contacto con sus padres sea cual sea la cantidad que llevaran.
La reforma encuentra sus mayores enemigos en los sindicatos policiales. Creen que la despenalización no tiene por qué mejorar la situación de los toxicómanos y que puede aumentar el consumo. Noruega se fija en Portugal, que fue el primer país europeo en despenalizar el consumo de drogas. Los datos de Portugal, recuerda el gobierno noruego, muestran que el consumo, las sobredosis y las infecciones de VIH se redujeron.
El modelo sueco
El otro modelo en el que se mira Noruega es el de su vecina Suecia, uno de los países europeos con una legislación más dura sobre posesión y consumo de drogas. Además de no haber reducido el consumo, la legislación sueca no impide tampoco que los crímenes relacionados con las drogas estén en tasas de las más altas de Europa.
Sólo en 2019 hubo más de 300 tiroteos con 37 muertos y centenares de heridos. A la violencia la clase política responde con medidas más represivas en lo que parece un círculo vicioso. En Suecia mueren unas 600 personas al año por sobredosis, una tasa de aproximadamente 90 por millón de habitantes entre 15 y 64 años.
La media europea, según datos del Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías, es de 22,6 muertos por sobredosis por millón de habitantes. Suecia está en la segunda peor posición europea, sólo por detrás de Estonia, único país del bloque que supera los 100 fallecidos por sobredosis por millón de habitantes. Suecia tiene, con 10,2 millones de habitantes, sufrió más muertes por sobredosis, en números total, que España, que tiene 4,6 veces más población o que Francia, que tiene 6,5 veces más.
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