NOTICIAS: 27.05.2022
El 45 % de los jóvenes de entre 14 y 18 años consume bebidas energéticas, y casi la quinta parte reconoce que las mezcla con alcohol.
MADRID. Las bebidas energéticas están incluidas en la encuesta ESTUDES (Encuesta sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias en España), un documento que recopila información sobre las tendencias del consumo de drogas y otras adicciones entre los estudiantes de entre 14 y 18 años. El objetivo de este trabajo, que publica el Ministerio de Sanidad, es conocer la situación actual, su evolución y su impacto en las generaciones más jóvenes. Los resultados más recientes, de 2021, muestran que el consumo de estas bebidas se combina con la ingesta de alcohol en el 16,1 % de los casos y que los estudiantes que las toman sacan peores notas de media, repiten más cursos o hacen más pellas que el resto.
Consumo precoz de bebidas energéticas
El imperio de las bebidas energéticas tiene súbditos cada vez más jóvenes. Esto incluye menores de edad y también niños pequeños, y el asunto viene de lejos. Para hacerse una idea del calado del problema, basta con recordar una encuesta publicada en 2013 por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), que desvelaba que, en la Unión Europea, uno de cada cinco niños de entre 3 y 10 años toma estas bebidas en cantidades que rondan los dos litros al mes.
Los jóvenes son uno de los grupos de población más expuestos al consumo de bebidas energéticas, también en nuestro país, y los datos más recientes lo corroboran. En la actualidad, el 45 % de los estudiantes de entre 14 y 18 años toma estas bebidas, aunque la prevalencia es mayor en los chicos (50,7 %) que en las chicas (39 %). Así lo desvela la encuesta ESTUDES, que realiza la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas cada dos años y que desde 2014 incluye un módulo sobre bebidas energéticas como una sustancia psicoactiva más.
Y es que las bebidas energéticas son estimulantes, pero no por sus ingredientes estrella —como la taurina, el ginseng o el guaraná— sino por su contenido de vitamina B, cafeína y azúcar. En una lata de medio litro hay 160 mg de cafeína (lo mismo que 3 tazas de café) y unos 55 g de azúcar (más del doble de lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud para todo el día). Las vitaminas del grupo B (B6, B12, ácido pantoténico o niacina) sí disminuyen el cansancio y la fatiga, pero podemos encontrarlas en alimentos más saludables que estas bebidas, como una lata de sardinas, por ejemplo.
Bebidas energéticas y jóvenes: datos y cifras
En España, las bebidas energéticas son bien conocidas por los menores de 18 años. Cuando se les preguntó, el 45 % afirmó haberlas ingerido ese mes, y casi la quinta parte de ellos reconoció que las mezclaba con alcohol.
🔸 La encuesta muestra que el consumo es más acusado a los 15 años, en el caso de las chicas; y a los 17, en el caso de los chicos. Ellos beben más que ellas y, en conjunto, las toman más que antes: la prevalencia de ingesta de bebidas energéticas en 2021 es la mayor de toda la serie analizada.
🔸 ¿Por qué ha crecido el consumo de este producto? Según el documento, el aumento se debe a un cambio de tendencia entre las chicas, que ahora beben más que antes. En 2019, 3 de cada 10 tomaban bebidas energéticas; en 2021, lo hacían 4 de cada 10.
🔸 El detalle de las cifras muestra algo más: el hábito de mezclar bebidas energéticas y alcohol está presente en todas las edades. De hecho, 1 de cada 10 niños de 14 años afirma haberlo hecho.
H (14) |
M (14) |
H (15) | M (15) | H (16) | M (16) | H (17) | M (17) | H (18) | M (18) | H | M | TOTAL | |
Bebidas energéticas | 46,1 | 41,9 | 49,7 | 42,3 | 52,3 | 37,3 | 53,9 | 34,6 | 50,3 | 40,6 | 50,7 | 39 | 45 |
Bebidas energéticas + alcohol | 11,3 | 12,8 | 15,2 | 13,6 | 18,8 | 15,1 | 21,3 | 15,2 | 22,7 | 18,4 | 17,5 | 14,6 | 16,1 |
Mezcla de bebidas energéticas y alcohol
🔸 El 16,1% de los estudiantes de 14 a 18 años ha tomado bebidas energéticas mezcladas con alcohol. Nuevamente, el consumo es superior entre los chicos (17,5 %).
🔸 En términos generales, la tendencia se mantiene estable con respecto a años anteriores, puesto que las cifras apenas han variado desde 2019.
🔸 Este consumo se produce en todas las edades, si bien la mayor proporción se registra entre los alumnos de 18 años: a esa edad, 2 de cada 10 combina estas bebidas con alcohol.
El efecto negativo para la salud que tiene el alcohol se potencia con esta mezcla. Las elevadas cantidades de cafeína de las bebidas energéticas estimulan el sistema nervioso, reducen la somnolencia y camuflan los efectos del alcohol. Es decir, hacen que la persona esté «alerta» durante más tiempo, beba más y note menos las señales físicas del exceso. El riesgo de sufrir un coma etílico se incrementa.
Las combinaciones van más allá del alcohol. El Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones (OEDA) destaca lo extendido que está la toma de bebidas energéticas entre aquellos jóvenes que han consumido cannabis (32,5 %), entre los que se han emborrachado (29,9 %) y entre quienes han hecho binge drinking (25,7 %), esto es, un «atracón» de alcohol.
No solo eso. La ingesta de bebidas energéticas mezcladas con alcohol es superior entre los jóvenes que consumen otras sustancias, como la cocaína. El 56,1 % de los chicos y chicas que consumen cocaína y bebidas energéticas aseguró haberlas tomado junto con alcohol.
Publicidad, disponibilidad y rendimiento académico
Las bebidas energéticas se anuncian como estimulantes deseables. Se perciben como una ayuda inocua para el rendimiento físico e intelectual y, en España, los menores de edad pueden comprarlas como si fueran un refresco.
El Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones pone allí el foco, en que son de venta libre y en el tipo de publicidad. «Su irrupción en el mercado está influenciada por intensas campañas publicitarias, que las definen como bebidas refrescantes creadas para incrementar la resistencia física, proporcionar sensación de bienestar y estimular el metabolismo, capaces de suministrar un elevado nivel de energía proveniente de una combinación de ingredientes adicionados por sus posibles efectos estimulantes», describe.
Una publicidad que no menciona los efectos adversos y que no siempre se corresponde con la realidad. Y es que, al analizar las características sociodemográficas de aquellos estudiantes que las consumen, el mito del rendimiento académico se cae. En palabras del OEDA: «Se observa que los estudiantes que toman bebidas energéticas sacan peores notas de media, repiten más cursos o hacen más pellas que el resto de estudiantes que no las consumen. Estas diferencias son todavía mayores en aquellos estudiantes que han consumido bebidas energéticas mezcladas con alcohol«.
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