NOTICIAS: 24.05.2021
La responsable de la oenegé, que releva a Gómez Crespo, advierte de la falta de sensibilización respecto a las adicciones
Ourense/Galicia. Proyecto Hombre lleva luchando contra las adicciones desde 1984 en varias zonas de España y desde 1990 en Galicia. De todas las personas que hoy forman parte de esta entidad, solo dos de ellas figuran en la foto tomada hace ya más de treinta años en el acto de fundación de la sección gallega en Compostela. Una de ellas es Ramón Gómez Crespo, quien durante todo este tiempo ha estado al frente de la entidad a nivel autonómico, y la otra es Ofelia Debén Rodríguez, ourensana de nacimiento y psicóloga de formación, que coordina Proyecto Hombre Galicia desde este año.—¿Cuál ha sido su recorrido en Proyecto Hombre?
—Formo parte del equipo inicial en Galicia. Tuve la suerte de estar presente en la apertura de todos los centros y servicios. Cuando se abrió en Ourense en 1997 ya me quedé como coordinadora de centro y, a mayores, también tenía la responsabilidad de todo el tema de coordinación terapéutica del resto de centros junto con la responsabilidad de formación.
—O sea, que sabe cómo funciona la organización a la perfección.
—La parte económica y el tema de subvenciones aún la lleva Ramón y no controlo demasiado, pero en todo lo que son servicios, sí.
—¿Qué supone tomar el mando y sustituir a alguien como Ramón Gómez Crespo, que llevaba tantos años al frente?
—Es un momento en el que dar el paso para continuar ayudando a la entidad y que siga siendo pionera y profesional. Es decir, continuar la línea de Ramón. Además es un acto de servicio para que todo vaya lo mejor posible. Por otro lado, no hay por qué dudarlo, también me da un poco de vértigo. Siempre he tenido responsabilidades, pero algo así siempre te empuja a ser prudente. Por eso Ramón está realizando un proceso de acompañamiento, para que el trasvase sea seguro y responsable.
—Se han tomado algo así como un año de transición.
—Sí. Proyecto Hombre es algo más que un trabajo, es una apuesta que se ha hecho desde hace muchos años de un estilo de trabajo y unos valores determinados. Son treinta años de trabajo que no se pueden perder por hacer mal y a prisa un trasvase de responsabilidad.
—¿Ha cambiado mucho el perfil de los usuarios desde que empezó en 1990?
—En aquella época la heroína era la droga principal de consumo, pero el cambio no solo se ha dado por la utilización de drogas distintas. Al cabo de los años nos encontramos con otro tipo de sustancias como la cocaína o las drogas sintéticas, pero también cambia la edad de inicio, cada vez más temprana, o la forma de consumo. Ahora en muchos momentos, no se empieza por estar en crisis social, sino más bien por ocio, tiempo libre, hedonismo…
—¿Antes era una cuestión más marginal?
—Es la imagen que se tiene del consumo de heroína. Después el patrón de consumo varió y ya no estábamos en un nivel socioeconómico medio-bajo, sino en uno medio o alto, porque la cocaína lo exige. Da la sensación de ser algo menos complejo o de menor exclusión social, pero bueno, esa es la parte externa. El deterioro psicológico y el nivel de desestructura que produce el consumo de drogas al final es muy similar. No eres dueño de tu propia vida. El nombre que le pongas a esa droga ya es secundario.
—¿Cómo se integra a la gente en una situación de pandemia?
—La pandemia nos ha cuestionado a todos y nos ha limitado mucho en los tratamientos. En estos momentos las dificultades que puedas tener hoy a nivel laboral, social, afectivo o personal por el covid-19 son dificultades que también van a tener ellos. Tenemos que ayudarles a entender que debemos integrarnos en las sociedad que nos ha tocado vivir.
—Y el mundo súper-mediatizado de hoy, ¿cómo afecta?
—La tecnología tiene dos caras. Por una parte puede ayudar a que las personas estén mejor en el mundo, pero, si no ponemos los límites donde los tenemos que poner y, de algún modo, nos despersonalizamos y nos dejamos llevar, entonces podemos no ser capaces de salir y entramos en un círculo vicioso. Por eso las campañas de prevención son tan importantes. Es lo que educa para que tengas capacidad de discernir y no entres en una adicción porque no has aprendido a elegir.
—¿Cuál es el papel de la sociedad en la prevención?
—Importantísimo. El nivel de importancia que medios, instituciones y la sociedad en general le den al consumo de drogas y a otras adicciones va a ser el eco que se necesite para que las personas de a pie tengamos esa sensibilidad. Por ejemplo, si el juego y las apuestas deportivas se nos salen por los ojos cada vez que encendemos la televisión, lo escuchan muchísimos millones de personas y muchísimos millones de adolescentes. Que se permita que cerca los colegios abran casas de apuestas y de juego, para que los adolescentes las tengan próximas, quiere decir que no hay sensibilidad social.
—¿Cuáles son los retos que hay por delante?
—Volver de nuevo a trabajar en prevención. Con este parón ha sido muy complicado y es un elemento básico. Necesitamos sensibilizar de nuevo a la sociedad con el tema de las adicciones porque, aunque parece que no son importantes, se sigue consumiendo y mucho, y los adolescentes consumen, y mucho.
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