OPINION: 19.02.2022
Entre guerra, pandemia y sus consecuencias colaterales en forma de subida de precios, escasez de productos y perspectivas de un colapso social si esto no se arregla pronto y el Gobierno no pasa de los anuncios a la acción, los ciudadanos siguen con su día a día, aunque las circunstancias no sean demasiado halagüeñas y cada mañana haya que realizar un ejercicio de motivación para empezar una nueva jornada que no sabemos lo que nos deparará.
No cabe ninguna duda de que, en esta tesitura, los jóvenes son uno de los sectores de la población más permeable a los acontecimientos que estamos viviendo y, por lo tanto, con mayor necesidad de buscar escapatorias y momentos de evasión, que por otra parte son lógicos teniendo en cuenta la edad. Y ahí aparecen hábitos poco saludables, como el consumo irracional de alcohol o la adicción al tabaco o a otras sustancias ilegales, como el cannabis o la marihuana, e incluso hipnosedantes (tranquilizantes/somníferos), cuyo consumo ha aumentado considerablemente en los últimos dos años.
Así queda reflejado en la Encuesta sobre el Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias en España (ESTUDES) del año 2021 publicada recientemente por el Ministerio de Sanidad y que gracias al Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT) he tenido la oportunidad de conocer. Se trata de un estudio demoscópico realizado cada dos años y que tiene como objetivo conocer la situación y las tendencias del consumo de drogas y otras adicciones entre los estudiantes de 14 a 18 años que cursan Enseñanzas Secundarias.
En esta última encuesta, se han obtenido resultados de 531 centros educativos y 1.324 aulas, con una muestra valida final de 22.321 alumnos en todo el territorio nacional. En las Illes Balears, han participado 864 alumnos y los resultados están en la media nacional en la mayoría de los parámetros analizados.
Atención a las principales conclusiones. En los estudiantes de Enseñanzas Secundarias con edades comprendidas entre 14 y 18 años, el alcohol se posiciona como la sustancia psicoactiva más consumida. El 73,9% reconoce haber consumido bebidas alcohólicas alguna vez en su vida, si bien supone un descenso de 4 puntos porcentuales respecto al dato del 2019.
El tabaco es la segunda sustancia psicoactiva con mayor prevalencia de consumo entre los estudiantes. El 38,2% ha fumado tabaco alguna vez y el primer contacto con el cigarrillo se produce a los 14,1 años de media. El mayor consumo se observa entre las chicas de 18 años con un porcentaje del 40,9%.
En tercer lugar se sitúa el consumo de cannabis, si bien se trata de la sustancia ilegal más consumida entre los estudiantes de 14 a 18 años. El 28,6% de los jóvenes admiten haber consumido cannabis en alguna ocasión, aunque, evolutivamente, se produce una ruptura en la tendencia ascendente que venía registrándose desde 2016.
Los hipnosedantes (tranquilizantes/somníferos) con o sin receta figuran como la cuarta droga de mayor prevalencia de consumo entre las analizadas, observándose que el 19,6% de los estudiantes ha tomado este tipo de sustancias psicoactivas alguna vez en su vida. Este dato corrobora la tendencia ascendente iniciada hace 5 años y corrobora que la pandemia ha tenido consecuencias en la salud mental de los más jóvenes.
La siguiente sustancia ilegal en términos de prevalencia de consumo es el éxtasis, que muestra una tendencia variable en función del tramo temporal analizado. Así, el 3,1% de los estudiantes declara haber consumido alguna vez en la vida. Por su parte, el consumo de cocaína se sitúa en el 2,7%, de éxtasis en el 3,1%, de anfetaminas en el 1,4% y de alucinógenos en el 1,7%. Los datos obtenidos también informan de que el 46,3% de los estudiantes de 14 a 18 años ha realizado policonsumo (más de una sustancia a la vez) en alguna ocasión.
Son datos que me parecen relevantes y que he querido compartir en esta columna para su reflexión. Especialmente llamativos son el consumo de alcohol, por encima del 70% de los jóvenes entre 14 y 18 años, el del tabaco, que supera el 30%. Dos sustancias que no son ilegales, pero que constituyen un verdadero problema de salud pública.
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