OPINION: 18.08.2022
Últimamente he observado casos en materia de adicciones en los que parecería que diagnosticar la enfermedad es una verdadera tragedia, lo cual quizás sea un polo extremo de la negación de quienes las padecen o de sus familiares, lejos de agradecer que afortunadamente hay soluciones y tratamientos que pueden ayudar a la persona a recuperar una vida funcional, útil y feliz.
En tantos años que llevo en contacto con el alcoholismo y las adicciones en general, me parece que la verdadera tragedia es la serie de consecuencias que causa a la persona, a la familia y a su entorno, el consumo patológico con todos los daños que éste ocasiona.
Es decir, la tragedia es la enfermedad cuando está activa, antes de que sea remediada a través de un tratamiento, aunque para algunos parece que lo trágico radica en el que dirán si se enteran de que hay adicción en la familia, como si se tratara de un padecimiento mortal, pecaminoso y sin alternativa, como si el no poder volver a consumir fuera la causa del desastre emocional que hay que enfrentar.
En estos casos me gusta hacerles una reflexión cuando en las familias reaccionan así. Sí, en efecto, la mala noticia es que su familiar padece una enfermedad llamada adicción. La buena es que hay una solución, que existen tratamientos y que se puede recuperar y tener una vida normal si se pone en acción y sigue las indicaciones.
A diferencia de otras enfermedades incurables que auguran una vida en agonía y la muerte eventual, las adicciones tienen tratamiento y puede vivirse con ellas toda una existencia, siempre y cuando se aprenda a lidiar con sus detonadores y se mantenga en alerta permanente para no volver a recaer.
Así que podría ser que, saber que una persona padece de adicción puede ser no tan trágico como lo parece, sino que puede significar el inicio del cambio a una nueva forma de vida en la que se aprenderá a vivir sin tener que alcoholizarse, drogarse, apostar compulsivamente o tener alguna otra conducta adictiva, con todo y los beneficios que vienen con la recuperación.
Por supuesto que la tragedia y el caos se viven cuando el adicto está en consumo y por supuesto que la familia completa necesita apoyo, orientación y ayuda, eso nadie puede negarlo.
Pero cuando a través de un diagnóstico se le informa al paciente o a la familia que estamos frente a una adicción, a veces se les descompone el rostro como si estuviéramos anunciando una enfermedad mortal sin remedio, por lo que inmediatamente es importante darles la información de todas las alternativas que existen para recuperarse e invitarlos a iniciar el tratamiento lo más pronto posible.
Efectivamente, hasta ahora, la única solución para una adicción o dependencia es la abstinencia total, por lo que hay que decirle a la familia que lo peor que puede sucederle es que el paciente jamás vuelva a beber o a drogarse, a cambio de encontrar, si así lo desea, un camino hacia la recuperación y a la alegría de vivir.
Con una especialidad en Adicciones y prevención de Adicciones.
Director General de Comunicación Social en el Gobierno de Nuevo León del 2003 a 2009, en la Profeco Federal del 2017 al 2018 y de la SEGOB Federal del 2019 al 2021 además de muchas instituciones más y diferentes ejercicios periodísticos en diversos medios de comunicación.
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