NOTICIAS: 25.09.2021
Pero, ¿Cuál es mejor (o más bien, menos dañina) para la salud? ¿Engordan lo mismo? ¿Cuál da más resaca? Vamos a intentar responder a estas y a otras preguntas.
El vino emborracha más y más rápido
Por todos es conocido que el vino tiene una concentración de alcohol mayor que la mayoría de las cervezas, por lo que una cantidad determinada de vino nos emborrachará más que la misma cantidad de cerveza. Además, hay que señalar que, aún teniendo en cuenta el tamaño de las dosis estandarizadas, sólo una pinta de cerveza iguala en contenido alcohólico neto a una copa mediana de vino.
Además de ello, el alcohol del vino pasa más rápido al torrente sanguíneo que el de la cerveza, por lo que la ebriedad sobreviene de manera más repentina.
El vino es más calórico… aunque se suele beber menos
A pesar de la extendida creencia popular de que la cerveza engorda más que el vino, esto no es del todo así. De hecho, el vino es, para la misma cantidad de líquido, casi un 50% más calórico.
Esto se debe porque, mientras que es cierto que la cerveza contiene abundantes hidratos de carbono, el vino tiene un alto contenido en azúcar y un contenido alcohólico más alto, y ambas sustancias son más calóricas que los hidratos.
Sin embargo, es cierto también que la cantidad de cerveza que se suele consumir es bastante mayor que la de vino, algo que hay que tener en cuenta si estamos tratando de bajar de peso.
Es difícil decir cuál da más resaca
En este caso, es el vino el que suele llevarse una mala fama inmerecida, ya que existe el mito de que cuanto más oscura es una bebida, mayor es la resaca que produce. Esto, no obstante, no es del todo cierto.
Aunque se ha apuntado a que algunos componentes responsables del aroma y el color de las bebidas más oscuras podrían tener un cierto efecto ligeramente tóxico, lo cierto es que las investigaciones parecen apuntar a que la resaca que provocan la cerveza y el vino son muy similares.
¿Cuál es mejor (o peor) para la salud?
Muchísimas veces se ha hablado de supuestos beneficios para la salud tanto de la cerveza como del vino. Y aunque puede haber ciertos visos de verdad en muchas de estas afirmaciones, a menudo soportadas por investigaciones científicas, no hay que olvidar que ambas son bebidas alcohólicas.
Es decir, que los supuestos beneficios, según sabemos hasta ahora, no contrarrestan los daños que el alcohol puede causar a largo plazo en nuestra salud, con efectos como daños hepáticos o un aumento del riesgo de sufrir cardiopatías isquémicas y cáncer.
Con todo, y aunque la única cantidad de alcohol sin riesgo es 0, si se consumen con la adecuada moderación ambas bebidas pueden resultar deliciosas y placenteras y el riesgo para la salud es estadísticamente bajo.
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