NOTICIAS: 30.11.2021
Cuando los trastornos alimentarios son mucho más que comida
Cada 30 de noviembre se conmemora el Día Internacional de Lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA). Escribe Mara Fernández, psicóloga especialista en Trastornos de la Conducta Alimentaria.
Mara Fernández (M.N. 36031), psicóloga especialista en Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA)
El 30 de noviembre se conmemora el Día Internacional de Lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA). Promulgada en 2012, esta fecha tiene como propósito concienciar, informar e interpelar a los distintos actores sociales sobre esta problemática.
En Argentina, durante los últimos años, se ha producido un incremento preocupante de la incidencia de los desórdenes alimentarios (anorexia, bulimia, trastorno por atracón, vigorexia, ortorexia y alcohorexia).
Si bien no hay estadísticas oficiales, según los datos aportados por la Asociación de Lucha contra la Bulimia y Anorexia, en la actualidad, entre el 10 % y el 15 % de la población sufre algún trastorno alimentario.
Un trastorno de la conducta alimentaria es una alteración de tipo mental en la cual se ve afectada la modalidad de ingesta de alimentos. Suele comenzar a edad temprana, principalmente en la adolescencia, por lo que es importante prestar atención a posibles señales de alerta. Para que se desarrolle un TCA, se debe dar una combinación de factores: biológicos, psicológicos, sociales y familiares.
Aunque los trastornos alimentarios pueden comenzar con preocupaciones por la comida y el peso, son mucho más que una cuestión de comida. Las personas con trastornos alimentarios utilizan la comida y el control de esta como un intento para compensar los sentimientos y emociones que, de otra manera, son vistos como intolerables. Para algunos, la dieta, los atracones y la purgación pueden comenzar como una forma de lidiar con las emociones dolorosas y para sentirse en control de su vida personal, pero estos comportamientos dañan la salud física y emocional, la autoestima y la sensación de competitividad y control.
Quienes padecen un TCA son personas cuyo estado anímico se ve influenciado por el éxito o fracaso en su relación con la comida y con su imagen de sí mismo. Tienden a describirse a sí mismas en términos absolutos (bueno/malo, lindo/feo, correcto/incorrecto). Esta polarización refuerza la necesidad que tienen de controlar lo que comen. La búsqueda por alcanzar la delgadez extrema se traduce en una lucha psicológica en la cual las personas adoptan una conducta de desafío e independencia, pero la realidad es que sienten que no valen nada y no merecen que nada bueno les suceda.
Las redes sociales ponen en evidencia lo que queremos y no podemos ser. Amplifican estereotipos inalcanzables y estilos de vida irrealizables. Suelen promover la delgadez y belleza como sinónimos de éxito, lo que puede funcionar como disparadores de síntomas de TCA. Algunas cuentas de las redes sociales pueden fomentar malos hábitos alimentarios, sentimientos de rechazo al propio cuerpo y debilidad de autoestima. El público que consume las redes, aun sabiendo que muchas publicaciones son escenografías armadas o fotos «retocadas», en su afán por tener la vida o ser como ese influenciador al que sigue, puede incurrir en algunas conductas pocos saludables, incluyendo una alimentación restrictiva o compensatoria, con el objetivo de alcanzarlo.
Para aquellas personas que son más vulnerables ante la mirada de los otros, con una autoestima baja, insegura, exponerse a publicaciones, ya sea de los medios de comunicación o de las redes, que tengan relación con el estereotipo de belleza, o publiciten determinados productos para llegar al «cuerpo ideal», puede ser un estímulo para desencadenar un desorden alimentario.
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