NOTICIAS: 04.10.2022
Una menor de 16 años ha muerto en Toledo este fin de semana por esta práctica. Los retos virales crecen entre los preadolescentes gaditanos
ANDALUCIA. Hay peligrosas tendencias que encuentran en jóvenes en plena etapa de crecimiento y madurez su principal nicho. El principal problema llega cuando esas modas afectan a la salud, como está pasando con el peligro hábito de inhalar gas de recarga de mecheros. El pasado viernes una menor de 16 años falleció en un parque de la localidad toledana de Corral de Almaguer por absorber el gas. Pese a los intentos de los servicios sanitarios, la joven no pudo ser reanimada. El municipio ha decretado tres días de luto.
La menor fallecida estaba con un grupo de amigos rellenando mecheros con un bote de gas. El fatal desenlace lo causó que esta inhalara gas por la boca de uno de los encendedores. Esto le causó que se tambaleara y cayera al suelo, dándose un fuerte golpe. La Guardia Civil se encuentra investigando si lo que causó la muerte fue el gas o el fuerte golpe.
Efectos perjudiciales de inhalar gas
Los jóvenes están usando este método en sustitución del alcohol en muchos casos. Este gas causa una sensación de euforia y evasión de la realidad, lo que hace que muchos se aventuren a emplear esta peligrosa práctica. Sin embargo, a su vez genera dolor de cabeza, aturdimiento y hasta alucinaciones.
Y las consecuencias pueden ser aún más nefastas, pérdida de audición, neuropatía y afecciones al sistema nervioso central. Aspirar fuertes dosis de isobutano es tan peligroso que puede causar asfixia o insuficiencia cardíaca, provocando la muerte. O dicho de otra forma, un consumo de este gas causa hipoxia, una alteración en el cerebro fruto de la falta de oxígeno que llega a través de los vasos sanguíneos.
La hipoxia suele producirse también por inhalación de humos cuando hay incendios o por una intoxicación por monóxido de carbono. En este caso, la misma se produce por un consumo voluntario e inconsciente del gas isobutano. Una tendencia que preocupa a las autoridades, después de que una persona haya perdido la vida por esta práctica.
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