NOTICIAS: 30.12.2022
Cualquier comentario, imagen o vídeo en redes sociales o Internet puede perjudicar nuestra reputación digital. Por eso es importante saber gestionar desde niños la identidad digital de forma adecuada
MADRID. Para ser visibles en el mundo profesional, los jóvenes deben tener un perfil online. Ya sea para pedir o encontrar una beca, realizar unas prácticas o buscar el primer empleo, es importante haber ido creando una reputación digital que el día de mañana no les pueda perjudicar. ¿Cómo hacerlo? Te contamos qué deben tener en cuenta tus hijos al respecto.
Aspectos claves para la gestión de la identidad digital
Cualquier comentario, imagen o vídeo comprometido puede viralizarse, algo que puede perjudicar la reputación digital. De ahí la importancia de comenzar cuanto antes a gestionar una identidad digital cuidada y positiva.
“La identidad digital es un lienzo en blanco en el que plasmar diferentes pinceladas de lo que somos o nos gustaría ser. La clave reside en su continua actualización, ya que todo lo que se hace en la Red pasa a formar parte de dicha identidad”, explica Manuel Area, catedrático de la Universidad de La Laguna.
Area, junto a José F. Borrás y Belén San Nicolás, miembros del Laboratorio de Educación y Nuevas Tecnologías (EDULLAB), han realizado una guía para orientar a los jóvenes sobre qué aspectos son claves para la gestión de una identidad digital plena. Son los siguientes:
- 1. Contenidos para siempre. Hay que ser consciente de que lo publicado en la red permanecerá por siempre en ella. Por lo tanto, va a influenciar directamente en su identidad digital futura, tanto en el aspecto personal como en el profesional.
- 2. Espacio privado. Los jóvenes tienen derecho a su espacio personal en la red sin la intromisión de los padres. Esto nos empuja a crear una relación de confianza y respeto hacia ellos. Tenemos que trabajar esta área desde que son muy pequeños.
- 3. Un entorno común. La mejor forma de trabajar esta confianza es que los más pequeños hagan uso de estas herramientas digitales en un entorno común, como el salón, bajo supervisión y con un adulto que ejerza de guía de su aprendizaje, ya sea buscando páginas, vídeos o recursos de interés para el menor.
- 4. Los videojuegos pueden ser una ayuda. Los videojuegos no son malos. Les ayudan a desarrollar habilidades y destrezas que también pasarán a formar parte de su identidad digital. Lo importante es respetar la clasificación por edades, la gestión del tiempo que pasan con ellos y en qué circunstancias pueden usarlos. En casos en los que existen problemas de salud mental, como depresión, ansiedad o esquizofrenia, no son recomendables porque pueden agravar estos trastornos.
- 5. Una burbuja imposible. De poco servirá tener al niño en una burbuja sin tecnología. No querer que participen en el mundo digital no significa que otros no hablen de ellos y puedan configurar parte de su identidad con las imágenes o vídeos que compartan de nuestros hijos.
- 6. La identidad no es única e inamovible. Existen muchas herramientas para configurar la identidad digital: blogs, redes sociales, canales de vídeo… Una persona puede utilizar una o varias, pero tiene que ser cuidadoso en todas.
- 7. La usurpación de identidad está a la orden del día. Es imprescindible un uso responsable de las redes sociales y de la tecnología en general, configurando las opciones de privacidad y seguridad, eligiendo a quién agregan o con quién comparten contenido y favoreciendo entornos seguros solo con personas conocidas. Además, cabe recordar que para muchos niños y niñas la escuela es otra puerta por la que acceder al mundo digital. Conviene insistir que en este ámbito las precauciones para mantener la privacidad y la seguridad personales deben ser las mismas, como no compartir contraseñas personales con los compañeros de clase.
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