NOTICIAS: 12.08.2022
Hasta el 4% de los españoles podrían ser adictos a alguna conducta, un total de 1,7 millones de personas, las adicciones comportamentales pueden controlarse, pero nunca se exige la abstinencia total
MADRID. Que levante la mano quien se haya preguntado alguna vez: «¿Seré adicto al móvil?». La adicción es una patología mental severa, que no hay que banalizar. Pero la ansiedad que sentimos la mayoría al ser despojados de nuestros smartphones, u obligados a desconectar de internet, puede preocuparnos. El límite entre uso, abuso y adicción no es tan difícil de traspasar, y la mayor parte de las veces ocurre sin que el adicto llegue a percatarse. Un centro en Madrid intenta resolver esas dudas: se llama AdCom y cualquiera puede pedir una cita para saber si su uso de las redes, los videojuegos, las compras o el sexo son normales o patológicos. Allí realizaremos un cribado que nos dará respuestas.
Una compañera de profesión decía hace años: «Me voy de compras, que tengo una depresión de 50 euros». Una broma que esconde algo de verdad: hay actividades que nos generan reacciones en el organismo muy parecidas a la felicidad. La mayor parte de las personas somos capaces de limitar esas actividades a momentos puntuales, pero hasta un 4% de la población se deja llevar por ellas, y controlan su vida. En palabras de Ricardo Hodann, psicólogo clínico del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Gregorio Marañón, «la conducta se hace dueña de la persona».
Y entonces se genera lo que se llama una adicción comportamental. Es decir, que un comportamiento, una actividad, una acción, es nuestra particular droga. Son adicciones en aumento, sobre todo las de nuevas tecnologías, videojuegos o redes sociales. Unas patologías de las que es difícil salir, porque «no puedes aislar al paciente, los estímulos a los que es adicto están en la vida diaria, social, y va a tener que volver a interactuar con ellos. Tiene que aprender a controlar la interacción: no puedes prohibir tener ordenador o móvil, tienes que enseñarle a manejar esos instrumentos de manera que ellos no manejen su vida», explica el psicólogo clínico, al frente ahora de AdCom, el primer centro público de Madrid que trata estas adicciones.
Autocita online para saber si soy adicto
El centro es pionero por muchos motivos, pero uno de ellos es su accesibilidad: cualquiera puede ir a consulta. No es necesario que un médico de cabecera nos derive a un especialista y éste nos solicite la suya. Si usted tiene dudas de si es adicto a las redes, o si su hijo lo es a los videojuegos, puede pedir una cita online.
En la propia página web de la comunidad de Madrid (que aparece cuando se teclea en cualquier buscador «adcom madrid») reconocen que «muchos de nosotros comprobamos mensajes, correos mientras estamos en el autobús, en el trabajo, en la cafetería, en el teatro, o en medio de la noche, o nos sentimos un poco perdidos y desamparados cuando nos separan de nuestras nuevas tecnologías y gastamos cada minuto que nos sobra en navegar, o escribir o jugar con el móvil. Es cierto, pero ¿realmente eso nos hace adictos?«.
En AdCom pretenden responder a esta pregunta, tranquilizar al grueso de la población y tratar a los que sí presentan conductas patológicas. Así, en esa sesión se realiza el cribado. En grupos de ocho personas un profesional va haciendo preguntas para obtener una escala psicométrica. Y a cada solicitante se le envía el resultado por e-mail:
- Si la persona no tiene adicción ni hace un uso patológico de las redes, los videoojuegos, el sexo, las compras o el juego y las apuestas, se le informa.
- La escala intermedia es el abuso. Es el uso compulsivo de una de estas herramientas. Entonces, se le hacen una serie de recomendaciones para no traspasar la línea de la adicción.
- Cuando sea detecta que alguien es adicto se le cita para iniciar un tratamiento
Desintoxicación’ entre 12 y 24 semanas
Es entonces cuando comienza el trabajo más duro. Este centro es ambulatorio, es decir que se tratan estas adicciones sin ingresar al paciente. Solamente se requerirá ingreso de las personas que, además de esta adicción, tengan alguna patología mental de riesgo. Explica Hodann que «la dificultad añadida de estas adicciones es que no puedes pretender la abstinencia total». Cuando alguien es alcohólico, o drogadicto, se le desengancha y se pretende que no vuelva a probar esas sustancias. Pero ir a comprar, tener móvil o redes sociales e incluso practicar sexo es parte de la vida diaria y habitual. Así que se enseña a la persona a encontrar un equilibrio en la práctica de estas conductas o en el manejo de estas herramientas.
El tratamiento dura entre 12 y 24 semanas y abarca a psiquiatras, psicólogos clínicos, trabajadores sociales y enfermeras. Los pacientes con adicciones comportamentales «no suelen requerir ingreso porque, aunque estas adicciones tienen consecuencias muy graves en la vida de las personas (en el ámbito laboral, económico, familiar, social)… no suelen llevar aparejada una incapacidad para desenvolverse en su vida, o de reintegrarse».
En tres semanas que lleva operativo, el centro ha realizado 40 evaluaciones y ha puesto en tratamiento a 15 personas. Hodann espera que en septiembre comiencen a llegar adolescentes -tratan a menores a partir de 12 años- y poder ayudarles en los usos compulsivos que hacen de las nuevas tecnologías. En AdCom tratan cinco adicciones comportamentales:
- Al juego y las apuestas.
- A los videojuegos.
- A las redes sociales.
- Al sexo.
- A las compras.
En España hasta 1,7 millones de personas podrían tener una adicción comportamental.
Cómo saber si puedo tener una adicción
El psicólogo clínico del hospital Gregorio Marañón de Madrid enumera las señales de alarma que se pueden analizar en caso de que sospechemos que tenemos una adicción comportamental:
- «La primera es el abuso, cuando el tiempo que dedica es claramente excesivo», explica el psicólogo. Estaríamos hablando de 10 horas diarias.
- El siguiente paso en un mal uso de estas herramientas es la tolerancia: «La persona cada vez necesita esa conducta más veces al día o más tiempo para sentirse satisfecha».
- Otra señal de alarma es el síndrome de abstinencia. Que, ojo, no es la ansiedad que podemos sentir la mayoría si nos quitan el móvil, por ejemplo. «Es un malestar físico evidente, muy intenso, hasta ataques de pánico, cuando no accedemos a ese comportamiento que necesitamos», explica Hoddan.
- «Y ya la adicción, que se detecta cuando la conducta tiene consecuencias negativas en áreas importantes de la vida: me afecta en el trabajo, a las relaciones con mi familia, a los estudios. Ahí tienen que saltar todas las alertas y hay que pedir ayuda», recomienda el experto.
Hodann advierte que «salir de esto es igual de difícil que una adicción a sustancias, con la dificultad añadida de que no puedes conseguir ni pedir una abstinencia total. Pero con tratamiento, aunque sea complejo, se sale. Eso sí, hay que ser consciente de que en todas las adicciones hay recaídas».
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