NOTICIAS: 11-12-2020
4 de cada 10 padres ve las pantallas como fuente habitual de conflicto y muchos admiten no ser buen ejemplo. 4 de cada 10 padres ve las pantallas como fuente habitual de conflicto y muchos admiten no ser buen ejemplo.
La otra pandemia, la digital: el confinamiento y la restricciones disparan el tecnoestrés
Esta es una de las conclusiones que se desprenden de la segunda edición del estudio el Impacto de las pantallas en la vida familiar. Los adolescentes, realizado por empantallados.com y GAD3 a partir de una encuesta y grupos de trabajo con adolescentes y padres.
El protagonismo que las pantallas tiene en la vida de los adolescentes preocupa a muchos padres, aunque para la mayoría, ofrecen más oportunidades que riesgos. No obstante, uno de cada cuatro aseguran que el móvil es fuente habitual de conflicto, y ocho de cada diez aplica alguna regla sobre su uso: horarios (72% de los hogares) y restricciones sobre su uso en determinados lugares y momentos, como las comidas y el dormitorio (54%), son las más habituales.
Pero su doble condición de padres y de usuarios les aboca, dicen los autores del estudio, a grandes contradicciones: ¿cómo limitar y desengachar a los adolescentes del móvil cuando admiten que ellos, por trabajo o por diversión, no saben o no pueden desconectar?
Reglas de uso
El 72% aplica horarios y el 54% restricciones en ciertos momentos
«La cuestión es que cuando se trata de adicción o abuso de las pantallas, los padres, que deberían ser los educadores, tienen el mismo problema que los hijos; en el resto de problemas habituales de la adolescencia, los padres ya los han superado y pueden marcar el camino a los hijos; pero en la adicción al móvil es difícil que puedan ayudar al adolescente a salir de ello cuando los propios padres y madres están luchando contra ella», explica Narciso Michavila, sociólogo y presidente de GAD3.
Sin embargo, dice, sigue siendo fundamental, como en todo los relacionado con la educación, que los padres sean ejemplo de comportamiento y les ayuden a un uso equilibrado de los dispositivos que no los desconecte de la vida analógica ni de las habilidades sociales.
Es difícil que puedan ayudar al hijo a salir de la adicción cuando están luchando contra ella
A este respecto, los resultados de la encuesta llaman la atención sobre la dependencia que la autoestima adolescente tiene de las redes sociales, de su imagen digital. El 85% de los padres consultados afirma que para los adolescentes las redes sociales son irrenunciables, estar en ellas es «fundamental para sentirse reconocidos y valorados». De hecho, un 42% de ellos dice que es «muy importante» para su autoestima.
Quizá por ello la mayoría de progenitores también piensa que, si privaran a su hijo de las pantallas durante un tiempo prolongado, eso les provocaría aburrimiento, ansiedad o rebeldía. El aspecto positivo es que tres de cada cuatro confían en que su hijo encontraría una alternativa, frente a los que opinan que se encerraría en su habitación.
En todo caso, el estudio apunta la necesidad de que los padres ayuden a los adolescentes a cultivar una sana autoestima y les eduquen en habilidades sociales y hábitos intelectuales en los que la tecnología no siempre ayuda: sentido crítico, constancia, concentración…
A través de los grupos de discusión, los autores del informe han detectado que una de las principales preocupaciones de los padres es cuándo darles el primer móvil. Opinan que la edad recomendada son 13 años, si bien consideran adecuado esperar hasta los 15 para que el niño o niña tenga perfil propio en las redes sociales, una idea que no comparten los chavales, para quienes móvil es sinónimo de estar en redes.
Mientras son pequeños los padres suelen hacer un seguimiento exhaustivo de lo que hacen los hijos cuando están conectados, y entre los 14 y 15 años, cuando explota la socialización digital de los adolescentes, estos se suelen sentir muy controlados por los padres. Pero, a partir de los 16, se observa que comienza otra etapa en la que los padres piensan que ya han hecho una labor educativa y optan por un modelo de «confianza».
Sobre la edad
Los padres creen adecuado dar el móvil a los 13 años y que tengan perfile en redes a los 15
Otro aspecto en el que se observa el protagonismo de las pantallas en la vida de los adolescentes, dicen los autores del informe, es cuando se proyectan en el futuro, ya que muchos aspiran a profesiones en las que la tecnología es el instrumento principal.
Los padres afirman haber oído a sus hijos o a los amigos de sus hijos decir que quieren ser youtuber (41%), gamer (37%) o influencer (27%).
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