NOTICIAS: 17.04.2022
Las conspiraciones mueven cantidades ingentes de dinero en la red.
MADRID. Cuando Facebook eliminó de su plataforma a docenas de grupos antigubernamentales “Freedom Convoy” de Canadá a principios de este año, no lo hizo debido al extremismo o las conspiraciones que proliferaron dentro de los diversos movimientos de protesta. Fue porque esos grupos estaban siendo dirigidos por estafadores para obtener dinero de manera ilícita. Amplias redes de spammers y especuladores, algunos con sede en lugares tan lejanos como Vietnam o Rumania, habían establecido grupos de trabajo utilizando cuentas de Facebook falsas o pirateadas en un intento de ganar dinero con la agitación política.
Ganar dinero con la indignación política
Que las redes extranjeras de estafadores de las redes sociales se hayan aprovechado de un tema político divisivo no es nada nuevo. Antes de las investigaciones sobre las operaciones de las fábricas de trolls rusas durante las elecciones presidenciales de Estados Unidos, y los conflictos de la guerra cultural por la moderación del contenido, uno de los mayores desafíos a los que se enfrentaban las plataformas de redes sociales eran los especuladores que promocionaban noticias falsas y spam a cambio de dinero fácil. Cientos de sitios web que imitaban a medios de comunicación legítimos promocionaban su contenido en las redes sociales y obtenían jugosos ingresos publicitarios del tráfico que generaban.
Plataformas como Facebook han tomado medidas enérgicas contra esas actividades fraudulentas desde el año 2016, pero la industria mundial de la desinformación permanece y se está expandiendo cada vez con más potencia. En los últimos años, estas redes de desinformación con fines de lucro se han aprovechado de la popularidad de los movimientos conspiranoicos y los grupos de extrema derecha en Internet, creando contenido dirigido a los manifestantes contra las vacunas y a los seguidores del opaco grupo QAnon.
Desinformación con ánimo de lucro
Es difícil saber el alcance exacto de la industria de la desinformación, ya que funciona como parte de una economía clandestina y se presenta en varias formas. Además de las fábricas de contenido y los esquemas de ingresos publicitarios, existen empresas privadas en todo el mundo que son contratadas para crear un compromiso falso o promover la propaganda política. Solo en 2021, Facebook dijo que eliminó 52 redes de influencia coordinadas en 32 países que intentaron dirigir o corromper el debate público por objetivos estratégicos.
Además, las redes pequeñas pueden tener un impacto descomunal si utilizan de manera eficaz los grupos online para organizarse y recaudar fondos. En el caso de las cuentas de Freedom Convoy, muchos de los grupos de Facebook más grandes involucrados parecían estar dirigidos por cuentas falsas o fábricas de contenido provenientes de numerosos países. Facebook eliminó a muchos de estos grupos, pero no antes de que los partidarios del Convoy recaudaran más de 7 millones de euros en crowdfunding y generasen una atención generalizada en las redes sociales.
Un entramado muy bien planeado
Investigaciones recientes han arrojado luz sobre cómo funcionan algunas de estas operaciones de desinformación, y siempre siguen el mismo patrón: aprovecharse de la indignación de la gente para bombardearla con desinformación y convertirla en fanática de una causa. Así es mucho más fácil sacarles después el dinero.
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