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Deudas y ruina: la herencia de la ludopatía en Andalucía

NOTICIAS: 26.07.2021

El Defensor del Pueblo Andaluz, Jesús de Maeztu, considera que «la adicción al juego va en aumento» y «que merece la misma sensibilidad social que la que existe con otras adicciones».

 

ANDALUCIA. El problema de la ludopatía en Andalucía preocupa al Defensor del Pueblo, Jesús de Maeztu. Esta semana mantuvo un encuentro con diputados de Unidas Podemos y tras él instó a la Junta de Andalucía a tomarse muy en serio el asunto.

La ludopatía, considera el Defensor, «es una adicción como el alcohol o el tabaco, y no debería promocionarse el juego al igual que no se hace con otras adicciones». En esta línea, el Defensor del Pueblo Andaluz señala que «la adicción al juego va en aumento» y ha considerado «que la ludopatía merece la misma sensibilidad social que la que existe con otras adicciones».

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define de este modo la enfermedad: «Un trastorno caracterizado por la presencia de frecuentes y reiterados episodios de participación en juego de apuestas, los cuales dominan la vida del/la enfermo/a en perjuicio de sus valores y obligaciones sociales, laborales, materiales y familiares;(…) esta conducta persiste y a menudo se incrementa a pesar de sus consecuencias sociales adversas tales como pérdida de la fortuna personal, deterioro de las relaciones familiares y situaciones personales críticas»

El Gobierno, formado por una coalición de PP y Ciudadanos, es consciente de que hay que intervenir: «El juego patológico constituye un auténtico problema sociosanitario que, en la sociedad actual, ha adquirido unas dimensiones y una envergadura más que notable debido sobre todo a las nuevas posibilidades y cauces para el juego que facilitan las tecnologías de la información y la comunicación», aseguró el consejero de Salud, Jesús Aguirre (PP), a finales de junio en el Parlamento de Andalucía. El Gobierno andaluz, en lo que va de año, según sus datos, ha atendido ya a más de 2.054 personas.

«Gran parte del problema radica en las casas de apuestas. Podemos decir que es el inicio del jugador. Las están montado muy cerca de los colegios e institutos para normalizarles ese tipo de locales de juego. Hoy muchos jóvenes quedan en las casas de apuestas, se toman sus copas allí y ese es el inicio de la mayoría de los jóvenes al juego», afirma José Jiménez presidente de Asejer, una asociación que se ocupa solo en Sevilla de atender a unas 200 personas que tienen problemas de ludopatía.

Además de la realización de estudios y del diseño de programas específicos de prevención y atención a adolescentes y jóvenes, el Gobierno andaluz ha aprobado en fechas recientes una nueva regulación–después de haber recurrido varias decisiones de ayuntamientos que, como el de Cádiz, querían impedir que se levantasen casas de apuestas a menos de 500 metros de los colegios–. Así, las nuevas casas de apuestas en Andalucía deberán tener una distancia mínima de 150 metros a los centros de enseñanza reglada no universitaria (colegios e institutos). Para Maeztu esta distancia «es muy mínima, por no decir insuficiente totalmente».

En su análisis, el Defensor señala también que «en las zonas más vulnerables es donde más proliferan las casas de apuestas, porque las personas piensan que es una salida a su situación económica y social». Maeztu destacó la importancia de que existan normas y se cumplan las leyes existentes.

Jiménez pone el ejemplo de Sevilla, donde, afirma, está a punto de abrir una casa de apuestas en Torreblanca, un barrio popular, con altas tasas de paro, en el que hay gente que vive del invento. «Buscan el dinero del trapicheo. ¿Al empresario no le importa la procedencia del dinero ni a quién hace daño ni nada?».

El negocio del juego privado movió en Andalucía, según los últimos datos disponibles –los de 2019–, 2.200 millones de euros. De ellos, la gran mayoría, más de 1.600 millones, se gastaron en las máquinas tragaperras; otros 150 millones se dedicaron a las apuestas; 220 a los casinos, y 240 a los bingos, incluidos los electrónicos. De esos 2.200, se devolvieron a los jugadores 581 millones, según la estadística oficial. Desde el año 2014, el volumen de gasto en estas actividades no ha dejado de aumentar año tras año.

La adicción

«Salir se puede salir –afirma Jiménez a Público–: yo soy el primer ejemplo. Una vez que me rehabilité, decidí ayudar. Uno de los primeros compromisos es no jugar a nada, ningún tipo de juego. No solo al juego que nos ha traído hasta aquí. Las asociaciones antes [recibíamos] personas mayores de 45 años, ahora, la mayoría está entre los 18 y los 25. Hay un cambio en la tipología de los juegos. Ahora son mucho más adictivos. Y afecta más a los jóvenes. Está en la sociedad, publicitado por todas partes».

Los últimos datos disponibles, recogidos en un informe del Defensor de enero de 2020, revelan que, a pesar de que la entrada está prohibida para personas menores de 18 años, los jóvenes juegan en los locales de apuestas. La última encuesta sobre uso de drogas en enseñanzas secundarias en España en 2018, del Ministerio de Sanidad –efectuada a 35.369 chicos y chicas de entre 14 y 18 años– expone que un 6 % de ellos afirma haber jugado dinero en Internet y un 14% haber jugado dinero de forma presencial.

El proceso, según Jiménez, es el siguiente: «Una vez que tienes la adicción creada, no quieres estar en sitios públicos, empiezas a hacer todo tu juego online, que es más privado y lo puedes hacer en cualquier sitio. Así, tus amigos no se dan cuenta. No quieres que nadie te recrimine que pasas hora tras hora jugando. Cuando llegan a la asociación, vienen ya con deudas entre los 10.000 y los 30.000 euros. Es una adicción. Las familias llegan desestructuradas y arruinadas. No hemos perdido un pulmón o el hígado, pero tenemos problemas que nos va acostar media vida ponerle solución».

«Suele ser algún familiar el que llama interesándose y quiere saber que puede hacer por su hijo o hija. Le atendemos, luego hacemos una toma de contacto y le informamos más ampliamente de las posibilidades que tiene de autoprohibirse. Una vez que tienen toda esa información, si es necesario, pasas a la cita con psicólogos y a las terapias», afirma Jiménez.

Así lo describe Jiménez: «Pierdes el control de tus impulsos. No eres capaz de cortar una actividad a pesar de que sabes que te está haciendo daño. El azar siempre te pone en tu sitio. El día que tienes pérdidas, vuelves al día siguiente, y llegas a tener más pérdidas todavía. No piensas más que en jugar y recuperar, pero te endeudas, pides microcréditos, y problemas laborales, y de toda índole».

Fiscalidad

La portavoz del grupo parlamentario de Unidas Podemos por Andalucía, Inmaculada Nieto, considera que «tanto el Estado como la mayor parte de las Comunidades Autónomas están tomándose muy en serio el auge de la adicción al juego y la proliferación de las casas de apuestas». Sin embargo, según Nieto, «en Andalucía las empresas han encontrado en la Junta un verdadero aliado». «La Junta está sentada del lado de la mesa de las grandes empresas de las casas de apuestas», aseguró Nieto, algo que, a su juicio, se puede comprobar al observar las «repetidas bonificaciones fiscales de la Junta de Andalucía a las casas de apuestas, así como el recorte que han llevado a cabo en el plan andaluz contra las adicciones».

La Junta de Andalucía ingresó hasta noviembre de 2020 unos 58 millones de euros menos –de 128 millones a 70– que en el mismo periodo del año anterior de la tasa que aplica a los juegos de suerte, envite o azar. La cifra supone un descenso del 44,7%, muy por encima de la caída general de la recaudación, del 5%, según los datos oficiales.

Además de los efectos negativos de la pandemia, los fuertes beneficios fiscales otorgados en efecto por el Ejecutivo andaluz explican este desplome.

Remacha Jiménez: «Hay demasiados negocios de este tipo en general. Ya hay demasiada oferta de juego en la calle. Es un negocio lícito que paga sus impuestos, pero que puede producir una enfermedad para las personas que lo consumen. Deberían utilizar parte de esos ingresos para tratar la ludopatía. Las familias se merecen que los responsables de la salud deben de dar tratamiento y si no lo dan apoyar a las asociaciones. Las asociaciones, que somos el primer frente de ayuda, estamos sin recursos. Hay asociaciones en Andalucía que están a punto de desaparecer. La pandemia nos ha castigado muchísimo y la administración en lugar de apoyar, se dedican a apoyar al empresario, siempre con la excusa de los empleos que crean».

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