NOTICIAS:06.10.2021
El uso incorrecto de los móviles en niños puede causar estragos en la autoestima, la salud mental o la capacidad de atención, entre otros
CANARIAS. Los Smartphones nos han facilitado la vida en muchísimos aspectos, de ello no cabe duda. De hecho, hemos normalizado tanto su uso que muchas veces pasamos por alto los riesgos y peligros que entraña el uso de dispositivos tecnológicos, especialmente cuando hablamos de los riesgos a los que niños, niñas y adolescentes están sometidos en la red.
Algunos de los peligros derivados del uso incorrecto de los Smartphones son de sobra conocidos: adicción al móvil, sobreexposición en las redes sociales, ciberbullying… Pero no son los únicos. El uso abusivo o incorrecto de los móviles puede acarrear otras consecuencias que debemos tener muy en cuenta si queremos evitar que nuestros hijos las sufran.
1. Cómo afecta el uso del móvil al cerebro de los niños
Uno de los principales peligros del Smartphone en niños y adolescentes es la conocida como sobreestimulación: la recepción o exposición excesiva a estímulos que nos producen una fuerte reacción sensorial.
Como indica la investigadora y divulgadora Catherine L’Ecuyer, “con la sobreestimulación, baja la sensibilidad, sube el umbral de sentir y necesitamos cada vez más estímulos”. Es decir, cuando nos acostumbramos a recibir tantos estímulos, cada vez necesitamos recibir más cantidad y más intensidad para “saciar” o incluso entretener a nuestro cerebro.
La psiquiatra Marian Rojas explica en esta ponencia que “la atención se encuentra en la parte superior del cerebro, en la corteza prefrontal, zona que se encarga de la atención, de la concentración, de la resolución de problemas y del control de impulsos”. Así pues, si exponemos a nuestros hijos a la sobreestimulación, “su capacidad de atención se verá afectada, porque cuanto más estimulo la atención con una herramienta exterior, peor funciona en mi cerebro”.
2. Cuando salir de casa sin Smartphone no es una opción
Otro de los peligros que entraña el uso abusivo de los Smartphone está ligado a la adicción a las pantallas y el malestar que genera la desconexión digital. En esta tesitura nacen conceptos como nomofobia (no-mobile-phone-phobia), que define el miedo irracional a no disponer del teléfono móvil, o FOMO (Fear of Missing Out), que hace referencia al miedo a perderse algo cuando no se tiene acceso a las redes sociales.
Es muy importante que tengamos en cuenta que, como apunta Marian Rojas, “todo niño tiene en su infancia o adolescencia un momento en el que tiene una crisis personal, en que la vida no le llena y su cerebro busca una vía de escape. Esta vía de escape es muy importante, porque cuando crecemos nuestro cerebro recuerda la vía de escape que utilizaba en la infancia, si es el alcohol, las drogas, las redes sociales… por eso, cuando hay una adicción durante la juventud, el cerebro te la recuerda durante toda la vida”.
3. Los delitos cibernéticos en niños y adolescentes
Otros peligros que se pueden encontrar nuestros hijos e hijas en la red tienen que ver con los delitos cibernéticos: acoso escolar online, adultos que se hacen pasar por menores para embaucarles o extorsionarles (grooming), o difusión de imágenes de contenido sexual sin consentimiento, entre otros.
Como nos explica la experta en medios digitales María Lázaro en el curso “Redes sociales para madres y padres”, “se trata de una problemática en constante aumento. En España, el ‘Estudio sobre cibercriminalidad’ del Ministerio del Interior muestra que cada día al menos seis menores de edad (o más bien, sus padres o madres), formalizan una denuncia por un ciberdelito. Eso cuando se animan a denunciar, algo que no siempre ocurre”.
También explica María Lázaro que “no existe un perfil único de cibervíctima, pero entre los menores sí hay un claro sesgo: el género marca la diferencia. Ellas (las niñas y las adolescentes) son en mayor medida la diana de la violencia online. En concreto, el 65 % de las víctimas son mujeres. Amenazas, coacciones y agresiones de carácter sexual a través de medios online son los principales ataques que reciben. Desde que se inicia la violencia hasta que sale a la luz, el proceso suele ser largo. El miedo, la vergüenza o, incluso, el sentimiento de culpa ejercen de freno para que el niño, niña o adolescente pida ayuda”.
4. Los peligros del Smartphone en la autoestima y la salud mental
El uso abusivo de los móviles en general, y de las redes sociales en particular, también tiene efectos sobre la autoestima de niños y niñas. Como explica el psicólogo Santos Solano, “si existe a nivel cultural un ideal del cuerpo perfecto, lo que nosotros hacemos a nivel psicológico es interiorizarlo. El punto de inicio de la interiorización y cuando más peso tiene es durante la adolescencia. Luego, una vez lo hemos interiorizado, lo que hacemos es compararnos, lo que genera mayor satisfacción o insatisfacción y, entonces, ponemos en marcha conductas para intentar acercarnos a ese ideal”.
«Desde la inclusión de las redes sociales, los niveles de malestar referidos al cuerpo han aumentado»
La diferencia entre los cánones de belleza de otras épocas con respecto a los actuales reside en que antes “solían ser ideales bastante lejanos: una modelo, un actor, etc. Pero, desde la inclusión de las redes sociales, los ideales de belleza son más cercanos. Parece que esa persona perfecta tiene una cuenta igual que tú, y te puedes aplicar filtros que te acerquen más a ese ideal… Por lo tanto, sabemos que los niveles de malestar referidos al cuerpo están aumentando en la actualidad”.
Este fenómeno está llevando a muchos jóvenes a no conformarse con los filtros y a querer pasar por el quirófano. De hecho, en España se producen 400.000 operaciones estéticas al año, y cada vez son más las personas que acuden a especialistas para intentar parecerse a ese yo idealizado de las redes sociales.
En definitiva, la sobreestimulación, los delitos cibernéticos, las adicciones o los estragos en la autoestima y la salud mental son algunos de algunos de los efectos que las tecnologías pueden tener en nuestros hijos e hijas. Por eso, si queremos evitar que los sufran, debemos prepararles para hacer un uso adecuado de sus Smartphones y las redes sociales. De la misma forma que no les dejaríamos solos en el mar sin haberlos enseñado a nadar, no podemos dejarles expuestos a las tecnologías sin haberles educado para ello.
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