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La pandemia agrava más la situación de las mujeres con adicciones que la de los hombres

Una mujer tomando una bebida alcohólica. GTRES

NOTICIAS: 21.04.2021

Así lo señala la memoria anual de 2020 de Proyecto Hombre Cataluña. El 57,8% de las atendidas sufre problemas de salud mental, frente a un 19,8% de los atendidos. Hay más mujeres que hombres con conflictos de pareja. Entre ellas predomina la dependencia del alcohol y entre ellos, de la cocaína.

 

«Llamé a la puerta de Proyecto Hombre sin dignidad, sin autoestima, con sentimiento de culpa y muy deprimida. Estaba hecha una chapuza. Las primeras sesiones fueron muy duras, pero salí adelante», ha contado este martes María, que como la mayoría de mujeres que en 2020 acudieron a esta ONG para las adicciones en Cataluña, el 55,1%, lo hizo por su dependencia del alcoholEllas, aunque representan solo el 15,1% de las personas atendidas, han protagonizado la presentación de la memoria anual del año pasado de la entidad. Y es que su director, Oriol Esculies, ha alertado de un «empeoramiento» de las mujeres adictas respecto a los hombres coincidiendo con la llegada de la pandemia.

La organización ha señalado que ellas «afrontan situaciones de menos apoyo familiar y mayor dependencia económica, invisibilidad y estigma social». Este último factor contribuye a que inicien el tratamiento a una edad más avanzada que los hombres, de una media de 41,3 años, mientras que la de ellos es de 39,3.

El informe, el primero de la entidad que estudia el comportamiento de las personas según su género, muestra, asimismo, que el 57,8% de las atendidas sufre problemas de salud mental, frente a un 19,8% de los atendidos, algo que se relaciona con que tardan más en pedir ayuda, por lo que lo hacen cuando llevan más años de consumo. También apunta que un 75,6% de las mujeres tiene conflictos con su pareja, porcentaje que se reduce a un 64,5% en los hombres. Entre el colectivo femenino, ha señalado la directora técnica de Proyecto Hombre Cataluña, Cristina Vidal, hay «muchos casos de víctimas de abuso emocional, físico o sexual».

Además, aunque un 14,3% de las mujeres cuenta con estudios superiores por un 11,9% de los hombres, ellas tienen el paro, las pensiones y otras prestaciones sociales como principal fuente de ingresos en el 51,2% de los casos y ellos solo en el 37,1% -el 45,9% vive de su trabajo-.

La memoria también señala que mientras que lo más habitual es que el colectivo femenino demande tratamiento por adicción al alcohol, lo más común es que el masculino lo haga por dependencia de la cocaína. Las alcohólicas fueron el 55,1% en 2020 por el 35,6% de cocainómanas, mientras que entre los hombres estos porcentajes fueron del 31,7% y el 53,4% respectivamente.

En relación con estos últimos datos, María, que ha explicado que el 28 de abril recibirá el alta tras tratarse por una recaída en el alcohol «después de 23 años» sin consumir, ha criticado que existen «muchos prejuicios» sobre las mujeres que beben. «Ver a una mujer borracha es terrible, y sin embargo, las estadísticas muestran que lo que más consumen las que tienen adicciones es alcohol», ha lamentado, y ha advertido de que «cualquier persona puede convertirse en adicta y nadie está por encima de nadie».

«Yo, la enfermedad, la rechazaba. Ahora la abrazo. Porque ando con ella. Tengo que andar con ella, puesto que la tendré toda la vida. Esto es el que he aprendido, y me ha ayudado mucho a estabilizarme emocionalmente. No solo he dejado de consumir, sino que he crecido como persona», ha afirmado también María.

Por su parte, Vidal ha apuntado que el alcohol es una sustancia legal y de fácil acceso, por lo que «la percepción de riesgo es menor» y que su uso es muchas veces «doméstico, lo que hace el consumo «invisible». «Es una sustancia depresora asociada a la soledad y a la insatisfacción personal», ha añadido.

Acerca del conjunto de personas atendidas en 2020, sin diferenciar entre hombres y mujeres, el informe de la entidad refleja que la cocaína fue la sustancia principal de consumo en el 50,8% de los casos. Este porcentaje se mantiene elevado desde hace más de una década y tiene una tendencia creciente en los últimos años, ha indicado Vidal. A la cocaína le siguieron el alcohol (35%), la heroína (4,5%) y el cannabis (3,6%).

La media de edad de los atendidos fue de 39,8 años, y solo el 41,3% tenía en el trabajo su fuente principal de ingresos al iniciar el tratamiento, mientras que un 37,1% dependía de subsidios como el paro, las pensiones u otras prestaciones. Un 33,2% no tenía estudios o únicamente contaba con los primarios, un 54,4% tenía estudios secundarios y un 12,4%, superiores. La mayoría reconocía tener conflictos graves con su familia (49,2%) o su pareja (67%) y un 25,5% sufría una patología dual, pues además de ser adictos, tenían problemas de salud mental.

Proyecto Hombre Cataluña atendió a un total de 1.279 personas en 2020, cerca de un 16% menos que el año anterior (1.520), una disminución que Esculies ha atribuido al confinamiento y los problemas de movilidad por la Covid-19. «Pese a la pandemia hemos seguido atendiendo a mucha gente», ha celebrado.

Ha apuntado, asimismo, que a causa de la crisis del coronavirus, «las personas llegan en una peor situación económica y «con un entorno más tensionado». «No han subido las adicciones ni ha habido un incremento de las demandas de ayuda, pero sí se han agravado los problemas de los adictos», ha asegurado.

También ha indicado que la pandemia ha dificultado que los usuarios realizaran los tratamientos, aunque se ha mostrado satisfecho de la efectividad de las sesiones telemáticas, y que ha hecho más complicado el acceso a la droga. «Sin embargo, el circuito del narcotráfico es muy resiliente y busca mecanismos alternativos para vender. A día de hoy se vende mucho por internet», ha dicho.

El director de Proyecto Hombre Cataluña, además, ha apuntado que «más allá de la crisis sanitaria, existe una crisis social y económica que hace presuponer que las necesidades de atención a la drogodependencia serán iguales o aún mayores» en los próximos años, por lo que ha reclamado más recursos para la atención a las adicciones. 

Por su parte, Rocío, otra usuaria de la ONG, ha pedido a la sociedad «que no juzgue, porque esto es una enfermedad y un problema y hay que ayudar». Ha contado que llevaba «10 años con drogodependencia» y a raíz de un accidente que tuvo con sus hijos dijo «se acabó» y acudió a la entidad en noviembre de 2019. «Cuando llegas no comes, no tienes higiene, ni horarios, ni nada, y aquí te enseñan a estructurar tu vida y a tener unos valores», ha destacado Rocío.

Fuente: 20 Minutos

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