Patología Dual (Dual Disorders en inglés) es el término que hace referencia a una condición clínica: la coexistencia de adicciones y otros trastornos mentales. En este caso el orden es importante, ya que reafirma que las adicciones son trastornos mentales como pueden ser la depresión o la ansiedad; trastornos, por otra parte, que nadie elige sufrir.
Cabe destacar en ese sentido que no es lo mismo usar alcohol u otras sustancias que tener un trastorno adictivo. Solo el 10% de las personas expuestas a sustancias con capacidad adictiva acaban desarrollando una adicción, un porcentaje que disminuye hasta el 1% en el caso del juego. Las situaciones sociales nos ponen en contacto con estas sustancias con potencial adictivo, pero son factores individuales, genéticos y neurobiológicos los que determinan la vulnerabilidad de una persona a desarrollar una adicción.
Patología dual es lo que se espera al tratar trastornos mentales. No es una excepción. La investigación ha establecido que más del 75% de las personas que sufren trastornos mentales graves tienen además un trastorno por uso de sustancias. Esto es, patología dual. Desde el otro lado del espejo, la totalidad de las personas con adicción presentan, además, según la neurociencia clínica, otros trastornos mentales. Es decir, patología dual.
A pesar de estos datos apabullantes, el Sistema Nacional de Salud ignora la patología dual. La Estrategia Nacional sobre Salud Mental, al igual que sucede con los planes regionales de salud mental, no hacen referencias a la patología dual. Más aún, el Sistema Nacional de Salud no aborda el tratamiento de las adicciones. Para ello, se han creado redes paralelas que dependen de las CCAA o de los Ayuntamientos. En la sanidad privada, por su parte, las compañías aseguradoras emulan al sistema público y rechazan tratar cualquier problema adictivo en sus coberturas, dejando sin asistencia a pacientes que optan por ocultar esta condición clínica.
Nos encontramos ante personas que sufren diferentes trastornos mentales, incluidas adicciones, y que tienen dos puertas de entrada al sistema sanitario (salud mental o adicciones), lo que da lugar al llamado «síndrome de la puerta equivocada». Esta situación genera un increíble aumento de la morbimortalidad en estos pacientes y de sufrimiento para ellos y sus familias. Esta dejación del sistema público ha abierto espacio al surgimiento de muchas iniciativas privadas, muchas de ellas de dudosa calidad científica en relación a los cuidados que ofrecen a estos pacientes.
Como consecuencia de esta situación, la formación de residentes en patología dual es también muy deficiente. Se sigue hablando de ‘tóxicos’ para referirse a las drogas -que son sustancias psicoactivas que actúan como psicofármacos en el cerebro-, lo que además de ser un inmenso error conceptual, aumenta también el estigma y la discriminación de tantos y tantos pacientes.
El reconocimiento de la patología dual supondría un cambio de paradigma en la prevención primaria de las adicciones: pasar de la ‘guerra contra las drogas’, en la cual se han invertido ingentes cantidades de dinero público sin ningún resultado, para dirigirse entonces a las personas vulnerables, de acuerdo a los hallazgos de las neurociencias en esta tercera década del siglo XXI.
También garantizar a las personas con patología dual un tratamiento integrado. Es decir, un tratamiento que aborde al mismo tiempo todas las manifestaciones de los trastornos mentales, incluidas las adicciones. Un tratamiento que, como sucede con cualquier otra enfermedad, debe ser bio-psico-social.
Al respecto, a nivel biológico estamos asistiendo a la publicación de importantes novedades investigadoras que vienen de la mano, precisamente, de estas ‘drogas’ y que esperamos puedan estar en un futuro cercano disponibles para los médicos, psiquiatras y, sobre todo, para los pacientes. Hoy en día se está estudiando el uso de sustancias alucinógenas para tratar de forma conjunta a los trastornos afectivos y el trastorno por uso de alcohol; el uso de estimulantes para tratar el TDAH que se presenta junto a un trastorno por juego de apuestas o cuadros clínicos nuevos como chemsex; o el uso de agonistas o antagonistas del sistema opioide para tratar trastornos afectivos junto a la impulsividad, los trastornos por uso de alcohol, así como también para modular el sistema nicotínico o cannabinoide endógeno para tratar manifestaciones afectivas, cognitivas y conductuales.
Desde la Sociedad Española de Patología Dual, que esta semana organiza su 24º congreso, seguiremos reivindicando el reconocimiento de la Patología Dual, liderando la formación en este campo y acercando el conocimiento científico a la clínica, que es lo que esperan nuestros pacientes, las familias y la sociedad.
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