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Los monos podrían tener la culpa de que nos guste el alcohol

NOTICIAS: 10.04.2022

Un nuevo estudio apoya la hipótesis del ‘mono borracho’, o lo que es lo mismo, los humanos heredamos la afición al alcohol de nuestros antepasados primates.

MADRID. En 2014 el biólogo de la Universidad de California en Berkeley, Robert Dudley, escribió un libro en el que proponía que nuestra atracción por la bebida surgió hace millones de años, cuando nuestros antepasados simios y monos descubrieron que el olor del alcohol les conducía a la fruta madura, fermentada y nutritiva. Un nuevo estudio viene a apoyar la hipótesis de Dudley que en su día llamó la hipótesis del “mono borracho”.

Mono araña comiendo fruta

Shutterstock

El actual estudio ha sido dirigido por la primatóloga Christina Campbell, de la Universidad Estatal de California en Northridge (CSUN, en sus siglas en inglés), y en él ha colaborado su estudiante de posgrado Victoria Weaver. Lo que hicieron fue recoger la fruta que comían y desechaban los monos araña de manos negras (Ateles geoffroyi) en Panamá. Descubrieron que la concentración de alcohol en la fruta solía estar entre el 1 % y el 2 % en volumen. Esto es un subproducto de la fermentación natural de las levaduras que se alimentan del azúcar de la fruta que está madurando.

Además, los investigadores recogieron y analizaron orina de estos monos que viven en libertad. Lo que vieron fue que esta contenía metabolitos secundarios del alcohol. Este resultado demuestra que los animales utilizan el alcohol como fuente de energía.

«Por primera vez, hemos podido demostrar, sin lugar a dudas, que los primates salvajes, sin interferencia humana, consumen fruta que contiene etanol», dijo Campbell. «Este es solo un estudio, y hay que hacer más, pero parece que puede haber algo de verdad en esa hipótesis del ‘mono borracho’: que la proclividad de los humanos a consumir alcohol proviene de una afinidad muy arraigada de los primates frugívoros (que comen fruta) por el etanol que se encuentra de forma natural en la fruta madura».

Robert Dudley expuso las pruebas de su teoría acerca de por qué a los humanos nos gusta consumir alcohol hace ocho años en el libro El mono borracho: por qué bebemos y abusamos del alcohol. Las mediciones mostraron que algunas frutas conocidas por los primates tienen un contenido natural de alcohol de hasta el 7 %. Pero en aquel momento no se tenían datos que demostraran que los monos o los simios buscaran y comieran preferentemente frutas fermentadas, o que digirieran el alcohol de la fruta.

Para el nuevo estudio, los investigadores de la CSUN se asociaron con Dudley y el estudiante de posgrado de la Universidad de California en Berkeley, Aleksey Maro, para analizar el contenido de alcohol en las frutas. Maro además está realizando un estudio sobre el contenido de alcohol en la dieta a base de frutas de los chimpancés de Uganda y Costa de Marfil.

«Es (el estudio) una prueba directa de la hipótesis del mono borracho», dijo Robert Dudley. «En primer lugar, hay etanol en los alimentos que consumen, y comen mucha fruta. Luego, en segundo lugar, están metabolizando el alcohol: los metabolitos secundarios, el glucurónido de etilo y el sulfato de etilo salen por la orina. Lo que no sabemos es qué cantidad están comiendo y cuáles son los efectos desde el punto de vista conductual y fisiológico. Pero es confirmatorio».

El estudio, que aparece este mes en la revista Royal Society Open Science, se llevó a cabo en un lugar de campo, la isla de Barro Colorado, en Panamá, donde Dudley ha investigado a menudo y donde empezó a pensar en el papel del etanol en la dieta de los animales y en cómo podría influir en nuestro disfrute y abuso del alcohol.

Los investigadores descubrieron que la fruta que los monos araña olfateaban y mordían habitualmente tenía concentraciones de alcohol de entre el 1 % y el 2 %, aproximadamente la mitad de la concentración de las cervezas de bajo contenido alcohólico. La fruta también ha sido utilizada durante milenios por las poblaciones indígenas de toda América Central y del Sur para hacer chicha, una bebida alcohólica fermentada.

«Es probable que los monos comieran la fruta con etanol por las calorías«, dijo Campbell. «Obtendrían más calorías de la fruta fermentada que de la no fermentada. Las mayores calorías significan más energía».

Respecto a si los animales sienten los efectos embriagadores del alcohol que sí experimentamos los humanos, Dudley tiene sus dudas. «Probablemente no se emborrachan, porque sus tripas se llenan antes de alcanzar niveles de embriaguez», dijo. «Pero les está proporcionando algún beneficio fisiológico. Tal vez, también, hay un beneficio antimicrobiano dentro de los alimentos que están consumiendo, o la actividad de la levadura y los microbios pueden estar predigeriendo la fruta. No se puede descartar eso», afirmó el biólogo.

Según Campbell, la necesidad de que los monos consuman muchas calorías puede haber influido de forma similar en las decisiones de los ancestros humanos a la hora de elegir qué fruta comer. «Los ancestros humanos también pueden haber seleccionado preferentemente la fruta cargada de etanol para su consumo, dado que tiene más calorías», dijo. «Los efectos psicoactivos y hedónicos del etanol pueden provocar igualmente un aumento de las tasas de consumo y de la ganancia de calorías».

Referencia:

Campbell et al. 2022. Dietary ethanol ingestion by free-ranging spider monkeys (Ateles geoffroyi). Royal Society Open Science. DOI: 10.1098/rsos.211729

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