NOTICIAS: 23.02.2022
David López recomienda que los adolescentes jueguen un máximo de dos horas los fines de semana, y la mitad los días lectivos.
Los chicos siguen siendo los que más tiempo pasan con la consola o el ordenador jugando a videojuegos, una actividad que no tiene porqué suponer un problema mientras su práctica no afecte negativamente al resto de tareas diarias. Algunos expertos hablan de «poner límites» como una pauta fundamental para que los niños desarrollen relaciones sanas con las nuevas tecnologías.
Según el informe ‘Adicciones comportamentales 2020‘, del Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones, en España el 6,1% de los estudiantes de entre 14 a 18 años presenta un potencial trastorno por uso de videojuegos. «Este porcentaje se duplica (12,1%) cuando la población de referencia es la de estudiantes que han jugado a los videojuegos en el último año», explican desde la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas.
Esta diferencia se acentúa todavía más cuando se habla de sexos, ya que este porcentaje «supera el 10% entre los chicos mientras que entre las chicas el dato es inferior al 2%«. Además, con mayor prevalencia cuando el menor tiene entre 14 y 15 años.
La Organización Mundial de la Salud no incluye el trastorno por videojuegos en su ‘Clasificación Internacional de Enfermedades’ hasta el 2018. Desde la OMS lo definen como «un patrón de comportamiento de juego (juego digital o videojuego) caracterizado por un control deficiente sobre él, aumentando la prioridad de este sobre otras actividades, junto a la continuación del juego a pesar de la ocurrencia de consecuencias negativas».
Niños más vulnerables
«El videojuego es como una guarida oscura que te lleva al aislamiento progresivo», es la metáfora que utiliza el psicólogo David López para explicar la relación que hay entre la adicción a los videojuegos y otros trastornos de la psique. Cuenta que hay adolescentes más «vulnerables» que otros a padecer este tipo de adicciones. Son aquellos con «ansiedad, un trastorno obsesivo, depresión, fobia o ansiedad social, TDH (déficit de atención e hiperactividad), así como aquellas personas con menos apoyo psicosocial».
Señales de alerta
Llamar al niño para que baje a cenar, pero que prefiera quedarse jugando o que llamen por teléfono y que no lo escuche porque tiene atención plena en el juego son algunos de los ejemplos de conducta más comunes en niños con adicción a las nuevas tecnologías. «No tienen una relación acorde con lo que está pasando«, explica el psicólogo.
David López habla de dos criterios muy importantes a la hora de determinar si un paciente tiene o no adicción a los videojuegos. Por un lado, conocer cuál es el proceso de dependencia que le perpetúa en esa conducta. En segundo lugar, determinar cuáles están siendo las consecuencias tanto físicas como psicológicas que está generando ese tipo de comportamiento.
«Creo que no es tan importante el tiempo que una persona pasa jugando a los videojuegos, sino la funcionalidad que tiene esa conducta», explica. Además, explica que no solo cuenta el tiempo que se está jugando, sino también el que se invierte en «pensamientos o hablar de ello con los amigos«.
Para aquellos adolescentes con problemas de ansiedad o para socializar con otros, López habla de que los videojuegos presentan una doble trampa. Por un lado, «la falsa sensación de socialización» que se tiene al comunicarse online con otros jugadores. Por otro, la «pérdida absoluta de habilidades sociales porque no se está ‘cara a cara'».
Algunas señales de alerta pueden ir desde problemas de atención y concentración, un estado mental disperso para aquellas actividades que nada tiene que ver con el juego hasta una concentración exagerada en el juego. Por otro lado, la adicción a los videojuegos puede ir acompañada de insomnio, inquietud y angustia cuando no se juega, trastorno de sueño y/o de alimentación.
Consejos para evitarlo
«Establecer límites en el tiempo de juego y hacerlos cumplir«, es una de las pautas básicas que establece este psicólogo para que los jóvenes desarrollen buenos hábitos con las nuevas tecnologías. «Recordarles siempre que los juegos vendrán después de las obligaciones, algo así como un privilegio y una recompensa».
En cuanto a los límites de tiempo, López recomienda un máximo de dos horas los fines de semana, y que no se superen los 30 o 60 minutos los días lectivos. «Jugar a videojuegos debe ser como un privilegio que se gana». Por último, también es importante promover otro tipo de actividades (al aire libre, deportes, extraescolares…).
En los casos en los que ya existe una adicción, el psicólogo es tajante «hay que retirarlos completamente«, pero a diferencia de las adicciones a sustancias tóxicas, esto no es algo para toda la vida, sino que tras la reeducación, pueden volver a jugar. El proceso sería «quitar, trabajar y gestionar las emociones de esa persona para que esté mejor sin el juego, y por último, la reeducación para un posterior acercamiento«, concluye.
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