NOTICIAS: 21.01.2022
Elisabete Weiderpass dirige la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer que elabora los informes en los que se basa la OMS para sus recomendaciones.
Laura M. Lombardía
ARAGON, “Hay muchas sustancias de las que tenemos evidencia clara de que son carcinógenas, pero siguen en el mercado. Es una decisión política, no científica”. Lo afirma con la rotundidad que confiere el conocimiento de lo que se habla Elisabete Weiderpass, directora de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), el organismo en cuyos informes se basan las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta investigadora, que ha impartido una conferencia en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), es epidemióloga del cáncer, autora de más de 700 publicaciones científicas. Nacida en Brasil y asentada en Lyon (Francia), ha trabajado en el Instituto Karolinska (Suecia) y en la Universidad del Ártico (Noruega), entre otras instituciones.
En una entrevista realizada por miembros del CNIO, también subraya que el consumo de cualquier cantidad de alcohol, sea cual sea, aumenta el riesgo de cáncer: «No hay una cantidad que sea segura”. Y añade que “muchas mujeres no son conscientes de que el consumo de alcohol, incluso moderado, aumenta el riesgo cáncer de mama”.
«El alcohol es una sustancia carcinógena, y punto. El consumo de cualquier cantidad de alcohol aumenta el riesgo de cáncer. No hay una cantidad segura. La curva del riesgo es lineal, cuanto más consumas, más aumenta tu riesgo de padecer cáncer. Es muy interesante la relación de la exposición al alcohol con el riesgo de cáncer de mama, evidente en estudios en muchos países europeos. Muchas mujeres no son conscientes de que aumenta el riesgo cáncer de mama, y de que es un riesgo prevenible», afirma.
Al ser preguntaba sobre si la reglamentación europea es adecuada o debería ser más estricta respecto a la autorización de sustancias química en Europa, su respuesta es tajante: «La reglamentación europea no solamente tiene en cuenta la evidencia científica sino también las consecuencias económicas. Hay muchas sustancias de las que tenemos evidencia clara de que son carcinógenas, pero siguen en el mercado. Es una decisión política, no científica. Como científica, creo que la evidencia científica debe tener un peso muchísimo más importante. Pero los políticos son los que deciden qué pesa más en sus decisiones. Por ejemplo, la polución atmosférica es un carcinógeno. ¿Cuál es el nivel de polución permisible en los diferentes países del mundo? En China se permiten niveles de contaminación 400 veces más altos que en Europa. Son decisiones políticas, no científicas».
Respecto a si los ciudadanos deberíamos ser más exigentes en lo que se refiere a estas políticas, Elisabete Weiderpass afirma que es «muy importante» que los ciudadanos, y los niños en las escuelas, entiendan mejor qué es la evidencia científica. «Hoy hay una contaminación informativa inmensa. En estos temas no es igual de importante la opinión de una persona cualquiera que la de un científico, si lo que se quiere es tener información de calidad. Hace 60 años que sabemos que el tabaco tiene sustancias carcinógenas, pero aun así la gente fuma».
De hecho, hoy se sabe que los factores ambientales influyen de forma clara en el desarrollo del cáncer: «Lo que conocemos hoy es que entre el 40% y el 50% de los cánceres pueden prevenirse. Sobre todo, los relacionados con el tabaco: cerca del 20% de todos los cánceres están directamente ligados al tabaquismo. El alcohol es un factor importante en cerca del 5% de los cánceres, y la dieta que lleva a la obesidad también es un gran factor de riesgo. Luego hay otros factores que contribuyen menos, pero son importantes, como la exposición a carcinógenos ambientales en lugares de trabajo, y a radiación».
En relación a si hay evidencias de que la exposición a compuestos usados en la industria, como el bisfenol A, aumentan el riesgo de cáncer, Elisabete Weiderpass recuerda que la Agencia Nacional de Seguridad Sanitaria francesa ha publicado un estudio sobre este compuesto, y la conclusión es que está asociado al cáncer, pero también a problemas de reproducción, diabetes, etcétera. Se trata de la investigación más importante sobre el bisfenol A, y ha llevado a que en Francia exista ya una legislación que limita la exposición de población que se considera en riesgo, y a que se haga un control más exhaustivo de esta sustancia.
Respecto a si el aumento de casos de cáncer guarda relación con factores ambientales, como la contaminación y un estilo de vida poco sano, la experta asegura que
la combinación de factores (tabaco, alcohol, dieta inadecuada, obesidad, poca actividad física, exposiciones químicas, etcétera) determina el riesgo de las poblaciones de desarrollar un cáncer, infartos o un accidente cardiovascular. «Y también hay un proceso estocástico, es decir, las células tienen también una probabilidad de que se produzca un error en su replicación que haga que una persona desarrolle una enfermedad».
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