NOTICIAS: 04.11.2021
Tenemos un problema y es grave. Pero existe solución. Es el esperanzador mensaje en que se resume la larga e intensa conversación radiofónica mantenida en Hoy por Hoy Aranda con Manuel Fuentes Gómez, director de Proyecto Hombre en Burgos, una de las organizaciones con más larga y reconcida experiencia en la respuesta a las situaciones sociales y personales que generan las adicciones.
Sin paños calientes a la hora de certificar el problema y su dimensión (amplia y creciente) este experto señala paralelamente que hay variadas alternativas para la prevención y también para la recuperación de los jóvenes que viven ya con este problema y para sus familias. Con dos advertencias: no es fácil y no existe un manual de instrucciones que aplicado garantice el éxito. Esta ambivalencia entre los mensajes preocupantes y esperanzadores recorre la larga e intensa conversación de Manuel Fuetes con Valentín García y Elena Lastra, en un paso más dentro del ciclo que programas con los que Radio Aranda pretende acercar el problema cada vez más extendido del consumo de cannabis entre adolescentes.
Si un mensaje han dejado claro los dos primeros programas (el impactante testimonio de un joven exconsumidor y el coloquio entre profesionales de los servicios sociales, la seguridad ciudadana y la sanidad entorno a este problema) es que Aranda tiene un problema con el consumo de marihuana entre adolescentes. Y la conversación con Manuel Fuentes comienza ratificando que, efectivamente, Aranda no es una excepción en una sociedad en la que el consumo de esta sustancia se ha banalizado. “Tenemos un problema importantísimo, sobre todo por la falta de conciencia y la normalización del consumo de esta dorga por parte de toda la sociedad, que relativiza el consumo de cannabis, haciendo comparativas, por ejemplo con el consumo de alcoholo, lo cual no deja de ser paradójico porque nuestra sociedad ya tiene un problema con el alcohol.” La impresión del director de Proyecto Hombre es que la normalización del cannabis (“no es legal, pero existe un sentimiento como si, en la práctica, lo fuera”) ha sido una de las causas que está generando no sólo que el inicio en su consumo se haya adelantado, sino especialmente que cada vez sea una práctica más extendida entre adolescentes.
Aunque las estadísticas que Fuentes aporta para acercarnos a la dimensión del problema son de ámbito regional y nacional, indica que en este aspecto “el caso de Aranda también es representativo” además de apuntar que los estudios que ellos mismos hacen vienen a coincidir con las cifras oficiales. Si hablamos de “consumo frecuente” en edades de entre 14 y 18 años, el promedio es el 17,1%. Y como el porcentaje va de menos a más, en la edad de 14 años el porcentaje es del 9%, mientras que a los 18 es del 25,6%. “Son datos a tener muy en cuenta, porque el cannabis es un perturbador del sistema nervioso”. Y es que una de las primeras batallas que tienen que dar quienes trabajan en este ámbito es la de combatir las falsedades que se generalizan entorno al consumo de esta sustancia. “Es muy frecuente que se oiga que esta es una droga que no genera adicción. No es cierto. Afecta muchísimo al estilo de vida. Afecta a la motivación, concentración, memoria, repercute en salud mental y claro que llega a generar una auténtica adicción.” Una afirmación avalada por la experiencia de muchos años trabajando con jóvenes afectados y con sus familias. En Aranda, concretamente, Proyecto Hombre Burgos desarrolla el programa “Proyecto Joven”, a través del cual se atiende a jóvenes de una horquilla que va entre los 12 y los 21 años, aproximadamente, que ya se han iniciado en el consumo de estas sustancias. Y se trabaja también con sus familias. Especialmente, con sus familias.
¿Cuál es el origen y el motivo del consumo de estas sustancias entre adolescentes?
Los propios datos con los que cuenta Proyecto Hombre indican que los jóvenes a los que atienden porque buscan ayuda, ellos o sus familias, lo hacen en un 84% por consumo de cannabis y en un 70% por consumo de alcohol, lo que ya indica que ambos van asociados en un muy elevado número de casos. Ambas cosas se han converido en muchas ocasiones en “ritos de paso” y llegan a colocarse en el centro de la diversión de los chavales. “Cuando estas prácticas se introducen a esta edad, una edad de transición, de crecimiento, de maduración, en las que las relaciones entre iguales son muy importantes, adquieren el valor de ritos de paso. Empiezan siendo algo anecdótico, pero van avanzando hasta formar parte de la forma de diversión. Y esto entra a competir con otros factores en el desarrollo de los adolescentes en un momento delicado: la formación, el estudio, otro tipo de ocio, las relaciones con iguales… La persona se está formando y el consumo de estas sustancias es cada vez más incompatible, por ejemplo, con hacer deporte, y por eso es tan importante en la prevención” detalla Fuentes. “Pero también interfiere en la forma de relacionarse, porque el sistema de valores que conlleva va limitando las habilidades sociales. Si afecta a la motivación, concentración y memoria, los resultados académicos se van resintiendo. Y las relaciones familiares se deterioran, porque todo lo anterior genera conflictividad. Deteriora la calidad de vida de la familia y del propio muchacho. Y esto se convierte en un círculo vicioso que es difícil de romper y que a veces necesita ayuda especializada para buscar una solución.”
Aunque las razones del consumo son muchas y entre los adolescentes y jóvenes es frecuente la mencionada, vía rito de paso y ambiente social de diversión, “también hay un tipo de consumo que busca la anestesia del dolor emocional. En ese caso debemos buscar como resolver el dolor original. Si resolvemos esa causa la adicción deja de ser necesaria” indica Fuentes. Pero el perverso mecanismo de la adicción también se refleja en cómo se retroalimenta: “En muchas ocasiones se comienza consumiendo por diversión, pero se consolida el consumo para evitar sentirse mal por los problemas que va generando la propia situación. Acaba siendo una espiral”.
El papel de la familia cuando se detecta el consumo
Y si la familia es uno de los pilares fundamentales siempre, lo es de forma particularmente intensa cuando hablamos de adolescentes. También cuando ya hay un inicio en el consumo. “No podemos hacer una generalización. A veces la familia sabe lo que ocurre y lo que tiene que hacer y es capaz de reconducir la situación. Pero a veces se sienten desbordadas” detalla Manuel Fuentes. “A veces lo que hay que hacer no es lógico o no es evidente. No se ve claramente. Y nos puede pasar a cualquiera. Ahí hace falta un asesoramiento. La familia siempre puede implicarse, pero estas situaciones generan muchísima angustia, porque ¿qué te llega más al alma que un hijo o una hija? Y esa presión e impotencia es lo que muchas veces nos impide reaccionar ante la conflictividad que se genera en casa, o la cerrazón que muchas veces manifiestan los jóvenes, porque son situaciones muy difíciles de manejar.” Pero ante esa situación de bloqueo, hay respuesta. “Con un asesoramiento, con un apoyo, una orientación certera, la respuesta a esas situaciones de conflictividad se pueden ir regulando” manifiesta convencido Fuentes. “De lo que se trata es de ayudar a la solución para que el joven se dé cuenta del problema, que tome conciencia, se haga responsable de sus actos y tome decisiones en beneficio de su vida”
La familia suele ser en la gran mayoría de los casos de consumo en adolescentes quien percibe un problema del que el afectado no tiene conciencia. Y también es la forma a través de la cual estos profesionales tratan de llegar a cambiar su actitud. “Puede ser que al principio los adolescentes vengan presionados u obligados” reconoce Fuentes. Pero las cosas cambian “si ven que hay aspectos que mejoran y que son importante para ellos, porque no es verdad el estereotipo de que les da todo igual”. El director de Proyecto Hombre detalla, por ejemplo, la enorme importancia que tiene para estos jóvenes la familia. O sentirse comprendidos, por ejemplo.
La importancia de abordar el problema cuanto antes
Uno de los mensajes más importantes que deja este expertos es el de abordar el problema en cuanto se detecten las primeras señales de alerta. La aparición de fracaso escolar, absentismo, conductas inadecuadas en casa, ruptura de normas y límites “son conductas, por la experiencia que tenemos, que pueden estar llamando a la puerta del consumo posterior” advierte Fuentes. “Y ese es un muy buen momento para intervenir. En este tema lo característico es que cuanto antes se atajan los problemas, mucho mejor se resuelven.”
Señales que son indicios de un problema
Ni es fácil ni es matemático detectar que está apareciendo un problema. Incluso a veces reconocerlo es un enorme encontronazo con la realidad. “Puede ocurrir y son muchos casos los que vemos, que los padres se encuentran con la sorpresa cuando ya el problema es ya importante” reconoce el director de Proyecto Hombre Burgos. “Pero hay comportamientos que pueden estar dando la señal, aunque no sea en todos los casos”. Entre esos aldabonazos de que tras determinados comportamientos puede haber un problema de consumo Fuentes detalla por ejemplo la existencia de una cerrazón permanente a la comunicación con los padres o en la familia, o que comiencen a romperse normas y límites. “La verdad es que tenemos mucho despiste con los chavales, porque por un lado tardamos mucho en hacer adultos a los jóvenes, que mantienen criterios infantiles en el ámbito social durante mucho tiempo, pero por otra parte les pedimos que se comporten como adultos mucho antes. Y eso hace que la supervisión se relaje, y, por ejemplo, haya horas de llegar a casa que no son adecuadas. Los horarios son muy importatnes. A veces con la regulación y control de los horarios se resuelven muchas cosas. Y, como en otros aspectos, hay que verificar y tener un seguimiento de cómo van las cosas y no bajar la guardia. Y buscar el equilibrio: ni ponernos muy estrictos con la adolescencia, ni desaparecer.”
¿Hay manual de actuación?
“Vamos a ser claros en este tema: no hay manua de instrucciones. Si fuera tan fácil sólo habría que seguir unos pasos ya marcados y todos los problemas se resolverían. Y no todos los casos son iguales. Pero sí podemos decir que hay claves y sabemos que hay cosas que funcionan.” Entre ellas el director de Proyecto Hombre en Burgos incide en equilibrio entre el afecto y la firmeza en la relacion con los adolescentes. “Hay que hablar y tratar de entender, pero no podemos abdicar de nuestra responsabilidad como padres” explica Fuentes. “No quiere decir que los padres sean la causa del problema, no tiene nada que ver con esto, pero siempre tienen parte en la solución. Hay muchachos que funcionan debidamente de siempre y necesitan muy poca supervisión, pero otros no. Y hay que dar a cada uno lo que nos van pidiendo las circunstancias. No hay un manual de instrucciones. Pero hay claves que ayudan: normas y límites, acercarse, buscar la comunicación, tratar de entender, hacer un seguimiento, dar confianza cuando las cosas van bien, no solo señalar lo malo sino también lo positivo, hay que frustrales… y esto está dicho muy en general, porque luego hay que ver como es cada joven y cómo es la relación familiar.
No es tan sencillo encontrar la solución apartándoles de raíz del entorno en el que han comenzado o han desarrollado el consumo. Pero sí es importante ofrecer alternativas, actividades distintas en los que el propio adolescente encuentre otros entornos.
Persistir
Si intervenir cuanto antes es determinante para revertir con más facilidad el problema del consumo en un adolescente, la clave fundamental del éxito para que salga de esta situación es la persistencia. Que no es lo mismo que el empecinamiento. “Estos problemas son muy desgastantes y muy desesperantes. Pero no hay que tirar la toalla, pese a todo. Y si vemos que el camino que hemos tomado no funciona, la solución no es empeñarse, sino buscar otra cosa más adecuada: si lo intentamos solos y no funciona, buscar a un profesional. Si con este profesional llega un momento que el camino no avanza, buscar otra ayuda. En ocasiones no es tan simple como parece y a veces hay casos en los que la causa no está clara, pero una vez que se descubre se encuentra la solución más adecuada.”
¿Tiene cifras la esperanza?
Pese a la dureza de todas las afirmaciones previas que dibujan un panorama inquietante para los padres, merece la pena reseñar el convenimiento del director de Proyecto Hombre Burgos del éxito mayoritario de los procesos que se inician para revertir los hábitos de consumo de estas sustancias entre adolescentes. Aunque es imprescindible ser cautos en los mensajes. “El porcentaje de quiene abandonan el consumo varía mucho en función de las franjas de edad y de la cronicidad del problema. Pero cuando hablamos de adolescentes los porcentajes de recuperación son altísimos, lo que no quiere decir que sean rápidos. Por nuestra experiencia hay éxito por encima del 80% de los casos. Y prácticamente en todos se consigue una mejora muy significativa.”
Entre los factores que marcan la diferencia en los procesos cabe subrayar, una vez más, el papel de la familia. “Un indicador muy importante es que haya buena colaboración de la familia. Si la hay del hijo, todavía mejor, pero no siempre la hay y sin embargo acceden a los cambios que los padres les van proponiendo a través de nosotros” detalla Manuel Fuentes “Si los padres no tiran la toalla, aunque sea dificil, aunque sea duro, aunque sea largo, lo normal es que a lo largo del tiempo se vaya encontrando la salida del problema. No siempre es así, pero sí en la mayor parte de los casos, aunque si hay una cronicidad mayor es más dificil y los porcentajes de éxito bajan.”
Una de las claves que marcan la diferencia hacia el éxito en la recuperación del adolescente y más esperanza genera es la persistencia. “Es importantísima. Por nuestra experiencia hemos constatado que es una de las variables que más correlacionan con resolver el problema” afirma Manuel Fuentes con contundencia.
La importancia de las alternativas que ofrece la sociedad
Si la charla con este experto comenzaba atribuyendo a toda la sociedad la responsabilidad en banalizar el problema, también en toda ella se encuentra parte de la solución, sobre todo en ser capaces de ofrecer alternativas a los adolescentes y jóvenes. “La responsabilidad de la sociedad ante esta situación es generar alternativas saludables para nuestros niños, jovenes, adolescentes: deporte, cultura, fomento de la creatividad son algunas de las más importantes” detalla Fuentes. “Si hay un déficit de alternativas nos lo ponen a todos mucho más difícil, porque quienes tienen interes en que las drogas se consuman y hacer un negocio entorno a ello ya se encargan de generar ese consumo y de crear el “marketing” de estas sustancias que está en la calle. Por eso que existan alternativas tiene que ser una demanda fundamental.”
¿Y los que dicen “no” al consumo?
Manuel Fuentes es cauto a la hora de analizar qué influye en un adolescente para rechazar las drogas, pero vuelve a dar claves. Apela a factores externos e internos. Entre los primeros “un entorno donde hay un elevado consumo entre los muchachos de tu edad genera mayor riesgo que un entorno donde solo consume un 20%. Las probabilidades de partida ya son distintas. No es lo mismo un entorno con ocio saludable que no tener alternativas” reflexiona el director de Proyecto Hombre.
Más complejo es detectar los factores internos, pero sí está demostrado que quienes tienen más elevada la autoestima y saben ser asertivos, diciendo sí y no según su criterio y no el de otros, manejan mejor la negativa. “Hay muchachos más vulnerables que otros, por eso siempre es bueno promocionar la asertividad, la autoestima y la seguridad a la hora de elegir” propone Manuel Fuentes, quien añade como valores que promocionar entre los adolecentes para que tengan herramientas propias contra el consumo de sustancias “tener criterio, enseñarles a pensar y que ellos vayan desarrollando pensamientos. Desarrollar elementos de juicio. Y que no sean cortoplacistas. Casi todo lo que merece la pena en la vida no se consigue a corto plazo. Implica saber esperar y tenemos que saber transmitirselo a nuestros hijos. El mundo de la droga aprovecha mucho el placer inmediato. Pero lo que de verdad da satisfacción no es lo que se consigue de forma inmediata.”
Este es el compendio que Fuente propone. “Todo lo que hagamos por fomentar esto van a ser factores de protección del consumo.”
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